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"Médicos Sin Fronteras acude a España porque hay una emergencia humanitaria"
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entrevista con francisco de bartolomé gisbert

"Médicos Sin Fronteras acude a España porque hay una emergencia humanitaria"

Habla desde la experiencia de haber vivido el brote de ébola que arrasó Guinea, Liberia y Sierra Leona entre 2014 y 2015. Podemos aplicar, dice, muchas experiencias aprendidas allí

Foto: Una cooperante de Médicos Sin Fronteras (i) participa en las labores de instalación de un hospital de campaña en el pabellón deportivo Rector Gala del Campus de la Universidad de Alcalá de Henares. (EFE)
Una cooperante de Médicos Sin Fronteras (i) participa en las labores de instalación de un hospital de campaña en el pabellón deportivo Rector Gala del Campus de la Universidad de Alcalá de Henares. (EFE)

Francisco de Bartolomé Gisbert es responsable de epidemias y emergencias sanitarias de Médicos Sin Fronteras. Su organización, acostumbrada a desembarcar en desastres y situaciones límite en países en desarrollo, está ahora levantando hospitales de campaña en España para evitar que colapse nuestro sistema sanitario. Habla desde la experiencia de haber vivido situaciones como el brote de ébola que arrasó entre 2014 y 2015 tres de los países más pobres del mundo: Guinea, Liberia y Sierra Leona. Podemos aplicar, dice, muchas de las cosas que aprendieron allí y en otros lugares del planeta.

PREGUNTA. Para mucha gente, ha sido impactante que Médicos sin Fronteras, que asociamos a países en desarrollo, haya desplegado su asistencia en Madrid.

RESPUESTA. Sí, en principio trabajamos en otros ámbitos, en lugares de menos recursos, pero es verdad que hemos intervenido y tenemos proyectos también en países europeos, por ejemplo, con refugiados e inmigrantes. Incluso recientemente. Pero es cierto que el hecho de estar aquí ahora en España es indicativo del nivel de la crisis y de la emergencia humanitaria que estamos viviendo. Esto es una emergencia humanitaria y hay que intentar actuar poniéndose en ese contexto, algo a lo que no estamos acostumbrados en España. Nosotros intervenimos en emergencias humanitarias, donde tenemos experiencia.

P. ¿Estáis ayudando a levantar hospitales de campaña en España?

R. Sí, estamos dando apoyo, asesoramiento técnico y para la preparación de hospitales de campaña, para ayudar a descongestionar los hospitales básicamente. Estamos apoyando a las plataformas de coordinación que responden a esta epidemia con nuestra experiencia en gestión de crisis sanitarias similares. En este sentido, ya hemos diseñado un modelo de gestión de hospitales y de flujo de pacientes que estamos compartiendo con las autoridades sanitarias y que en el caso de Cataluña ya se está aplicando.

P. ¿En concreto?

R. Estamos contribuyendo a descongestionar hospitales y centros de salud para que estos puedan concentrarse en atender a los enfermos más graves. Es la idea con la que estamos desarrollando de prototipos de unidades de hospitalización temporales para expandir la capacidad hospitalaria y en la búsqueda de espacios donde instalarlas y ya están en marcha algunas de estas unidades en Madrid y Cataluña. En el caso de Madrid hemos ayudado a habilitar más de 200 camas en sendos pabellones deportivos de Alcalá de Henares y Leganés. En Barcelona, MSF está apoyando a los siguientes centros: el Gran hospital que se está preparando en La Fira de Barcelona, el Vall d’Hebrón, el de Sant Pau y el Hospital del Mar, el Clinic, y el Hospital Taulí de Sabadell, el Hospital de Igualada.

P. ¿Y en qué otros ámbitos estáis ayudando?

En el refuerzo de la protección de nuestros mayores, uno de los colectivos más vulnerables en esta epidemia. Estamos asesorando al comité directivo de residencias de mayores en la evaluación de riesgos e implementación de medidas de higiene y protección para reducir la transmisión dentro de estos centros, así como para mejorar el manejo de casos. Equipos de Médicos Sin Fronteras están visitando estos centros, identificando las necesidades más acuciantes, asesorando sobre circuitos para evitar contagios y desarrollando un modelo de asistencia, herramientas y protocolos que están a disposición de profesionales de las residencias del país en un portal en red.

