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Madrid resiste: cadáveres en el Palacio de Hielo y el virus acecha Moncloa
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NOVENO DÍA DE CONFINAMIENTO

Madrid resiste: cadáveres en el Palacio de Hielo y el virus acecha Moncloa

Madrid, la que 81 años después vuelve a no poder enterrar a sus muertos, sabe bien lo que es resistir. Y que resistir, casi siempre, es vencer

Foto: Últimas cremaciones en La Almudena. (Reuters)
Últimas cremaciones en La Almudena. (Reuters)

Ocho décadas después, Madrid no puede enterrar a sus muertos. Por primera vez desde marzo de 1939, cuando soportaba el tercer año de asedio de las tropas alzadas de Franco y no había ataúdes porque se había quemado toda la madera para pasar el último invierno de la guerra, la capital de España ha tenido que habilitar el cerrado Palacio de Hielo como morgue porque la funeraria municipal no tiene material sanitario de protección. Para completar el panorama de guerra, el Covid-19 se ha hecho fuerte en la Moncloa —están infectadas la mujer del presidente, su madre y al menos dos de sus ministras— y la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, lleva desde la noche del domingo en la Ruber con infección respiratoria. A Madrid ya solo le falta un Chaves Nogales que cuente su resistencia.

En el noveno día de confinamiento, la curva —la maldita curvano se aplana. España ha registrado hasta el domingo por la noche 33.089 casos de contagio, lo que supone 4.321 nuevos con respecto al día anterior. Es el cuarto país por infectados, solo por detrás de Italia, China y EEUU, y la 'guerra' del material sigue provocando las quejas de los gobiernos regionales y de los ayuntamientos, y no solo del PP: la Comunidad Valenciana fleta aviones de China "porque no podemos esperar más", dice Ximo Puig, del PSPV.

Es la misma queja del vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, que no habla de "mala fe" pero se lamenta de que la medida de centralizar todo en el Ministerio de Sanidad "ha ralentizado" la llegada del material "que habíamos comprado hace semanas".

José Luis Martínez-Almeida, ese alcalde que hace solo unos días era mostrado como ejemplo de gestión y jaleado por la izquierda para contraponerlo a Pablo Casado y a Isabel Díaz Ayuso, enviaba una carta muy dura al ministro Illa y al delegado del Gobierno en Madrid, José Manuel Franco, por la falta de material sanitario de protección. "Espero que sea consciente de la gravedad que supone que esta misma semana ya no podamos proceder a las inhumaciones o las cremaciones de las personas que han sido víctimas del Covid". ¿Habrá pasado ya Almeida al bando de los desleales con su crítica?

Desde este martes, al drama de no poder acompañar a los que mueren en los hospitales por estar en estricto aislamiento hay que añadir que ni siquiera se les puede enterrar o incinerar. "Como medida de seguridad, se detienen las recogidas de servicios con Covid-19 debido a la falta de equipamiento de protección individual", anuncian oficialmente desde la Funeraria Municipal de Madrid.

El Ayuntamiento de Madrid cierra la funeraria municipal

Como en tantas otras ocasiones, está el Ejército. Díaz Ayuso y la ministra de Defensa, Margarita Robles, acordaron el viernes en una conversación telefónica que serían los militares quienes trasladarían los cadáveres fallecidos por coronavirus. Fuentes oficiales de la Comunidad de Madrid confirman que el Palacio de Hielo —una pista de 1.800 metros cuadrados abierta hasta hace 10 días a los entrenamientos y al público en general y situada en un otrora bullicioso centro comercial— comenzará a acoger cadáveres del Covid-19, que serán trasladados por efectivos militares.

Ancianos muertos en sus camas

Unos militares que, según desvelaba Robles, se han encontrado escenas dantescas en algunas residencias de ancianos que, desde el sábado, están desinfectando y ayudando a paliar los graves estragos del coronavirus entre los mayores. Si el 20% de las residencias de Madrid tiene ancianos contagiados, la situación no es mucho mejor en el resto de España. La ministra desveló que los militares han encontrado "ancianos abandonados y hasta muertos en las camas" de algunos centros y, como autoridad que son gracias al decreto de alarma, han levantado acta por si se pudiera perseguir judicialmente.

"Este recinto —dicen fuentes oficiales del Gobierno regional sobre la nueva morgue del Palacio de Hielo— cumple las condiciones necesarias para dicha función. Se trata de una medida temporal y extraordinaria encaminada, fundamentalmente, a mitigar el dolor de los familiares de las víctimas y la situación que se registra en los hospitales madrileños". Hace 81 años, Madrid estaba a punto de dejar de resistir. En unos días —el 27 de marzo—, se cumplirá el aniversario de la rendición de la capital en las ruinas del Clínico donde hoy, ocho décadas después, sigue librándose una batalla contra otro enemigo, esta vez invisible.

