Del bingo al parque de bolas: "Esto es una ruina, no sé si volveré a subir la persiana"
Los negocios de ocio público temen el día después de que termine el confinamiento. Grandes empresas y autónomos se enfrentan a algo nuevo: el pánico a mezclarse con desconocidos
A Yolanda ya le han suspendido todos los cumpleaños infantiles que tenía programados para los próximos meses. Es dueña de un parque de bolas en Madrid y no sabe si volverá a subir la persiana cuando se levante el estado de alarma. “Todos los padres me llaman por lo mismo. Que cancelan el cumpleaños y que les devuelva la señal de 50 euros. Les propongo guardarlo para otra fecha pero no quieren. Me dicen que les da miedo y yo lo entiendo”.
Y así es como Yolanda, que hace tres años se metió en una inversión de 180.000 euros para abrir un espacio de ocio infantil, ve cómo cada día que pasa el futuro es un poco más negro. “A mí que me dejen volver a trabajar no me soluciona casi nada. Esto es una ruina, será muy complicado que unos padres monten fiestas infantiles en parques y ludotecas. Puede pasar mucho tiempo y yo no tengo ni un duro para ir tirando hasta que esto mejore. He llamado al banco y no quiere saber nada de prestar dinero. Al final, lo que haré es ir pidiendo créditos con intereses altísimos para pagar deudas y me iré metiendo en un pozo del que igual no salgo”.
Las ludotecas y espacios de ocio infantil son el vivo ejemplo de que, para algunos, esta crisis puede no ser temporal sino definitiva. Incluso en las empresas grandes del sector infantil tienen miedo. “La resaca económica será muy dura. Si los parques infantiles ya eran antes un lugar muy sensible donde los padres tienen miedo de que los niños cojan cualquier cosa, imagínate ahora con esto”, reconoce la directora de un centro perteneciente a una gran cadena. “Intento ser optimista y pensar que los padres tendrán más ganas que nunca de volver a la normalidad e incluso pueden agradecer más aún llevar a sus hijos a una ludoteca para que se entretengan tras el confinamiento. Lo que debemos hacer es estar a la altura: desinfectar más que nunca y transmitir confianza”.
¿Cómo le dices a un niño que no se arrime a otro en un parque de bolas? Esta crisis nos ha pegado de lleno
Al pánico social se unen las más que probables restricciones en el aforo y la distancia entre personas. “¿Cómo le dices a un niño que no se arrime a otro en un parque de bolas? Además, lo tocan todo. Es imposible. Esta crisis nos ha pegado de lleno”, resopla Yolanda.
Mamá, no vayas al bingo
El problema se reproduce en el otro extremo de la pirámide demográfica: las salas de bingo. Es difícil imaginar que un negocio que depende fuertemente de la tercera edad vuelva a operar con normalidad antes de que exista una vacuna para el Covid-19. “Es muy posible que las familias les pidan a sus mayores que no vayan al bingo por precaución. El 40% de nuestros clientes tiene más de 55 años y hay muchos jubilados. La señora que acompaña a otra a echar la tarde y socializar en el bingo… Esto será un palo muy gordo”, afirma Fernando Henar, presidente de la Confederación Española de Organizaciones de Empresarios del Juego del Bingo (CEJ Bingo).
“La mitad de las salas de España son empresas individuales, nuestro negocio aún no está tan concentrado. Y eso nos pone en una situación más crítica si no logramos volver a la normalidad”, explica Henar. “Hay bingos que quizá tendrán que cerrar para siempre si la única medida que nos ofrecen es aplazar el pago de impuestos. En 2011, cuando entró en vigor la ley antitabaco, el volumen de actividad cayó un 50%. No descarto una caída del 30% de los ingresos este año, y eso sin saber cuándo volveremos a la normalidad”.
Hay bingos que quizá tendrán que cerrar para siempre. No descarto una caída del 30% de ingresos este año
“Esto lo tendremos que ir viendo semana a semana e ir actuando según lo permita la normativa y según vaya reaccionando el público”, resume Guillermo Cruz, presidente de la Asociación Española de Parques de Atracciones y Temáticos (AEPA) y director general de Isla Mágica, en Sevilla.
