Es noticia
El asombroso caso del ciudadano JVI, confinado una semana antes de la alarma
  1. España
CRISIS CORONAVIRUS

El asombroso caso del ciudadano JVI, confinado una semana antes de la alarma

Su sensibilidad hacia los temas de salud (su mujer es doctora) y los testimonios de un amigo de Milán fueron determinantes

Foto: iStock.
iStock.

Vive en Madrid. Tiene cuarenta y pocos años y una familia joven, junto a su mujer, compuesta por tres hijos de ocho y tres años, con un bebé de cuatro meses. JVF (sus iniciales) es un ciudadano común. Sin embargo, una reciente decisión en su vida le convierte probablemente en el español que más tiempo lleva confinado. Por extraño que parezca, este es el caso real de una persona que vive recluida en su domicilio desde el pasado viernes 6 de marzo.

Jon (nombre de pila) resta importancia a su decisión. Cuenta que llegó a tomar esa medida casi de manera natural, a raíz de las cosas que iba viendo y leyendo. Aunque jugaba con algo de ventaja. “Digamos que fue una suma de factores. Por un lado, mi mujer es médica. Y por otro, uno de mis mejores amigos vive en Milán”. A partir de aquí, su manera de procesar la información que llega sobre el virus, primero desde China y luego desde el país vecino, fue diferente al resto.

“Nosotros ya estamos informados. Nos había llamado la atención lo de Wuhan. Todos vimos los vídeos de encierro de la población. Y eso no nos pasó desapercibido, si un país como China hacía eso, no podía ser una broma”. Aun así, ninguna luz roja se hubiera encendido si no hubiera llegado a Italia y empiezan a verse casos graves. “Mi amigo Ricky me va contando de primera mano cómo lo está viviendo. Mantenemos trato por móvil casi a diario y vi cómo el tema se ponía serio”.

Igual que aquí muchos hemos tenido referencias directas de la situación de saturación de los hospitales por amigos o familiares sanitarios, el amigo de Jon en Milán recibía información de una amiga enfermera. “Para lo cachondo que es, él estaba en un tono muy serio y eso nos hizo afinar bastante, y eso que la diferencia que había entre Lombardía y Madrid es que allí Milán no estaba infectada, al contrario de lo que empezaba a pasar aquí”, explica mientras repasa mentalmente.

“Desde entonces, no hemos vuelto a salir. Solo a bajar la basura. Ahora ya estamos empezando a quedarnos sin cosas y tendremos que ir a comprar”

Cuando Jon cuenta su caso parece cargado de lógica, pero hacerlo una semana antes del estado de alarma estaba alejado de la realidad. “Tengo wasaps del 5 de marzo donde ya me hablaba del colapso de las UCI de la región”, subraya como para justificar su razonamiento. “Y yo veía cómo aquí todavía no estaba el debate sobre la mesa. Imagínate cómo nos quedamos cuando se decretó el domingo el cierre de Lombardía, como si fuera China, tan cerca de aquí”.

Y una cosa fue llevando a la otra. “Ese viernes hicimos la compra en un Makro. Nos gastamos casi 500 euros”. Compraron arroz, pasta, garbanzos, agua y sobre todo congelados. También estaban pertrechados de mascarillas (tienen una clínica de cirugía estética en el barrio de Salamanca), por lo que podían comenzar su reclusión voluntaria. “Desde entonces, no hemos vuelto a salir. Solo a bajar la basura. Ahora ya estamos empezando a quedarnos sin cosas y tendremos que ir a comprar”.

Foto: Cristina Díez. (Foto: Hospital Gregorio Marañón)

Aun así, nada queda sujeto a la improvisación. Jon tiene un listado de sus provisiones y una estimación de las comidas que podrían hacer sin salir. “Hasta para tirar la basura tenemos un protocolo, con mascarilla y guantes”. Sabe que su historia puede parecer increíble, pero llevan encerrados una semana antes que el resto de los españoles. “Recuerdo ver la manifestación del 8 de marzo desde casa y alucinábamos”.

“Como los dos somos autónomos, anulamos citas y reuniones de la semana siguiente. De hecho, ya nos estaban cancelando algunas”. Esa agenda despejada les permitió estar liberados para hacerse cargo de los niños y no llevarles al colegio el lunes, antes de que Madrid anunciara ese día la suspensión de las clases. “Como el mediano estaba malo, con síntomas de catarro, y tenemos un bebé, pensamos que no hacía falta llevarlos al colegio”. Pese a todo, Jon insiste que no fue un encierro planeado.

Vive en Madrid. Tiene cuarenta y pocos años y una familia joven, junto a su mujer, compuesta por tres hijos de ocho y tres años, con un bebé de cuatro meses. JVF (sus iniciales) es un ciudadano común. Sin embargo, una reciente decisión en su vida le convierte probablemente en el español que más tiempo lleva confinado. Por extraño que parezca, este es el caso real de una persona que vive recluida en su domicilio desde el pasado viernes 6 de marzo.

Milán Madrid
El redactor recomienda