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Del 'error' a la moción de censura: el dúplex de Ayuso envenena la relación de PP y Cs
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sube la tensión entre los socios

Del 'error' a la moción de censura: el dúplex de Ayuso envenena la relación de PP y Cs

Mientras Ciudadanos asegura que "no se deben ver fantasmas donde no los hay", en el entorno popular crece la sensación de que su socio de gobierno busca excusas para romper

Foto: Ayuso y Aguado, en un pleno reciente en la Asamblea. (EFE)
Ayuso y Aguado, en un pleno reciente en la Asamblea. (EFE)

El episodio del dúplex con vistas al Templo de Debod de la presidenta de la Comunidad de Madrid ha vuelto a despertar todos los odios entre PP y Ciudadanos en el Gobierno de la región y amenaza con hacer saltar una vez más las costuras del traje de coalición. La gota que ha colmado el vaso ha sido el 'error' de la Consejería de Asuntos Sociales (de Ciudadanos) al colocar en medio de la crisis una supuesta adjudicación de medio millón de euros de la comunidad al hotelero Kike Sarasola, el 'casero' de la presidenta. Para unos, única y exclusivamente un error; para otros, una maniobra más para intentar forzar una ruptura en el Gobierno y presentar "como algo insalvable una moción de censura".

"Es un error, lo parezca o no. Que no vean fantasmas donde no los hay", aseguran desde Ciudadanos a la hora de valorar que, en mitad de la crisis por el dúplex de la presidenta, apareciera en la plataforma de contratación de la comunidad una adjudicación de medio millón de euros a Room Mate, la empresa hotelera de Sarasola. Un anuncio que apenas duró lo suficiente como para que la periodista que había destapado en 'Vanity Fair' el apartamento lo viera y que desapareció para convertirse en una adjudicación a la Plataforma del Tercer Sector y por menos de la mitad de precio.

Aguado cree que la estancia de Ayuso en la cadena hotelera es ''un asunto personal''

Para cuando llegó el tajante comunicado de Room Mate, negando que tuviera ninguna adjudicación de la comunidad, el daño y la duda ya estaban sembrados. Que la misma revista sacara casi al tiempo que el dúplex un encendido reportaje personal y familiar sobre el vicepresidente Aguado no contribuyó precisamente a rebajar los fantasmas en el PP.

En el PP, ven un intento de su socio en el Gobierno por minar a Ayuso "hasta que parezca inevitable aceptar la posibilidad de una moción de censura"

En el entorno del PP en el Gobierno de la comunidad, se pone en cuestión que haya sido un error y se va más allá: ven cada vez más cerca un intento de su socio en el Gobierno fuera de los focos por ir minando a Ayuso "hasta que parezca inevitable para ellos aceptar la posibilidad de apoyar una moción censura desde la izquierda", aseguran. Oficialmente, el vicepresidente Aguado cierra filas con Ayuso en el caso del dúplex y se muestra seguro de que "no ha costado un euro a los ciudadanos de la comunidad". Pero lo cierto es que el canto de sirena desde las filas socialistas o desde Más Madrid —otra vez, ayer mismo— para que Ciudadanos abandone a los populares y a Vox y facilite un cambio de Gobierno en la región es viejo y permanente. Tanto como lo ha sido y es en el Ayuntamiento de Madrid, con Begoña Villacís. Pero, de momento, ambos lo descartan por activa y por pasiva.

Las relaciones entre PP y Ciudadanos en el Gobierno de la Comunidad de Madrid nunca han sido fáciles, pero desde el nombramiento de Miguel Ángel Rodríguez como jefe de Gabinete de Isabel Díaz Ayuso, han alternado muchos momentos de convulsión y tormenta con periodos de calma tensa. MAR, que se distinguió por sus ataques al vicepresidente, Ignacio Aguado, recordando incluso contratos de su entorno familiar con la Asamblea, nunca ha renunciado a convertir a Ayuso en el ariete de la oposición más dura al Gobierno de Pedro Sánchez para recuperar el espacio comido por Vox a su derecha y rechazar cualquier intento de entendimiento con el PSOE.

Que en la revista que destapó el piso de Ayuso apareciera después una entrevista elogiosa sobre Aguado no ha contribuido a disipar los 'fantasmas'

Y esa es precisamente la aventura imposible en la que está embarcado desde hace semanas Aguado: sentar en una mesa a Ayuso con Ángel Gabilondo, con él de mediador, para lograr un acuerdo de reconstrucción para Madrid. La presidenta lo ha rechazado por activa y por pasiva —"no entro en politiqueos ni pacto con el desastre"—, pero su socio insiste y no deja de coquetear con la idea: "No va a tirar la toalla", aseguran en su entorno. Y en el PP vuelven a ver en este interés una pinza del PSOE con Cs, algo que, además, puede alimentarse ahora con el nuevo entendimiento entre Inés Arrimadas y Pedro Sánchez en el Congreso para sacar adelante acuerdos puntuales como la prórroga del estado de alarma.

