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Las residencias se quedan sin manos: "Ayer murieron 3 y hoy 2, y están aquí los cuerpos"
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se acumulan las bajas y fugas a la pública

Las residencias se quedan sin manos: "Ayer murieron 3 y hoy 2, y están aquí los cuerpos"

Las residencias de la tercera edad, el flanco más débil en la guerra contra el virus, se están quedando sin trabajadores por los positivos y aislamientos y por la marcha de empleados a la sanidad pública

Foto: Un efectivo de la UME durante la operación de desinfección en la zona de estacionamiento de una residencia de ancianos. (EFE)
Un efectivo de la UME durante la operación de desinfección en la zona de estacionamiento de una residencia de ancianos. (EFE)

La pandemia está dejando un reguero de víctimas en las residencias de la tercera edad y apenas hay manos para vencer al virus en ese frente de la batalla, el más frágil. La situación requiere más recursos que nunca, pero muchos de los enfermeros, médicos, gerocultores y auxiliares que atienden a los mayores están de baja por haber contraído el virus o por encontrarse en aislamiento para no contagiárselo a otros residentes. También hay trabajadores de centros privados que han abandonado sus puestos en plena crisis para cubrir las plazas que ha sacado de urgencia la sanidad pública como medida de choque.

Ni el Ministerio ni las consejerías de Sanidad facilitan datos sobre el número de usuarios de residencias fallecidos, ni sobre los trabajadores que están de baja por enfermedad o en cuarentena, pero el drama se abre paso ya en casi todos los centros. En la residencia de la Santísima Virgen y San Celedonio de Madrid, cerca del Bernabéu, se han registrado ya 11 muertes, tantas que las pocas auxiliares que no están de baja (por dar positivo o por mantenerse en aislamiento por precaución) tienen que sacar a los cuerpos de las habitaciones a pulso porque no quedan camillas libres. En la residencia de Medinaceli, en Villanueva del Pardillo, una gerocultora entró a trabajar el martes por la mañana y no pudo irse a su casa hasta este viernes por la tarde. El Ayuntamiento de la localidad se ha visto obligado a hacer un llamamiento a la población para tratar de encontrar médicos, enfermeros, auxiliares de clínica, cuidadores y hasta personal de limpieza.

La falta de personal se repite en residencias de toda España pero se está cebando con las de Madrid, la primera comunidad en la que el SARS-CoV-2 se fue de las manos y, también, la que tiene más plazas pendientes de cubrir en la sanidad pública (hay 38 hospitales gestionados por la administración). El Gobierno madrileño anunció este viernes que ya había reforzado el sistema público con 4.900 profesionales, pero puede que nadie haya caído en que muchos de ellos han salido de residencias privadas o concertadas en el peor momento posible.

Jesús Cubero, secretario general de la Asociación de Empresas de Servicios para la Dependencia (AESTE), la patronal más importante del sector, admite que está habiendo dificultades para completar las plantillas. "Una de las cosas que le pedimos precisamente a la administración al inicio de la crisis es que intentaran no tocar a nuestro personal, porque sabíamos que podía ser difícil", explica. "Siempre es difícil, sobre todo en los centros más pequeños, pero ahora está siendo más complicado por esta situación, aunque tenemos que decir que nuestros trabajadores se están volcando. Es impresionante". El sector demanda que las pruebas rápidas lleguen cuanto antes para que los empleados que no hayan contraído el virus puedan incorporarse cuanto antes sin tener que esperar como hasta ahora 15 días completos.

Sin trabajadores, será difícil ganar esta guerra. En otro centro, Orpeo Loreto, en el distrito de Tetuán de la capital y con 145 plazas, fuentes internas aseguran a este diario que han muerto 20 internos en los últimos 10 días y otros 40 están infectados en aislamiento. Lidia como puede con esa situación una plantilla mermada por las bajas. Una de las auxiliares, de 53 años, está en la UCI con coronavirus. En la de Caser Santa Hortensia se dan los mismos problemas para cubrir los servicios. Igual pasa en Albertia Moratalaz, con nueve residentes muertos y otros 40 aislados. Dos enfermeras están de baja y otras dos acaban de irse a la sanidad pública, y nadie llama interesándose por las ofertas que han publicado para cubrir esos puestos como sea.

