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Katy, doctora forjada en Cuba: "Mascarillas de tela lavadas a 90 grados… y son efectivas"
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SE HA ENFRENTADO AL DENGUE O EL ÉBOLA

Katy, doctora forjada en Cuba: "Mascarillas de tela lavadas a 90 grados… y son efectivas"

Se ha curtido en la economía de guerra y la escasez de recursos durante sus años de médico en la isla y está acostumbrada a usar la prevención como arma para evitar el contagio

Foto: Tres de los técnicos de la residencia de Envera con las mascarillas de Katy
Tres de los técnicos de la residencia de Envera con las mascarillas de Katy

Katy de los Reyes ya se ha enfrentado “a epidemias como el cólera, el dengue, el ébola… Nos daban diez mascarillas de tela, con los tejidos verde o azul que se usan para los quirófanos, y que teníamos que lavar con agua a 90 grados y jabón para eliminar los gérmenes, cambiándolas cada dos horas. Les puedo asegurar que son efectivas”.

Katy es la médico coordinadora de la atención sanitaria en los Servicios Asistenciales de Envera. Vela junto a su equipo por la salud de más de 150 personas de residencias y centro de día en Madrid y Colmenar Viejo. Pero en el estado de alarma, cerrados los centros ocupacionales y de atención diurna, su gran preocupación son los residentes: 83 personas con discapacidad intelectual, entre adultos, mayores y grandes dependientes.

Esta doctora se ha curtido en la economía de guerra y la escasez de recursos durante sus años de médico en el sistema sanitario cubano y está acostumbrada a usar el arma de la prevención como primera y gran medida para evitar el contagio. Por ello ha recurrido a su experiencia para abordar la necesidad, como es el caso de la demanda de mascarillas: “Si no tenemos, las hacemos nosotros”.

"También sabemos cómo impermeabilizar batas o hacer gafas protectoras con carpetas de plástico, por si llegaran momentos de gran dificultad"

“Esas mascarillas van a resultar cruciales para los trabajadores y para evitar la infección de los más vulnerables -asegura la doctora-. En Envera, de momento, tenemos cubiertas todas las necesidades y tenemos recursos porque nos pusimos las pilas a la vista de lo que estaba pasando en Italia y nos adelantamos”.

placeholder Sergio Gallardo con la mascarilla de la doctora Katy.
Sergio Gallardo con la mascarilla de la doctora Katy.

Según cuenta en la página de su organización “también sabemos cómo impermeabilizar batas o hacer gafas protectoras con carpetas de plástico, para en última instancia, por si llegaran momentos de gran dificultad, que no nos falte de nada y podamos seguir atendiendo a nuestras personas, que son la primera y última razón de todo lo que hacemos aquí”.

"Tengo terror a que entre en mi país"

La doctora, que lleva cuatro años en España, confiesa que jamás pensó que fuera a vivir en nuestro país, el primer mundo, algo como lo que está sucediendo. “Tampoco recuerdo ninguna situación de tanta gravedad como ésta. En Cuba vivimos el cólera, que fue muy difícil y duro, pero recibíamos 3 ó 4 casos en un centro, algo asumible; lo mismo con el dengue, pero sabías que ibas a tener cobertura para atender a los pacientes graves. Debido a la rapidez del contagio del Covid-19 eso ya no es así. Tengo terror a que entre en mi país –explica-. No van a dar abasto en Madrid, así que fíjate allí. Aquí no se prepararon, se confiaron mucho”.

"Hemos estado 50 horas al pie del cañón en Cuba, hemos descansado 6, y hemos vuelto de nuevo a ello; sin descanso, sin tregua. Yo estoy formada así"

La madre de la doctora Katy, como su padre fallecido, es médico. Ella, ya jubilada en Cuba, se ha puesto también a fabricar mascarillas en la isla. Igual que hace ella ahora. “El amor por mi profesión me lo inculcaron ellos. Entrega total a los enfermos. Ante una epidemia, hemos estado 50 horas al pie del cañón, hemos descansado 6, y hemos vuelto de nuevo a ello; sin descanso, sin tregua. Yo estoy formada así: cobraba 60 euros de salario al mes y lo daba todo”.

Katy de los Reyes ya se ha enfrentado “a epidemias como el cólera, el dengue, el ébola… Nos daban diez mascarillas de tela, con los tejidos verde o azul que se usan para los quirófanos, y que teníamos que lavar con agua a 90 grados y jabón para eliminar los gérmenes, cambiándolas cada dos horas. Les puedo asegurar que son efectivas”.

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