Reyero, en la diana del PP

Otro factor que alimenta la tesis conspirativa de los populares es que el 'error' con la adjudicación del medio millón de euros fuera cometido, precisamente, por la Consejería de Asuntos Sociales, a cuyo frente está Alberto Reyero, el hombre que sigue en la diana de Ayuso y de buena parte de su círculo pretoriano desde el comienzo de la pandemia del coronavirus por su gestión con las residencias de ancianos. Reyero —apoyado por Aguado— se hartó de solicitar la intervención de la UME en los centros y de requerir un mando único para la gestión de la crisis en las residencias de mayores y personas con discapacidad. Cuando la situación ya era un clamor, la presidenta Ayuso tomó la decisión, pero la vendió como un golpe en la mesa y una desautorización a Reyero.

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Incluso llegó a hablar de "depurar responsabilidades en la gestión" de los centros de mayores y de "dimisiones" de consejeros, a lo que Aguado respondió con una defensa cerrada de Reyero y de su autonomía en el Gobierno de coalición: "Los consejeros de Ciudadanos los pongo y los quito solo yo", vino a decir. La situación pareció calmarse y, aunque se llegó a insinuar que la suerte de Reyero estaba echada, oficialmente desde el PP se daba por buena la versión oficial y se aseguraba que su nombramiento y su cese eran "exclusiva responsabilidad de Aguado".

Telepizza, niños, pasar de fase...

Pero los roces no terminaron. La presidenta tumbó la idea de Aguado —que llevó hasta el Consejo de Gobierno— de desconfinar a los niños. Lo acompañó de un estudio y le brindó la oportunidad al Gobierno de Madrid de adelantarse a la medida de Pedro Sánchez. Ayuso lo descartó... y Sánchez lo anunció el fin de semana siguiente. Reyero y su consejería volvieron a poner en aprietos a la presidenta con los menús de Telepizza que la presidenta había estado defendiendo para los escolares de familias desfavorecidas sin saber que la Consejería de Asuntos Sociales había solicitado financiación para los mismos, lo que abría la puerta a que la cartera de Pablo Iglesias tomara cartas en el asunto. Horas después, Madrid asumía un nuevo 'catering' e Iglesias se apuntaba el tanto, provocando el disgusto público de Ayuso en las redes. En lo único que han ido de la mano Ayuso y Aguado, ha sido en solicitar pasar a la fase 1. Y no fue precisamente un éxito.

Cuando llegue la 'nueva normalidad' tras el covid, pueden aflorar las armas que ahora se manejan bajo la mesa: moción de censura vs. adelanto electoral

Y así se ha llegado a esta semana en la que la presidenta madrileña no ha dejado de protagonizar la agenda, desde las fotos polémicas del domingo al 'error' en la adjudicación a la cadena de Sarasola, pasando por polémicas con la 'd' del Covid o las imágenes del piso donde pasó su confinamiento. En Ciudadanos, apuestan por cerrar oficialmente filas y en la teoría del error, pero se acaba mirando de reojo a su socio mientras se insiste en que Aguado seguirá intentando sentar a Ayuso con Gabilondo. Enfrente, en el PP, cada vez se ven más fantasmas y no son pocos los que miran a las últimas encuestas —"en Ciudadanos están muy nerviosos", aseguran— como la explicación última al supuesto 'acercamiento' de sus socios al PSOE. Tanto que, cuando pase la crisis del coronavirus, sobre la mesa pueden ponerse las armas que cada uno esgrime ahora solo como una amenaza: la moción de censura frente al adelanto electoral.

El episodio del dúplex con vistas al Templo de Debod de la presidenta de la Comunidad de Madrid ha vuelto a despertar todos los odios entre PP y Ciudadanos en el Gobierno de la región y amenaza con hacer saltar una vez más las costuras del traje de coalición. La gota que ha colmado el vaso ha sido el 'error' de la Consejería de Asuntos Sociales (de Ciudadanos) al colocar en medio de la crisis una supuesta adjudicación de medio millón de euros de la comunidad al hotelero Kike Sarasola, el 'casero' de la presidenta. Para unos, única y exclusivamente un error; para otros, una maniobra más para intentar forzar una ruptura en el Gobierno y presentar "como algo insalvable una moción de censura".

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