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Errejón resucita con el estado de alarma: más visibilidad, influencia y 'competición virtuosa'
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LA RECETA PARA RECUPERAR EL FOCO

Errejón resucita con el estado de alarma: más visibilidad, influencia y 'competición virtuosa'

Durante estas últimas semanas, el líder de Más País ha ido ganando a pasos acelerados visibilidad, influencia —tanto a la hora de las propuestas como el de marcar discurso— y legitimidad

Foto: Íñigo Errejón durante su intervención en la primera sesión del control al Ejecutivo tras el decreto del estado de alarma. (EFE)
Íñigo Errejón durante su intervención en la primera sesión del control al Ejecutivo tras el decreto del estado de alarma. (EFE)

Íñigo Errejón volvió al Congreso de los Diputados tras embarcarse en una fracasada operación política por la que pasó de ser la esperanza blanca de la izquierda verde al representante de un proyecto limitado al ámbito madrileño y reducido a dos representantes en la cámara Baja. Las urnas devolvieron el espejismo de Más País a Más Madrid, acompañando como uno más a la sopa de siglas regionalistas, nacionalistas e independentistas que se difuminaron en el grupo Mixto, primero, y en un grupo mixto 'bis' —grupo Plural— que la Mesa del Congreso permitió formar para aligerar esta anomalía. Hasta que se decretó el estado de alarma por la pandemia del coronavirus. Durante estas últimas semanas, Errejón ha ido ganando a pasos acelerados visibilidad, influencia, tanto a la hora de las propuestas como el de marcar discurso, y legitimidad. La multiplicación de los panes y los peces.

Su receta se basa en dos elementos. Uno más estructural, que se debe a una elaborada estrategia de oposición constructiva y a un trabajado discurso, y otro coyuntural que paradójicamente tiene que ver con la incomparecencia de JxCAT, sus circunstanciales socios en el Grupo Plural. Con los independentistas catalanes le tocó compartir temporalmente en este primer periodo de sesiones la coportavocía. Sin embargo, debido al confinamiento y la prioridad de los posconvergentes por centrarse en el tablero institucional catalán, dejando Madrid para la mera confrontación y la visibilización de un buscado choque de trenes, Errejón ha sido durante estas semanas nada más y nada menos que el portavoz de un grupo parlamentario formado por 16 diputados. Con todo lo que ello conlleva en la administración de tiempos para sus intervenciones e incluso cuotas para presentar iniciativas.

placeholder La diputada de JxCAT, Laura Borras, y el de Más País, Íñigo Errejón. (EFE)
La diputada de JxCAT, Laura Borras, y el de Más País, Íñigo Errejón. (EFE)

Durante el arranque de la legislatura, Errejón reconocía que, pese a solo contar con dos representantes, el Congreso le daría mucha más visibilidad mediática y proyección que estar al frente del grupo de Más Madrid en la Asamblea, con una veintena de escaños. No se equivocaba, pero tampoco podría preverse que un contexto así le diese tal visibilidad a sus discursos desde la tribuna del Congreso durante los plenos de prórroga del estado de alarma seguidos por televisión con audiencias históricas.

Una coyuntura que tampoco le resta méritos a su capacidad para atraer los focos. Principalmente, lo está consiguiendo a base de realizar una oposición constructiva, anticiparse proponiendo una amplia batería de medidas basadas en políticas expansionistas para afrontar la situación de crisis económica y social y medir un discurso empático con el sentir popular y cargado de conceptos orientados a que los adopte el Gobierno.

Estos elementos, fundamentalmente la anticipación, le están otorgando a Íñigo Errejón legitimidad e influencia o, al menos, una sensación de influencia, puesto que el Ejecutivo ha ido desarrollando buena parte de las medidas que ha ido poniendo sobre la mesa, desde las medidas orientadas a los alquileres, a la protección de mujeres víctimas de violencia de género, el ingreso mínimo vital o el mismo endurecimiento del confinamiento. Sánchez también tomó prestado de Errejón la reivindicación de un nuevo Plan Marshall, seis días después de que se lo pidiese a través de videoconferencia y cuatro días después de reivindicarlo en el pleno extraordinario del 18 de marzo.

placeholder Íñigo Errejón, pasa junto a Pablo Iglesias. (EFE)
Íñigo Errejón, pasa junto a Pablo Iglesias. (EFE)

Anticipación y "competición virtuosa". No en vano, Errejón fue el número dos de Pablo Iglesias hasta la asamblea de Vistalegre II y puede hacerse una idea certera de cómo se están desarrollando los debates dentro del Consejo de Ministros. El propio vicepresidente segundo asentía desde su escaño en el pleno de este miércoles mientras Errejón afirmaba que "los neoliberales siempre dicen que el dinero donde mejor está es en el bolsillo del ciudadano. Hoy sabemos que eso es simplemente una tontería: cuando viene una pandemia no te puedes comprar un trozo de UCI o de hospital".

"Puede contar con el apoyo de Más País. Nos ponemos al lado del Gobierno en esta situación difícil y le hemos trasladado que ha sido valiente al decretar el estado de alarma, sabemos que no es fácil. Puede contar con nosotros", explicaban fuentes del entorno de Errejón tras su primera videoconferencia con Sánchez el 16 de marzo, enmarcada en la ronda que hace el presidente con los partidos políticos.

Una forma de hacer oposición que tampoco rehúye de las críticas, aunque con carácter constructivo: "Nos parece que las medidas han llegado tarde y sobre todo que decretar el estado de alarma y por consiguiente el confinamiento sin las medidas sociales que hagan que el confinamiento no se convierta en precariedad, en pérdida de empleo o en que se arruinen negocios, es muy peligroso, y que, por lo tanto, todos estos días de brecha, entre el estado de alarma y que no haya medidas sociales, son muy peligrosos, generan incertidumbre y la incertidumbre siempre la pagan los trabajadores, los autónomos, las pymes, los de abajo", añadían las mismas fuentes respecto a la misma reunión con el presidente del Gobierno. La figura de Errejón está resucitando en este contexto y su manual tiene que mucho que ver con el concepto que él mismo acuñó en el pasado de la "competición virtuosa", esto es, transversalidad y, sobre todo, mano tendida al Gobierno de coalición.

Íñigo Errejón volvió al Congreso de los Diputados tras embarcarse en una fracasada operación política por la que pasó de ser la esperanza blanca de la izquierda verde al representante de un proyecto limitado al ámbito madrileño y reducido a dos representantes en la cámara Baja. Las urnas devolvieron el espejismo de Más País a Más Madrid, acompañando como uno más a la sopa de siglas regionalistas, nacionalistas e independentistas que se difuminaron en el grupo Mixto, primero, y en un grupo mixto 'bis' —grupo Plural— que la Mesa del Congreso permitió formar para aligerar esta anomalía. Hasta que se decretó el estado de alarma por la pandemia del coronavirus. Durante estas últimas semanas, Errejón ha ido ganando a pasos acelerados visibilidad, influencia, tanto a la hora de las propuestas como el de marcar discurso, y legitimidad. La multiplicación de los panes y los peces.

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