Los parques, como casi todo el sector del ocio, también están en el foco. Es difícil imaginar que en el futuro cercano volvamos a asistir a largas colas para acceder a una atracción o para comprar comida, o ver la típica foto de recuerdo de un montón de gente excitada y apiñada en los vagones de una montaña rusa. “Los parques volveremos a la actividad, pero en general con muchas restricciones. Limitación de aforos, medidas extraordinarias. Muchas ya las tomaremos nosotros de forma preventiva, como desinfectar todas las instalaciones o limitar el acceso a los espectáculos. Pero si las restricciones son muy drásticas, será complicado tener el parque abierto”.
Objetivo: vencer el miedo
Los empresarios del ocio consultados coinciden en que el fin del estado de alarma, por sí mismo, no les soluciona el problema porque el coronavirus ha dinamitado un puntal de su negocio que todo el mundo daba por sentado hasta la fecha: la confianza de la gente en acudir a espacios llenos de desconocidos con los que se comparte una actividad codo con codo. Si a eso se añade que el aforo estará limitado por ley a tasas cercanas a un tercio de la actividad, las cuentas no salen.
“Del turismo extranjero, ya nos podemos ir olvidando”, reconoce Cruz. “Es de ciencia ficción pensar que una familia extranjera se desplace a España y vaya a un parque de atracciones. Incluso el turismo nacional se pensará dos veces acudir a un parque temático cuando esté de viaje en otra ciudad. Tendremos que sobrevivir a base de público local, al que le tendremos que ofrecer un entorno de máxima confianza. Debemos asumir que lo pasaremos mal. Si el fútbol, que es el entretenimiento básico de los españoles, va a ser a puerta cerrada, imagínate lo que nos espera al resto. Y eso incluye todo el negocio que generan los parques en el entorno: hoteles, taxis, restaurantes, que es incluso mayor al del propio parque”.
"Del turismo extranjero, ya nos podemos ir olvidando", reconoce la asociación de parques temáticos
Los cines ya hicieron un breve ensayo de lo que nos depara el futuro en los días previos al estado de alarma limitando el aforo en sus salas. “Es un escenario nuevo para todo el mundo, pero tendremos que acostumbrarnos. Los espectadores tardarán en volver a los cines, a los teatros, pero lo harán poco a poco. Por suerte, en los cines, al ser venta por butaca numerada, podemos planificar los aforos respetando la distancia entre la gente. En ese sentido, lo tenemos mejor que el ocio de pie”, indica Borja de Benito, portavoz de la Federación de Entidades de Empresarios de Cine de España (FECE).
De Benito advierte de lo importante de hacer las cosas bien: “En China, abrieron y en cinco días volvieron a cerrar. Esa situación es justamente la que debemos evitar. Cuando el Gobierno decida que los cines pueden abrir, que sea con todas las garantías. En el futuro, retomar la vida normal dependerá de decisiones más emocionales que racionales. La gente valorará mucho el sentir que acude a un lugar seguro. Para nosotros, que una familia se sienta con confianza para ver una película es el primer paso para superar la crisis. Luego, aparte, necesitamos una cartelera de estrenos potente, porque ahora Hollywood está parado”.
La confianza de unos padres en acudir al parque de bolas o la de un grupo de amigos jubilados en ir al bingo a echar unos cartones. De algo tan sencillo pero tan fundamental depende el futuro inmediato de cientos de empresas y miles de trabajadores.
A Yolanda ya le han suspendido todos los cumpleaños infantiles que tenía programados para los próximos meses. Es dueña de un parque de bolas en Madrid y no sabe si volverá a subir la persiana cuando se levante el estado de alarma. “Todos los padres me llaman por lo mismo. Que cancelan el cumpleaños y que les devuelva la señal de 50 euros. Les propongo guardarlo para otra fecha pero no quieren. Me dicen que les da miedo y yo lo entiendo”.