El Gobierno rectifica y da el cerrojazo a la actividad no esencial durante dos semanas
Sánchez anuncia que desde el lunes y hasta el 9 de abril se paralizará la actividad no básica para llegar a los niveles de movilidad del fin de semana. Esos trabajadores deberán quedarse en casa
Es el momento de "intensificar la lucha" contra el coronavirus. Pedro Sánchez rectifica y finalmente accede a paralizar la actividad no esencial del país. El Consejo de Ministros se reunirá este domingo para adoptar una decisión "excepcional": dar cerrojazo a aquello que no sea fundamental. "Todos los trabajadores de actividades no esenciales deberán quedarse en casa las próximas dos semanas, como hacen durante el fin de semana. Para ello, aprobaremos un permiso retribuido recuperable, que se aplicará a todos los trabajadores de todas las actividades no esenciales, de modo que no tendrán que desplazarse a sus centros de trabajo desde el lunes 30 de marzo hasta el jueves 9 de abril, ambos inclusive". En estos 15 días, los trabajadores continuarán recibiendo su salario "con normalidad", abonado por sus empresas (no por el Estado), y cuando concluya la emergencia sanitaria "recuperarán las horas de trabajo no prestadas de manera paulatina y espaciada en el tiempo". Lo que hace ahora el Ejecutivo es 'adelantar' el parón de la Semana Santa, aprovechando la menor movilidad del fin de semana, que ha caído al 85% (frente al 65%-75% de reducción del tráfico en vehículo privado que se observa en los días laborables).
El presidente del Gobierno compareció este sábado por la tarde con unas pavorosas cifras como telón de fondo: 72.248 contagiados y 5.690 fallecidos por el Covid-19. España estaría acercándose al pico de la curva después de dos semanas de confinamiento de los ciudadanos, justo cuando se cumplen dos semanas de la declaración del estado de alarma y cuando arrancan otros 15 días de aislamiento, hasta la medianoche del 11 de abril. Varias comunidades autónomas y la oposición le reclamaban medidas aún más duras, y el Ejecutivo, de hecho, ya fue preparando el terreno el viernes, al asumir que los ministerios ya estaban trabajando en los siguientes escenarios. Se estaba asfaltando el camino que finalmente este sábado recorrió Sánchez durante su rueda de prensa telemática y vespertina, más concreta que la de una semana atrás, que contuvo un anuncio de calado y que arrancó con la petición de una respuesta "unida" y potente a la Unión Europea [su intervención inicial aquí en PDF].
Con la medida excepcional que este domingo aprobará el Consejo de Ministros y que entrará en vigor el lunes, el Gobierno espera que se reduzca aún más la movilidad de las personas, "disminuirá el riesgo de contagio" y permitirá "descongestionar las UCI", ahora mismo saturadas —son 4.575 los pacientes críticos por Covid-19, según Sanidad—. Los agentes sociales fueron informados previamente de esta decisión del Ejecutivo y son "conscientes", dijo, del "enorme esfuerzo de país" que debe hacerse ahora para combatir el SARS-CoV-2 ahora y poder reconstruir después.
"Estamos todos unidos frente al virus, en el mayor ejercicio de solidaridad de nuestra historia. El diálogo social seguirá siendo fundamental en nuestro país y esta medida puede ser muy efectiva en nuestra estrategia colectiva frente al virus y la implementamos cuando los expertos la recomiendan y España está como sociedad preparada para cumplir de inmediato, en el momento adecuado". El presidente espera que en los próximos días se sienta el efecto de este "poderoso esfuerzo colectivo" que se puso en marcha desde la declaración de la alarma, el pasado 14 de marzo, que se prorrogará, como poco, hasta el 11 de abril. Hasta ahora, las cifras no son muy halagüeñas, aunque el ritmo de crecimiento de la pandemia está siendo tibiamente menor. "Sacrificio, resistencia y moral de victoria", reclamó Sánchez, hilando con ese tono churchilliano de sus últimas comparecencias. "Estamos afrontando las horas más tristes, más duras, más amargas. A medida que nos acercamos a la cresta de la ola, el virus nos está golpeando con una violencia despiadada", sentenció con dramatismo y para arropar la necesidad de dar un paso más en el combate contra el Covid-19.