P. ¿Pero vais a desplegar médicos y personal sanitario sobre el terreno?

R. No, de momento apoyamos en el diseño de estrategias y damos recomendaciones, en principio, no estamos pensando mover médicos. Y no hemos tenido que mover gente de otros sitios para traerlos a España. Si el sistema lo puede asumir aquí, en principio no vemos esa necesidad por ahora. Preferimos apoyarnos siempre en personal local.

P. Sois expertos en combatir situaciones sanitarias explosivas como esta. Por ejemplo, el ébola. ¿Qué podemos aprender de esa experiencia?

R. El ébola tiene una forma distinta de transmitirse: se contagia con el contacto, por heridas, contactos de piel, fluidos corporales… Y tiene mucha más letalidad con diferencia. Pero hay cosas que podemos intentar aplicar y trasladar. La primera y fundamental es que hay que dar la información adecuada, hacer comprensible el riesgo para que se entienda bien qué es y cómo se transmite.

P. En algunas fases del ébola, el personal sanitario acabó huyendo por el riesgo al contagio, ¿no?

R. Las medidas de protección del personal sanitario son básicas. Lo hemos visto con muchas enfermedades: los primeros en caer han sido sanitarios, y eso genera desconfianza, miedo, angustia...

P. ¿Fue en Sierra Leona donde acabaron desertando en masa?

R. En los tres países donde hubo el brote, hubo personal sanitario que desertó. Bueno, no lo llamaría así tampoco, simplemente dependían de tener acceso a equipos de protección personal y la gente tenía dudas e inquietudes. El no tener suficiente información y equipos para protegerse hacía que la gente tuviese mucho miedo. Los médicos y enfermeros también lo tienen...

P. ¿Algo más que aprender del ébola?

R. Lo que más funcionó con el ébola es la identificación y aislamiento de los potenciales contactos de un contagiado. Con eso consigues controlar el brote relativamente. Aquí se intentó hacer algo así, pero quizás había más casos de los que parecía que había en un primer momento. Por suerte, no llegó coincidiendo con la época de gripe, porque esto habría sido muy complicado, sobre todo por la dificultad para diagnosticar. Es muy difícil distinguir una enfermedad de otra.

P. Basado en su experiencia, ¿qué pasa cuando se hunde un sistema sanitario?

R. La Salud tiene un impacto enorme en los sistemas económicos en general: las epidemias de VIH han diezmado la fuerza laboral de países enteros. El ébola marca la relación de un país con el exterior, impacta mucho, lo aísla…

P. ¿Qué más deberíamos entender en España para combatir el coronavirus?

R. Es muy importante conseguir que el sistema sanitario no desaparezca, en el sentido de que se convierta solo en una barrera contra el coronavirus. Esto lo hemos visto en los brotes de ébola y otras enfermedades. La mortalidad sube desproporcionadamente porque la gente tiene miedo a ir a los centros de salud, porque no había medicamentos esenciales disponibles, porque las redes de distribución colapsaban... La manera en que manejamos a pacientes crónicos en domicilios, damos soporte a diabéticos, cardiopatías... Esto es fundamental, porque si esta gente también se desestabiliza, la carga para los hospitales se incrementa y agrava todo.

P. Toda Europa está intentando aumentar sus capacidades hospitalarias a toda prisa. ¿Cuánto se pueden escalar los recursos sanitarios en unos meses? Aquí estamos teniendo problemas con material básico como respiradores, mascarillas, ciertos medicamentos, incluso camas o mantas...

R. Es difícil, no solo en cuanto a material. Y está el peligro de hacer las cosas mal con buenas intenciones. Por ejemplo, creando material que no cumple protocolos, mascarillas de tela y cosas así que pueden perjudicar más que ayudar. Hay gente que sale con una mascarilla de tela por la calle y es más arriesgado que no llevarla porque esa persona se confía… y se contagia.