A muy pocos kilómetros de allí, en Moncloa, ese enemigo invisible también está haciendo estragos. El presidente del Gobierno, mando supremo en el estado de alarma, tiene a su esposa infectada. Su madre está ingresada, también contagiada, al igual que su suegro. El Covid-19 ha contagiado, al menos, a dos ministras —Irene Montero fue la primera en caer, el 12 de marzo; Carolina Darias, ese mismo día por la noche, daba positivo en las pruebas que se hicieron a todo el Gabinete—.

El virus planea sobre Moncloa

Ayer se conocía que la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, está ingresada desde el domingo por la noche con una infección respiratoria. La vicepresidenta llevaba con síntomas desde hace varios días, aunque lo achacó a su alergia. Aún no se sabe el resultado de los test que le están haciendo en la clínica privada Ruber. El Gobierno, por cierto, rápidamente informaba que, como funcionaria, la ministra pertenece a Muface y "le corresponde" esa clínica. Esperanza Aguirre y su marido pasaron el fin de semana ingresados en la Jiménez Díaz hasta que les dieron el alta ayer.

El alto número de contagios en Moncloa —a la espera del test de Calvo— vuelve a poner de relieve, por un lado, la incidencia del fin de semana del 8-M en la propagación del virus y, por otro, las críticas a Pablo Iglesias por romper la cuarentena. Este último apareció en el Consejo de Ministros extraordinario del 14 de marzo en Moncloa cuando su pareja, Irene Montero, había dado positivo 48 horas antes y él había anunciado que iba a cumplir la cuarentena. En ese Consejo, entre Iglesias y Carmen Calvo, solo estaba Pedro Sánchez.

Carmen Calvo, hospitalizada por una infección respiratoria

Con respecto al fin de semana del 8-M, a la incidencia en ministras y personajes públicos que han acabado contagiados —además de Montero, Darias, Begoña Gómez o la madre del presidente— hay que añadir las 'bajas' en el mitin de Vox en Vistalegre ese mismo domingo —Javier Ortega Smith, Santiago Abascal, Macarena Olona—, con 9.000 personas reunidas. Y también los miles de aficionados al fútbol que se agolparon ese fin de semana en los estadios, por mucho que ahora Lopetegui arremeta contra la irresponsabilidad del Gobierno y ponga como ejemplo a su gremio.

Cifras ¿para la esperanza?

¿Se podría haber frenado la velocidad de los contagios anticipando las medidas al 6 de marzo? Para unos, es evidente; para otros, es desleal siquiera plantearlo. Pero lo cierto es que la curva de la infección sigue en alto. Aunque las cifras dan también para la esperanza. El presidente de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias, Ricard Ferrer, responsable de la UCI del Vall D'Hebron, afirmaba este fin de semana que las cifras del lunes y el martes (las que conoceremos a partir de esta noche) serán "clave" para saber si las medidas de contención decretadas el sábado 14 son efectivas.

De momento, entre tanta noticia devastadora, el buen dato es que en Madrid —la 'zona cero' de esta pandemia en España, con 10.575 casos— la tasa de incrementos de contagios diarios está cayendo a las dos semanas justas del cierre de los colegios. Habrá que seguir esperando y ver si es ya una tendencia y las medidas de confinamiento se reflejan en la curva. Y otro dato positivo: que en poco más de 18 horas se ha montado un hospital en Ifema, donde en la tarde del lunes ya se daba la primera alta entre aplausos. Madrid, la que 81 años después vuelve a no poder enterrar a sus muertos, sabe bien lo que es resistir. Y que resistir, casi siempre, es vencer.

Ocho décadas después, Madrid no puede enterrar a sus muertos. Por primera vez desde marzo de 1939, cuando soportaba el tercer año de asedio de las tropas alzadas de Franco y no había ataúdes porque se había quemado toda la madera para pasar el último invierno de la guerra, la capital de España ha tenido que habilitar el cerrado Palacio de Hielo como morgue porque la funeraria municipal no tiene material sanitario de protección. Para completar el panorama de guerra, el Covid-19 se ha hecho fuerte en la Moncloa —están infectadas la mujer del presidente, su madre y al menos dos de sus ministras— y la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, lleva desde la noche del domingo en la Ruber con infección respiratoria. A Madrid ya solo le falta un Chaves Nogales que cuente su resistencia.

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