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Qué ocurrirá cuando pasemos más tiempo aislados: las lecciones psicológicas del SARS
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DEPRESIÓN Y TEPT EN UN TERCIO DE LA POBLACIÓN

Qué ocurrirá cuando pasemos más tiempo aislados: las lecciones psicológicas del SARS

La pasada década, alrededor de 15.000 vecinos de Toronto aceptaron la cuarentena. Hablamos con los investigadores que analizaron las consecuencias de dicha decisión

Foto: Foto: Reuters/Juan Medina.
Foto: Reuters/Juan Medina.

No existen precedentes que permitan anticipar cuál será el impacto de la prolongación del confinamiento en nuestros hogares sobre nuestra salud mental… ¿o sí? Nunca antes se había producido una cuarentena tan masiva y a un nivel tan global, pero sí se habían tomado a otra escala medidas semejantes. Es lo que ocurrió por ejemplo durante la epidemia del SARS, que obligó a que más de 15.000 vecinos de la ciudad de Toronto, muchos de ellos profesionales médicos, tuviesen que pasar una larga cuarentena en sus casas. Ni salir a la calle ni recibir visitas en al menos 15 días.

Fue justo al final del confinamiento cuando Laura Hawryluck, de la Universidad de Toronto, y su equipo, decidieron entrevistar de manera ‘online’ al mayor número posible de personas para evaluar de primera mano la influencia del confinamiento en la salud mental. El Confidencial se ha puesto en contacto con la doctora, que junto a su compañera Rima Styra, del Toronto General Hospital Research Institute y coautora del trabajo, ha respondido a las siguientes preguntas.

Tras la cuarentena, un 28,9% presentaban síntomas de estrés postraumático, y un 31,2%, de depresión

PREGUNTA. Ustedes estudiaron los efectos psicológicos de la cuarentena ya en 2004. ¿Cuál es la lección más importante que podemos extraer para aplicarlas hoy?

R. Lo más importante es que los impactos psicológicos de la cuarentena incluyen ansiedad, miedo, sensación de aislamiento, depresión y estrés. Estos síntomas se incrementaban cuando la cuarentena duraba más de 14 días, cuando la persona en cuarentena conocía a alguien que había enfermado del virus, y cuando tenía problemas económicos y necesitaba trabajar para pagar sus facturas.

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Hawryluck y su equipo consiguieron la participación de 129 personas con un largo cuestionario de más de 150 preguntas, que rellenaron el cuestionario justo al terminar su confinamiento. En ninguno de los caos pasaron más de dos días entre el momento en que se les permitió volver a vivir con normalidad y la realización de la encuesta. Un 28,9% presentaba síntomas de estrés postraumático, y un 31,2%, de depresión. Datos que se agravaban a medida que el período de cuarentena que habían tenido que soportar era más largo.

“Nuestro estudio muestra que un gran número de las personas en cuarentena están angustiadas, como muestra la proporción que muestra síntomas de estrés postraumático”, señalaba el trabajo. EL TEPT es un desorden de ansiedad caracterizado por “evitar los estímulos asociados con un evento traumático, revivir el trauma, hiperexcitación, así como vigilancia incrementada”. Si bien no era posible confirmar por completo el diagnóstico al tratarse de entrevistas ‘online’ anónimas, todo indicaba a que durante la crisis se habían pasado por alto las consecuencias psicológicas.

P. ¿Qué necesitamos?

R. Nuestro estudio ponía de manifiesto la necesidad de 1) información veraz y consistente de fuentes fiables, información que explique qué sabemos, qué no sabemos y lo que se está haciendo para intentar reducir esa brecha 2) información sobre qué hacer cuando estás en cuarentena, como ¿cuándo tienes que llevar máscara? ¿cuál es el riesgo para la gente con la que vives? ¿Cómo hay que limpiar las superficies de tu hogar? 3) información sobre qué debes hacer si desarrollas síntomas y sobre cómo serás cuidado.

