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Las últimas tensiones en el Gobierno aíslan a UP volviendo a la división 'en dos partidos'
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POR LA RENTA MÍNIMA Y EL DESCONFINAMIENTO

Las últimas tensiones en el Gobierno aíslan a UP volviendo a la división 'en dos partidos'

El sector morado de la coalición está perdiendo los aliados socialistas gracias a los que había logrado empujar medidas para ampliar el denominado 'escudo social'

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i, abajo) y el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias (2i, abajo), guardan un minuto de silencio al inicio del último pleno del Congreso. (EFE)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i, abajo) y el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias (2i, abajo), guardan un minuto de silencio al inicio del último pleno del Congreso. (EFE)

El Gobierno de coalición vuelve a formarse en los dos mismos bloques con los que nació, en función de la adscripción partidista de cada ministerio. Una división que se había difuminado desde el inicio de los debates para decretar el estado de alarma, adquiriendo dichos bloques un carácter más transversal, con los defensores de la ortodoxia económica por un lado y los de las políticas expansionistas por otro. Entre estos últimos se situaron los ministros de Unidas Podemos junto a otros departamentos socialistas, principalmente el de Seguridad Social (José Luis Escrivá), pero también Industria (María Reyes Maroto) y en ocasiones Transportes (José Luis Ábalos). Enfrente, los que se situaban detrás de la vicepresidenta económica Nadia Calviño para contener el déficit y la deuda, como la ministra de Hacienda María Jesús Montero.

Las últimas tensiones en el seno del Gobierno sobre la renta mínima vital y el proceso de desconfinamiento iniciado este lunes han roto esta transversalidad, que dejaba en segundo plano las siglas y centraba las diferencias en el alcance del denominado "escudo social". José Luis Escrivá se ha desmarcado de la renta mínima vital "puente" que se intenta promover desde la vicepresidencia de Derechos Sociales que dirige Pablo Iglesias, para centrarse en un ingreso de carácter estructural y que no se desarrollará de manera inmediata. El pasado jueves se produjeron los primeros roces cuando desde la vicepresidencia y Trabajo se buscó el apoyo de sindicatos y empresarios para una renta de 500 euros durante tres meses, y este lunes Escrivá ya debaja entrever públicamente su rechazo a la iniciativa a través de una entrevista en el diario 'El País'.

"Va a ser estructural, permanente, viene para quedarse", aseguraba para acto seguido tildar la renta puente propuesta por Iglesias de "iniciativas bien intencionadas que están planteando algo extraordinario". Un distanciamiento entre quienes hasta ahora habían posicionado juntos en los debates que está teniendo el Ejecutivo para encarar la crisis social y económica asociada al coronavirus, pero que va más allá. Los ministros morados también se han quedado solos en su rechazo a que se levantase la "hibernación" de las actividades no esenciales.

Escrivá se ha desmarcado de la renta mínima vital "puente" que se intenta promover desde la vicepresidencia de Derechos Sociales

La discusión sobre esta primera fase de desescalada se prolongó hasta este mismo domingo y los mismos que apoyaron la reivindicación de los morados de acelerar las restricciones con el estado de alarma, ahora se han aislado. Hay un cierto retorno a la división estricta de la coalición en dos partidos, reconocen fuentes moradas. Aunque Escrivá mantenga su carácter de ministro independiente su departamento está bajo el control de los socialistas.

Desde Unidas Podemos han evitado posicionarse públicamente en contra de la desescalada iniciada este lunes, pero se reconocen las diferencias en los debates argumentando que no se pueden asegurar las suficientes medidas de protección. Hasta el punto de que habrían arrancado a última hora del domingo, como luego se plasmó en un decreto, prohibiendo el trabajo en obras donde haya personas ajenas, excepto averías y urgencias.

Pablo Iglesias dio pistas sobre su oposición la noche del sábado al escribir a través de las redes sociales una cita de un artículo que hacía referencia a la provincia italiana de Bérgamo: "El presidente de la patronal dijo: Ya perdemos 100.000 millones al mes... La secretaria del sindicato respondió: Hace 40 años que soy sindicalista y no he pedido nunca el cierre de ninguna fábrica pero ahora está en riesgo la vida de las personas...”. Sin embargo, la posición que se traslada respecto a esta medida es que, habiendo debate, la discusión se queda dentro del Gobierno y una vez que se toma una decisión todos reman en la misma dirección.

Los ministros morados también se han quedado solos en su rechazo a que se levantase la "hibernación" de las actividades no esenciales

El sector de Unidas Podemos en el Gobierno está perdiendo aliados en estos últimos debates, los mismos gracias a los que había logrado empujar medidas para ampliar el denominado 'escudo social', con diferentes subsidios para trabajadores temporales, empleadas del hogar o afectados por expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), además de prohibir el despido procedente por causa del coronavirus, suspender los desahucios y los cortes de suministros o decretar moratorias para el pago de las hipotecas, los alquileres y los créditos al consumo.

Todo ello cuando la oposición pone el foco en Pablo Iglesias, pidiendo su cabeza al presidente Pedro Sánchez. Este es el caso de Pablo Casado e Inés Arrimadas, que ponen como condición que se rompa la coalición con sus socios de Unidas Podemos para así facilitar unos acuerdos de reconstrucción tras la crisis del coronavirus o "nuevos Pactos de la Moncloa", como también se ha referido a este proceso el presidente del Gobierno. Los morados asumen que los próximos meses serán de mucha tensión, dentro y fuera del Gobierno, y que esto es solamente el inicio. En Moncloa no se plantean acabar la legislatura de forma distinta a como ha empezado y los morados incluso tildan esta propuesta de que Sánchez rompa la coalición como una suerte de "golpe blando".

Reconocen asimismo una creciente polarización a medio plazo, y su análisis es que esta acabaría blindando la propia coalición, en lugar de desgastarla, sobre todo si el debate se centra más en forzar una crisis de Gobierno que en las medidas para paliar la crisis económica y social.

El Gobierno de coalición vuelve a formarse en los dos mismos bloques con los que nació, en función de la adscripción partidista de cada ministerio. Una división que se había difuminado desde el inicio de los debates para decretar el estado de alarma, adquiriendo dichos bloques un carácter más transversal, con los defensores de la ortodoxia económica por un lado y los de las políticas expansionistas por otro. Entre estos últimos se situaron los ministros de Unidas Podemos junto a otros departamentos socialistas, principalmente el de Seguridad Social (José Luis Escrivá), pero también Industria (María Reyes Maroto) y en ocasiones Transportes (José Luis Ábalos). Enfrente, los que se situaban detrás de la vicepresidenta económica Nadia Calviño para contener el déficit y la deuda, como la ministra de Hacienda María Jesús Montero.

Pedro Sánchez