"Solo Casado puede parar a Ayuso... si quiere"

Isabel Díaz Ayuso entró el miércoles en el chat de los miembros del Gobierno de la Comunidad de Madrid y escribió un mensaje agrio en el que aseguró que no tenía que dar ninguna explicación sobre el apartamento (o apartamentos) que utiliza desde que se declaró el estado de alarma.

Aparentemente enfadada, escribió algo así como que “solo faltaría que al final tenga que dar explicaciones hasta del supermercado en el que compra”. Que es un asunto personal y que no tiene que explicar nada a nadie, dijo.

Eso es lo único que ha contado la presidenta de la comunidad a sus compañeros de Gobierno desde que estalló el asunto. Especialmente a sus socios de Ciudadanos, con los que gobierna en coalición, y que aseguran que cada día están más incómodos con Ayuso.

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No solo por el asunto de los apartamentos, sino antes por la dimisión de la responsable de Salud Pública, la fiesta en la puerta de Ifema, sus fotos con apariencia de santidad y, especialmente, por la estrategia y el tono que utiliza la presidenta en sus intervenciones públicas sobre la pandemia.

Este jueves, lo ha vuelto a hacer en el pleno de la Asamblea, usando su intervención para arremeter contra el Gobierno central y para alentar protestas callejeras en pleno confinamiento para evitar contagios del coronavirus.

No hay que olvidar que ese confinamiento es fruto del estado de alarma que se ha prorrogado gracias al acuerdo de Pedro Sánchez con Inés Arrimadas. Y contra ello se manifiestan en el barrio de Salamanca, alentados por Ayuso. El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, de nuevo, ha usado un tono diferente al de Ayuso: "Las protestas son legítimas, en esto consiste la democracia, pero hay que respetar las medidas de seguridad y prevención sanitaria".

Incluso, ese malestar trasciende a Ciudadanos y llega a sectores del PP, especialmente a barones regionales del partido que consideran que esa actuación de Ayuso les perjudica. Porque eclipsa la agenda que pretende impulsar Pablo Casado y porque choca con la actuación de presidentes autonómicos del PP como el castellanoleonés Alfonso Fernández Mañueco, que no solo dialoga con la oposición sino que, en su caso, ha firmado un pacto con el líder socialista regional, Luis Tudanca, con medidas para hacer frente a los efectos de la pandemia.

El lunes, Casado presentó su plan para la semana, con su Gobierno en la sombra, pero las noticias sobre el PP fueron las de los enredos de Ayuso.

“Solo Casado puede pararla, si quisiera, y no parece que quiera”, aseguran en ese sector, y hoy por hoy el líder del PP la apoya plenamente. Casado y su entorno más cercano la apoyan y consideran que hay una campaña contra ella, y así lo sostienen públicamente. Y ella parece estar cómoda en el papel que ha asumido.

Ciudadanos insiste en que su intención no es promover una moción de censura con el PSOE contra Ayuso, y menos en este momento. Pero su malestar e incomodidad van en aumento. Explican que, este mismo jueves, la foto de Ayuso con Abascal en la Asamblea es la imagen que resume la preocupación de la presidenta de Madrid por Vox, más que por el centro. Junto al respaldo a las protestas del barrio de Salamanca.

Y por todo ello el clima entre Ayuso y Ciudadanos cada vez es peor, la sima entre ambos partidos se agranda cada hora.

Así, la presidenta culpa al partido de su vicepresidente, Ignacio Aguado, de falsear una ficha en el portal de transparencia para que parezca que el empresario hotelero Kike Sarasola recibió adjudicaciones de la comunidad.

Ciudadanos lo niega y asegura que han cesado al secretario general técnico de la Consejería de Políticas Sociales para evitar suspicacias. Aseguran que sus indagaciones no han podido probar ningún tipo de intencionalidad y relatan una situación personal difícil de algunos funcionarios de ese departamento, como una de ellas, que tuvo que ser atendida de un ataque de ansiedad.

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Dirigentes de Ciudadanos han contactado también con Sarasola para pedirle disculpas y aseguran que el empresario colaboró de forma altruista al ceder sus hoteles para hacer frente al coronavirus en el peor momento de la pandemia.

Entienden que, una vez más, la presidenta se ha autolesionado agravando el caso del apartamento.

Abiertamente, fuentes del partido de Arrimadas culpan a Miguel Ángel Rodríguez, jefe de gabinete de Ayuso y exjefe de Comunicación de José María Aznar en los años noventa. Aseguran que desde que llegó, ha cambiado el tono de la presidenta, que ha ido aumentando su poder en la comunidad y que ha roto todos los puentes con la oposición y también con Ciudadanos, sus socios del Gobierno de coalición. La presidenta y su vicepresidente no han hablado estos días.

En el PP, el recelo se dirige hacia los intentos no ocultos de Aguado por buscar acuerdos desde la comunidad con el PSOE.

Hace unos días, una encuesta de GAD-3, con muestra recogida antes del traspié de la dimisión de la responsable de Salud Pública, apuntaba a un ascenso de Ayuso. Este jueves, un sondeo de Metroscopia señala que “la aprobación de la gestión del Gobierno de la Comunidad de Madrid cae 19 puntos en el último mes”.

Ese estudio señala que “la mayoritaria aprobación que los madrileños otorgaban al Gobierno de Isabel Díaz Ayuso por su gestión de la crisis del coronavirus ha entrado en una clara tendencia descendente: del 61% registrado hace un mes se ha pasado al 42% actual, 19 puntos menos. En estos momentos, la labor del Gobierno autonómico concita prácticamente el mismo grado de apoyo que de rechazo: 42% frente a 44%”.