El Ejecutivo espera reducir aún más la movilidad, disminuir los contagios y "descongestionar" las UCI, muy saturadas ya por el cúmulo de casos
A falta de conocer los detalles de la medida, Sánchez explicó que había dos alternativas: o "cerrar la actividad económica no esencial", llevarla a cero, o abrir nuevos espacios que "de manera inteligente permitan no cerrar la actividad económica pero sí logre reducir la movilidad", hasta los límites que se observan el fin de semana, y de manera más rápida. El Gobierno opta por lo segundo, aunque no deja de ser algo eufemístico, porque en el fondo lo que ordena es la paralización de toda aquella industria que no sea básica, solo que en este caso lo canaliza convirtiendo días laborales en libranzas retribuidas, al estilo de lo que se ha hecho en otros países.
A las puertas de la Semana Santa
En ese sentido, el presidente explicó que el cambio afecta en realidad a ocho días laborables, puesto que son las cinco jornadas de esta semana entrante y las tres de la siguiente, ya que el 9 es Jueves Santo, festivo en casi toda España. "Se trata de anticipar esas jornadas festivas para que, en lugar de cerrar la actividad económica, aquellos trabajadores de esos servicios no esenciales puedan beneficiarse de un permiso retribuido recuperable —amplió—. Lo hacemos ahora, y no antes, porque es cuando estamos a las puertas de la Semana Santa, y es ahora cuando podemos lograr rebajar de manera significativa esa movilidad y cortar de manera más agresiva esas infecciones y evitar la presión sobre las UCI". Una vez haya concluida la alarma, los trabajadores podrán pactar con los empresarios ampliar su horario hasta el próximo 31 de diciembre para recuperar esos días de inactividad.
Se trataría de una especie de 'adelanto' del parón vacacional, ya que la paralización se aplica en ocho días laborales. Queda por saber el detalle
Sánchez puso el ejemplo de la construcción, un sector que se ha mantenido activo en este tiempo de alarma y del que se pedía la paralización porque sus operarios a menudo no pueden guardar la distancia de seguridad y han de usar a diario el transporte público para desplazarse al tajo. A partir del lunes, no irá a la obra y tendrá derecho a ese permiso retribuido. Las actividades a las que se extiende la paralización son las que no figuran en el decreto por el que se declaró la alarma. "Las esenciales seguirán funcionando como hasta ahora", indicó. Un enfermero o un médico, en cambio, seguirá en su puesto como hasta ahora. Los medios de comunicación no cambian de estatus: son considerados actividad esencial, y a ellos agradeció su labor.
El artículo 10 de la norma permite únicamente la apertura de la actividad minorista de alimentación y bienes de primera necesidad, establecimientos farmacéuticos, sanitarios, centros veterinarios, ópticas y ortopedia, productos higiénicos, prensa y papelería, gasolineras, estancos, tiendas de telecomunicaciones, tintorerías, lavanderías y peluquería a domicilio. No obstante, el Consejo de Ministros de este domingo precisará el listado de actividades no esenciales que, a partir del lunes, en la práctica, se detendrá. Sí hay una referencia orientativa: un borrador del Ministerio de Industria, adelantado ayer por la SER, señalaba que se consideran servicios básicos la producción y distribución de alimentos, medicamentos y bienes de primera necesidad, la fabricación textil (para aprovisionar a sanitarios y protegerlos) y la industria química y farmacéutica. Aquellos ciudadanos que ya teletrabajaban podrán seguir haciéndolo.