Una auxiliar de un centro que pide mantener el anonimato por miedo a represalias explica que están al límite. "No podemos más. En la planta de asistidos totales, donde están los usuarios que tienen alzhéimer u otras patologías que demandan atención completa, hay 18 residentes y una sola auxiliar. No nos da tiempo a hacer nada con ellos. Entramos a las habitaciones para marcarles el teléfono de sus familias y llaman llorando porque saben que hay muchas posibilidades de que no las vuelvan a ver. Esto que estamos viviendo es muy duro", cuenta esta auxiliar con la voz notablemente quebrada. "Ayer murieron tres ancianos y hoy otros dos. Se han llevado a los de hoy pero los tres de ayer siguen aquí porque los servicios funerarios no dan abasto. No sé si la gente se da cuenta de lo que está pasando".

Falta medios humanos y también materiales. Juani Peñafiel, responsable del sector de Residencias Privadas de CCOO en la Comunidad de Madrid, denuncia que nadie les da datos. "Desde el principio hemos pedido que nos dijeran cuántos positivos había en residencias, cuántos mayores habían muerto y cuántos trabajadores estaban también infectados o en aislamiento, pero no tenemos ningún dato. Solo sabemos lo que aparece en los medios y hablamos entre nosotros", explica la representante sindical, que urge al Ministerio y a la Comunidad a facilitarle cuanto antes a los trabajadores del sector equipos de protección individual (EPI) para tratar de frenar el contador de fallecidos.

Foto: Fundación Santísima Virgen Y San Celedonio.

Asegura que "hay residencias donde se están utilizando mascarillas de tela que no sirven para el coronavirus". "Pero es que además esas mascarillas se lavan luego con las sábanas", añade. "La mayoría de trabajadores solo disponen de uniformes o batas que luego tienen que lavar en su casa junto a la ropa de su familia, y muchos van con el uniforme sucio en transporte público, con el riesgo que eso supone. Esto es una barbaridad. Necesitamos ayuda ya porque esto es imposible de contener. Este fin de semana va a ser una sangría", reclama Peñafiel.

Algunas compañías están optando por trasladar a residencias a los empleados que tenían en centros de día municipales, cerrados hace una semana, pero no son puestos equiparables. La Unidad Militar de Emergencias (UME) empezó este viernes a entrar en residencias de la Comunidad de Madrid para desinfectar habitaciones y zonas comunes. Ya han pasado por la Fundación Reina Sofía (Madrid), Sotofresno (Soto del Real), Casablanca Valdesur (Valdemoro), Gaudí Centro Asistencial (Mejorada del Campo), Francisco de Vitoria (Alcalá de Henares), 2 de Mayo (Madrid), Residencia Montehermoso (Madrid), Residencia Santísima Virgen y San Celedonio (Madrid), Domusvi Espartales (Alcalá de Henares) y Residencia de Mayores La Paz (Madrid) y este domingo prevén ayuda en la Residencia de Minusválidos (Leganés), la Residencia Discapacitados Reina Sofía (San Martín de Valdeiglesias) y la Residencia Hermanas de los Ancianos Desamparados (Madrid).

La pandemia está dejando un reguero de víctimas en las residencias de la tercera edad y apenas hay manos para vencer al virus en ese frente de la batalla, el más frágil. La situación requiere más recursos que nunca, pero muchos de los enfermeros, médicos, gerocultores y auxiliares que atienden a los mayores están de baja por haber contraído el virus o por encontrarse en aislamiento para no contagiárselo a otros residentes. También hay trabajadores de centros privados que han abandonado sus puestos en plena crisis para cubrir las plazas que ha sacado de urgencia la sanidad pública como medida de choque.

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