Algunas personas pueden experimentar los efectos psicológicos muy pronto si están acostumbrados a ser sociales, el resto lo notará más tarde

P. Hemos pasado ya una semana en cuarentena en España, y probablemente durará mucho más. ¿Cuándo podemos esperar a que esta situación comience a cobrarse sus facturas mentales?

R. Primero, hay una diferencia entre la cuarentena y el aislamiento autoimpuesto. La cuarentena significa que te estás aislando porque has sido expuesto al virus de alguna forma y tienes un mayor riesgo de ponerte enfermo. El autoaislamiento significa que estás reduciendo tu contacto con los demás todo lo posible para ralentizar o detener la difusión del virus pero no has sido expuesto a él y tu riesgo es el mismo del de la población general o incluso menor a causa del aislamiento. Un grado así no se ha visto nunca. Los impactos psicológicos deben ser estudiados para entenderlos mejor y pueden ser diferentes entre los dos grupos simplemente porque el miedo a enfermar puede ser distinto entre los que saben que han sido expuestos y aquellos que no. Sin embargo, el nivel de miedo puede no ser tan diferente debido a los altos niveles que están viéndose en todos.

Algunas personas pueden experimentar los efectos psicológicos muy pronto en la cuarentena o el aislamiento si están muy acostumbrados a ser sociales o si no tienen acceso a las redes sociales. Otras personas serán más resilientes y solo comenzarán a experimentar síntomas más tarde a medida que que el período de autoaislamiento y cuarentena continúe. Los humanos somos sociales y nos desarrollamos interactuando con los demás. Las redes sociales pueden ayudar a disminuir los sentimientos de ansiedad, miedo y aislamiento y proporcionar un sentimiento de comunidad. Aunque, por otra parte, las redes sociales pueden también difundir información falsa e incrementar la ansiedad y el miedo.

Foto: Foto: EFE.

P. ¿Nos estamos centrando demasiado en la salud física y demasiado poco en la mental?

R. Sí, en este momento sí. Es normal, de todas formas, ya que la prioridad ante cualquier enfermedad emergente que no comprendemos por completo es salvar vidas y prevenir que se propague de la manera más rápida y efectiva que podamos. Nuestra esperanza es que una vez que obtengamos un mayor conocimiento sobre los efectos físicos de la enfermedad y cómo tratarla (incluso si se trata simplemente de un tratamiento paliativo), más atención se centrará en reducir el impacto psicológico de la enfermedad, el aislamiento y la cuarentena en los pacientes, sus familias y el público.

P. ¿Qué pasos deberían estar dando las autoridades?

R. Deberán proporcionar actualizaciones factuales y regulares en momentos programados al menos un par de veces al día, para que la gente sepa cuándo puede esperar nueva información. Las autoridades también deberían ser sensibles con las palabras que utilizan para evitar causar un miedo innecesario: mientras la gente necesita entender la seriedad y el alcance del problema, un lenguaje abiertamente dramático solo puede empeorar el impacto psicológico experimentado por los pacientes, sus familias y el público general.

La mayoría ve esta situación como algo temporal, por lo que si se extiende, empezarán a darse cuenta de que su vida ha cambiado por completo

P. El presidente francés Emmanuel Macron digo que estamos “en guerra”. El trastorno de estrés postraumático es, de hecho, una de las reacciones comunes entre los veteranos de guerra. ¿Esta clase de retórica ayuda o agrava la situación?

R. Necesitamos que haya un equilibrio para intentar transmitir la seriedad de la situación: no solo Macron está utilizando comparaciones con la guerra. La OMS ha utilizado ideas como “luchando con sombras” y “no puedes apagar un incendio con los ojos tapados”. Estas afirmaciones de la OMS sugieren que no tenemos la capacidad de gestión y eso es un problema para el bienestar psicológico de la gente. Un enfoque más apropiado sería una discusión factual de lo que sabemos, lo que no sabemos y qué podemos hacer para remediarlo. Las afirmaciones “bélicas” se utilizan para explicar al público por qué se necesitan medidas de aislamiento tan extensivas y por qué a la gente se le pide que acate las restricciones y los impactos económicos. No debería verse únicamente como meras palabras, hay que explicar las razones detrás de la utilización de estas imágenes para no incrementar el miedo y la ansiedad a niveles innecesarios. La gente ya están suficientemente aterrorizada, lo que necesitan no son más emociones a flor de piel, sino más comprensión y la capacidad de pensar racionalmente sobre lo que estamos viviendo.