"Un día más es un día menos" para ver derrotado el virus, defendió Sánchez, intentando hacer pedagogía, y remarcando en todo momento que su Gobierno ha adoptado medidas de "extraordinaria dureza", más en una sociedad acostumbrada a relacionarse socialmente y pasar mucho tiempo en la calle. Ahora se necesita ese esfuerzo suplementario, si bien no especificó si respondía a la progresión de la curva. Se le preguntó si España seguía así la senda de Italia, cuyo primer ministro, Giuseppe Conte, anunció hace justo una semana la paralización de la actividad no esencial, y replicó que el Ejecutivo no se compara con ningún otro país, aunque sí solidariza con todos y también con Roma, que padece un "desgarro" semejante.
Siguiendo las recomendaciones del Comité Técnico y tras comunicárselo a los agentes sociales, el Gobierno aprueba mañana una medida excepcional:
— La Moncloa (@desdelamoncloa) March 28, 2020
Todos los trabajadores de actividades no esenciales deberán quedarse en casa del 30 de marzo al 9 de abril. #EsteVirusLoParamosUnidos pic.twitter.com/9HwuzA6D34
Sánchez se había resistido a adoptar esta medida. Hasta ahora, esgrimía que había que ponderar, equilibrar, no paralizar por completo la economía por los riesgos que entraña, ya que la recuperación puede costar más. Pero ese debate, que estaba vivo en el seno del Gobierno, ha acabado decántandose a favor de los que reclamaban un cierre total, defendido por Unidas Podemos.
"Respetuoso" con el reparto autonómico
El presidente fue preguntado por la compra centralizada de medicamentos, que impulsó la alarma y que ha sido muy criticada por las comunidades autónomas. El líder socialista alegó que, al igual que la UE es más fuerte que un Estado, porque representa un mercado potencial de 500 millones de personas, también un Estado es "más fuerte" que 17 CCAA, más en un contexto tan agresivo como el actual, con una altísima demanda de productos sanitarios. El Gobierno, con su peso, puede "liderar esas compras", con "mayor agilidad", intentando dar una respuesta pronta a necesidades "urgentes", lo que no es óbice para que las regiones puedan continuar aprovisionándose en el mercado. Sánchez insistió en que su Ejecutivo es "respetuoso" con el reparto de poder, y que asumió las riendas porque los expertos juzgaron que los territorios no podían actuar por sí solos. No obstante, "tan importante es comprar fuera como autoabastecernos", subrayó, de ahí que se haya puesto a la industria a producir artículos sanitarios.
El presidente defiende el sistema de compras centralizadas criticado por algunas regiones: un Estado es "más fuerte" que 17 CCAA, señala
Lo que todavía no ha podido distribuir el Gobierno son los test rápidos. La empresa china a la que se compraron las primeras 640.000 unidades, Shenzhen Bioeasy Biotechnology, tendrá que suministrar un nuevo modelo con más garantías después de que la primera remesa, de 8.000, resultara fallida. Sánchez señaló que se siguen realizando pruebas de diagnóstico a buen ritmo —entre 15.000 y 20.000 PCR diarias—, por lo que se sigue cribando a la población. "Fíjese si somos garantistas que cuando se compra el material el Instituto de Salud Carlos III [que depende de los ministerios de Ciencia y Sanidad] garantiza que cumple con la normativa", abundó. A quienes le recriminan este fallo, les dijo que se pueden quedar en el "reproche" o bien "aportar soluciones" en un contexto muy complicado. El jefe del Ejecutivo, además, recordó que se siguen cerrando operaciones de compra con China. Los 432 millones de euros iniciales son ahora 628.