P. Supongo que el personal sanitario también tiene un límite y no se puede formar más gente de la que hay.

R. Tenemos una buena fuerza de trabajo, bien entrenada, en España. Pero hay cosas que no se pueden empezar a hacer de la noche a la mañana. Un enfermero de cuidados de UCI no es lo mismo que un enfermero de atención primaria. Hay que apoyar, formar, y eso lleva un tiempo.

P. Si el Covid-19 está golpeando de esta manera sistemas sanitarios como el español o el italiano, ¿qué puede hacer en países donde es más endeble?

R. Cierto. Nuestra mayor preocupación es cómo se puede comportar esto en escenarios con sistemas de salud frágiles y poblaciones vulnerables. Hay tantas incógnitas por despejar… Para empezar, no sabemos cómo se comporta el virus en el trópico, con esa humedad y esa temperatura.

P. También hay factores demográficos que cambian mucho la situación de país a país, ¿no?

R. Sí, las poblaciones tienen una distribución muy distinta. Hay muchos más jóvenes y más niños. Así que no sabemos. Pero, claro, por otro lado no deja de haber personas vulnerables. No sabemos cómo va a coexistir este virus con la malaria, el dengue, el VIH, la tuberculosis... Tenemos que entender muchas cosas todavía para saber qué va a ocurrir.

P. ¿Cómo avanza el Covid-19 en África? No hay apenas datos, ¿no? Supongo que conseguir un test es todavía más difícil que aquí.

R. Claro, estamos pendientes de la evolución, porque la detección depende de la capacidad de hacer test. Hay países con muy pocos recursos donde directamente no se están haciendo test. Si te fijas, el sitio con más casos es Sudáfrica, seguido de Egipto o Marruecos, pero es que precisamente son los países que tienen mejores sistemas de salud y más acceso a test. Al mismo tiempo, también más transito de personas… Es muy difícil saberlo. Hay países que preocupan mucho, como India o Bangladés, países donde hay campos de refugiados, zonas masificadas, con un acceso al agua muy pobre... y al saneamiento.

P. Algo como lavarse las manos con jabón a menudo es inaccesible para muchos millones de personas.

R. Lógicamente, cuando la cantidad de agua disponible para toda la familia está por debajo de niveles recomendados por la OMS, la gente no la usa para lavarse las manos porque la necesitan para beber o para cocinar. Conseguir que esta población se lave las manos es un desafío.

P. Supongo que además en muchos países estas medidas de confinamiento que hemos tomado aquí son impracticables.

R. Las estrategias para protegerlos tienen que ser distintas. Es imposible aislar a todo el mundo, no se puede. Se tendrá que intentar aislar a gente con patologías previas o en situación de riesgo. Si en una casa conviven 20 personas, no vamos a poder aislarlos a todos. Pero quizá podemos proteger a los más vulnerables.

P. ¿Algo más que quieras añadir?

R. Quiero incidir en que estamos trabajando con algo que conocemos desde hace tres meses. Vamos viendo en el día a día, y esto añade dificultad e incertidumbre. Hay cosas que parecen ya seguras, pero otras cosas las vamos aprendiendo día a día. Así que lo que decíamos ayer del coronavirus puede cambiar mañana… Porque estamos aprendiendo. Es muy difícil de transmitir esto, porque la gente no entiende los cambios de criterio y desconfía. Pero es importante que todos lo entendamos.

Francisco de Bartolomé Gisbert es responsable de epidemias y emergencias sanitarias de Médicos Sin Fronteras. Su organización, acostumbrada a desembarcar en desastres y situaciones límite en países en desarrollo, está ahora levantando hospitales de campaña en España para evitar que colapse nuestro sistema sanitario. Habla desde la experiencia de haber vivido situaciones como el brote de ébola que arrasó entre 2014 y 2015 tres de los países más pobres del mundo: Guinea, Liberia y Sierra Leona. Podemos aplicar, dice, muchas de las cosas que aprendieron allí y en otros lugares del planeta.

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