P. Nunca ha habido una cuarentena global que afecte potencialmente a la población completa de un país (como España). ¿Facilita esto las cosas (“estamos en el mismo barco”) o las hace aún peor?

R. Es una gran pregunta que necesitaríamos estudiar para poder responderla. Nos estamos dado cuenta de que a mucha gente parece ayudarle que tanta gente esté “en el mismo bote”. Sin embargo, la mayoría de la gente ve esta situación como algo temporal en su naturaleza. El significado de “temporal” puede ser muy diferente para cada persona. Si este período se extiende durante más tiempo, algunas personas comenzarán a sentir que la vida ha cambiado por completo y el impacto psicológico puede incrementarse.

Un impacto que puede durar años

Sandro Galea, profesor y decano de Robert A. Knox en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Boston, otro de los autores del estudio, recordaba en un reciente artículo que “los efectos en la salud mental del covid-19 pueden verse a lo largo de los años, mucho después de que los eventos que los precipitaron hayan pasado”. Galea explica a El Confidencial que “desafortunadamente, la salud mental es exquisitamente sensible a las condiciones sociales y económicas y cambia rápidamente pero los efectos pueden durar mucho tiempo, así que espero ver consecuencias en la salud mental pronto”.

placeholder Personal sanitario de Toronto durante la epidemia del SARS. (Reuters/Mike Cassese)
Personal sanitario de Toronto durante la epidemia del SARS. (Reuters/Mike Cassese)

El psicólogo acaba de publicar un trabajo en el que analizaba que incluso los disturbios masivos podían influir en un 7% en la salud mental de la población, una influencia no tan lejana de lo que ocurre después de un ataque terrorista o un desastre natural. Ocurre tanto cuando la influencia es directa como indirecta, ya que cualquier perturbación en la normalidad genera un efecto “contagio” que impacta también en otros sectores de la sociedad.

Galea proporcionaba unos pequeños consejos de actuación para instituciones públicas, como difundir información verificada y realista, tratar a la población de mayor riesgo como los niños o los pacientes que ya sufren depresión y ayudar a las personas que están en primera línea cuidando y atendiendo a los enfermos, los que más probabilidades tienen de sufrir estos problemas.

Hay que informarse unas pocas veces al día, pero no permanecer pegado a la radio, televisión o internet para evitar que la información te supere

Hawryluck y su equipo proporcionan algunos consejos a seguir al nivel individual: “Aconsejamos mantener la mente activa, intentar desarrollar una rutina que te mantenga ocupado ya sea pasando tiempo con los familiares con los que vives, conectando con amigos, aprendiendo algo nuevo, tomando clases ‘online’, escuchando música (incluso actuaciones ‘online’ que muchos músicos están subiendo para echar una mano), leer, hacer cosas para las que normalmente no tenías tiempo, etc”, explican.

Y como es obvio: “Nuestro consejo es informarse unas pocas veces a lo largo del día, pero no permanecer pegado a la radio, televisión o internet para evitar que te supere la información, lo que reduce tu habilidad para sobrellevarlo”. Buen momento, tal vez, para cerrar esta noticia.

No existen precedentes que permitan anticipar cuál será el impacto de la prolongación del confinamiento en nuestros hogares sobre nuestra salud mental… ¿o sí? Nunca antes se había producido una cuarentena tan masiva y a un nivel tan global, pero sí se habían tomado a otra escala medidas semejantes. Es lo que ocurrió por ejemplo durante la epidemia del SARS, que obligó a que más de 15.000 vecinos de la ciudad de Toronto, muchos de ellos profesionales médicos, tuviesen que pasar una larga cuarentena en sus casas. Ni salir a la calle ni recibir visitas en al menos 15 días.

Síndrome respiratorio agudo severo (SARS) Salud mental OMS
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