El anuncio estuvo precedido de una larga introducción en la que el presidente hizo un llamamiento de auxilio a la Unión Europea, como el que trasladó en el Consejo del pasado jueves, en el que se plantó junto a Conte ante la negativa de los socios a adoptar medidas tajantes que mitiguen el impacto económico del Covid-19. "Es la hora de Europa. Europa se la juega", aseveró con dramatismo. En definitiva, que hace falta una respuesta "unida" frente a la pandemia, porque es una "catástrofe que afecta a todos" los países, que "no obedece a fronteras", a diferencia de lo que ocurrió en 2008, cuando los Estados más débiles y sin los deberes hechos sufrieron más el batacazo económico. "Si Europa quiere, Europa puede", reforzó, mientras demandaba medidas "valientes", rotundas. "Del mismo modo que esta catástrofe está sometiendo a examen al mundo entero, está poniendo a prueba de modo muy especial al proyecto europeo", alertó.
La UE "no puede fallar"
Para el Ejecutivo de coalición, la UE debe poner en pie una "suerte de economía de guerra y promover la resistencia", movilizando una gran cantidad de recursos a través de "un nuevo plan Marshall". La Unión "no puede fallar, no debe fallar", no "puede defraudar" a sus ciudadanos, y ahora se necesita "contundencia y solidaridad"de todos. Pero Alemania y Holanda son los que lideran el frente del no, los que se oponen a una mutualización de la deuda.
Sánchez llama a la UE a asumir una "economía de guerra" y respaldar a los países más afectados con la mutualización de la deuda. "Europa se la juega"
Precisamente eso es lo que demandan Madrid y Roma. Lo dijo Sánchez: España apuesta por crear instrumentos que permitan mutualizar la deuda a través de unos "bonos de reconstrucción" para evitar que cada uno de los países "se tenga que endeudar" por separado. A la UE le toca, dijo, "proteger al conjunto de ciudadanos europeos, a los más débiles, y singularmente también aquellos países que desgraciadamente ahora están sufriendo las mayores consecuencias de la pandemia del Covid-19 como es el caso de España".
Sánchez evitó polemizar con ningún país concreto, pese a que Holanda sea de los países más duros. Preguntado por la postura de Países Bajos, sostuvo que tiene una "extraordinaria relación" con su primer ministro, Mark Rutte, y mostró su confianza en que la Unión encuentre una solución que satisfaga al conjunto de los socios.
El club comunitario se dio 15 días para decidir. Pero mientras las muertes y los contagios se reproducen en España y fuera de ellas. Sánchez hace esa llamada de socorro fuera y, dentro, sube un peldaño en las restricciones. Él sostiene que es el momento "adecuado", el que los expertos recomiendan. Pero aún vienen muchas curvas, reconoció: "Son días muy duros, días muy tristes, muy amargos. Pero son los días decisivos. Porque serán los días que tendremos para medirnos. Y luego ya, toda una vida para recordar que, en tiempos difíciles, resistiendo, unidos, España dio la talla".
Es el momento de "intensificar la lucha" contra el coronavirus. Pedro Sánchez rectifica y finalmente accede a paralizar la actividad no esencial del país. El Consejo de Ministros se reunirá este domingo para adoptar una decisión "excepcional": dar cerrojazo a aquello que no sea fundamental. "Todos los trabajadores de actividades no esenciales deberán quedarse en casa las próximas dos semanas, como hacen durante el fin de semana. Para ello, aprobaremos un permiso retribuido recuperable, que se aplicará a todos los trabajadores de todas las actividades no esenciales, de modo que no tendrán que desplazarse a sus centros de trabajo desde el lunes 30 de marzo hasta el jueves 9 de abril, ambos inclusive". En estos 15 días, los trabajadores continuarán recibiendo su salario "con normalidad", abonado por sus empresas (no por el Estado), y cuando concluya la emergencia sanitaria "recuperarán las horas de trabajo no prestadas de manera paulatina y espaciada en el tiempo". Lo que hace ahora el Ejecutivo es 'adelantar' el parón de la Semana Santa, aprovechando la menor movilidad del fin de semana, que ha caído al 85% (frente al 65%-75% de reducción del tráfico en vehículo privado que se observa en los días laborables).