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El Gobierno escenifica unidad tras el debate interno y las "polémicas" de la oposición
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IGLESIAS Y CALVIÑO EXHIBEN CONSENSO

El Gobierno escenifica unidad tras el debate interno y las "polémicas" de la oposición

Para que algunas de las principales medidas aprobadas de este martes vieran la luz se han implicado varios ministerios, más allá de aquellos a los que correspondían las competencias

Foto: Pablo Iglesias, María Jesús Montero y Nadia Calviño, tras el Consejo de Ministros. (EFE)
Pablo Iglesias, María Jesús Montero y Nadia Calviño, tras el Consejo de Ministros. (EFE)

Los vicepresidentes que desde los días previos a decretarse el estado de alarma han liderado las dos posiciones divergentes en el seno del Consejo de Ministros para hacer frente a la crisis del coronavirus escenificaron este martes su unidad. Aprovechando el anuncio del tercer paquete de medidas aprobado por el Gobierno, junto a la portavoz del Ejecutivo, María Jesús Montero, comparecieron en rueda de prensa desde la Moncloa el vicepresidente de Derechos Sociales, Pablo Iglesias, y la vicepresidenta de Asuntos Económicos, Nadia Calviño. Una puesta en escena, con Iglesias situado a la izquierda de la pantalla y Calviño a la derecha, que trata de representar el consenso alcanzado para seguir ampliando el denominado 'escudo social', tras varios días de duras negociaciones internas con posiciones alejadas y resistencias desde la vicepresidencia económica.

Para que algunas de las medidas del Consejo de Ministros de este martes vieran la luz, se han implicado varios ministros, además de aquellos a los que corresponden las competencias sobre dichas propuestas. Como es el caso de María Jesús Montero e Irene Montero que, según pudo saber este diario, el pasado viernes participaron de forma extraordinaria en una reunión telemática del equipo de seguimiento del acuerdo de gobierno entre el PSOE y Unidas Podemos.

Este tercer paquete de medidas se aceleró el pasado viernes en una reunión extraordinaria del equipo de seguimiento del acuerdo de gobierno

Todo ello cuando se incrementa la presión de la oposición al completo y algunas voces preparan el terreno para reivindicar un Gobierno de concentración: "Sería una imprudencia entrar en una dinámica de polémicas con la oposición. La mano sigue tendida", respondía Iglesias durante la rueda de prensa preguntado por esta posibilidad. La escenificación de la unidad entre el sector del Gobierno que defiende unas políticas expansionistas —con un papel también protagonista de José Luis Escrivá (Seguridad Social)— y el que se inclina por no incrementar el déficit se produce también tras la difusión de supuestas 'fake news', replicadas en las redes sociales y tertulias, en las que se llegó a asegurar desde que la vicepresidenta de Asuntos Económicos había amenazado con su dimisión si se aprobaban las propuestas de Unidas Podemos hasta que el presidente Pedro Sánchez se habían planteado la destitución del vicepresidente de Derechos Sociales.

El debate, con todo, no está cerrado, e Iglesias y Calviño continúan negociando los términos de una de las medidas más excepcionales para hacer frente a las consecuencias económicas y sociales de la crisis del coronavirus: una renta mínima vital, sobre cuya implantación dijeron "estar coordinados" ambos departamentos. Está por comprobar su alcance tanto cualitativo como cuantitativo, así como su duración temporal. Se da por hecho en un Gobierno de coalición el debate, aunque ni siquiera responde a las posturas de socialistas y morados, sino que es transversal a los miembros del Ejecutivo.

La pregunta que se repetían este martes desde el entorno de Unidas Podemos como respuesta indirecta a las peticiones de dimisiones lanzadas desde Vox es cómo hubiese actuado otro Gobierno en estas circunstancias, poniendo como ejemplo la crisis de 2008. Ante las dimensiones todavía por concretar de esta crisis, se alude a la 'doctrina del shock' teorizada por la periodista y ensayista Naomi Klein, según la cual en contextos de grandes catástrofes se aceleran las reformas privatizadoras. Ahora se buscaría precisamente todo lo contrario, reforzar lo público, comenzando por la sanidad y la protección social. Las apelaciones de Pedro Sánchez a un plan Marshall europeo o de Pablo Iglesias a una suerte de 'New Deal' van en este sentido.

"Se trata de que el estado de alarma sea un estado de alarma de un Gobierno progresista, con medidas socialdemócratas o ni siquiera eso, en línea con algunas iniciativas que ha aprobado incluso Angela Merkel", explicaron fuentes de la formación al inicio de la crisis. "El estado de alarma no debe servir solo para cerrar el país y sacar a los militares a las calles, sino también para poner en el centro a la gente que va a sufrir las consecuencias de una nueva crisis", añadían para concluir que su objetivo pasaba por "evitar que las familias trabajadoras carguen sobre sus espaldas las consecuencias de la crisis".

"Con toda la prudencia y toda la humildad, creo que con medidas como las de hoy avanzamos en la dirección correcta. Sin duda, también habremos hecho cosas mal y habremos cometido errores", explicaba Iglesias en rueda de prensa, mientras que Calviño reforzó la defensa de las medidas aprobadas y explicó que “acelerar esta situación excepcional evitará que el daño sea más profundo y duradero”.

Como defensa preventiva, Iglesias se parapetó tras la Constitución española para justificar el paquete de medidas adoptado por el Gobierno, dejando ya caer mensajes a la oposición: "El patriotismo no es otra cosa que defender lo común, es ser capaces de poner el interés general del país por delante de los intereses particulares. Defendamos juntos lo común haciendo efectiva nuestra Constitución, que es el escudo social que nos une a todos", afirmó, así como que “los derechos sociales que recoge la Constitución son la mejor garantía de seguridad para proteger y cuidar a nuestro pueblo en una situación de emergencia”. Principios constitucionales, reiteró mientras enumeraba artículos de la Carta Magna.

Otro de los principales mensajes lanzados a la oposición fue que será la ciudadanía quien tenga que juzgar en el futuro el papel de cada uno. Lo dijo Iglesias y también la portavoz y ministra de Hacienda, quien insistió en que "no se entendería" que formaciones que habían pedido el cese de las actividades no esenciales y el endurecimiento del estado de alarma "no apoyaran" el texto en el Congreso. "Cada uno tendrá que obrar en consecuencia", advirtió la portavoz, quien sin embargo sí se abrió a que los partidos puedan "incorporar" cambios.

Los vicepresidentes que desde los días previos a decretarse el estado de alarma han liderado las dos posiciones divergentes en el seno del Consejo de Ministros para hacer frente a la crisis del coronavirus escenificaron este martes su unidad. Aprovechando el anuncio del tercer paquete de medidas aprobado por el Gobierno, junto a la portavoz del Ejecutivo, María Jesús Montero, comparecieron en rueda de prensa desde la Moncloa el vicepresidente de Derechos Sociales, Pablo Iglesias, y la vicepresidenta de Asuntos Económicos, Nadia Calviño. Una puesta en escena, con Iglesias situado a la izquierda de la pantalla y Calviño a la derecha, que trata de representar el consenso alcanzado para seguir ampliando el denominado 'escudo social', tras varios días de duras negociaciones internas con posiciones alejadas y resistencias desde la vicepresidencia económica.

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