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Cuarentenas laxas, reuniones diarias y test a mansalva: los políticos no hacen lo que dicen
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DE ORTEGA SMITH A PABLO IGLESIAS

Cuarentenas laxas, reuniones diarias y test a mansalva: los políticos no hacen lo que dicen

Moncloa mantiene reuniones presenciales con contactos de positivos incumpliendo los protocolos de Sanidad. La clase política dispone de test que no llegan ni a los médicos

Foto: Sánchez e Iglesias mantienen reuniones presenciales pese a convivir con personas que han dado positivo. (EFE)
Sánchez e Iglesias mantienen reuniones presenciales pese a convivir con personas que han dado positivo. (EFE)

La lucha contra el coronavirus no entiende de colores ni de ideologías. La irresponsabilidad de saltarse todos los protocolos sanitarios, tampoco.

Si usted tiene Covid-19, síntomas de la enfermedad o vive con alguien contagiado del coronavirus, la Administración le bombardeará con mensajes para que no salga de casa, pero a menos que esté muy grave, no tendrá medios para hacerle un test. Si es sospechoso de poder contagiar, no deberá reunirse con nadie y le pedirán que teletrabaje. Sin embargo, la clase política está saltándose esas reglas. De Ortega Smith a Pablo Iglesias, de Isabel Díaz Ayuso a Pedro Sánchez, representantes de todos los partidos han demostrado usar un criterio distinto al que piden a los ciudadanos en la mayor crisis sanitaria en un siglo.

Pedro Sánchez da negativo en el segundo test del Covid-19

El primero fue Javier Ortega Smith, secretario general de Vox, que anunció que era positivo por coronavirus el pasado martes. Lo hizo dos días después de reunir a 9.000 personas en Vistalegre pese a que Vox criticaba la inacción del Gobierno. No es solo que Ortega Smith ya estaba tosiendo en ese acto, sino que antes había viajado a Milán y Vitoria, dos focos de riesgo, a la vez que su partido pedía cerrar fronteras. Después de Ortega, cayeron Abascal, Macarena Olona... y hoy los 52 diputados de Vox están en aislamiento.

placeholder Javier Ortega Smith, tosiendo en Vistalegre junto a Santiago Abascal.
Javier Ortega Smith, tosiendo en Vistalegre junto a Santiago Abascal.

La izquierda aprovechó el caso para criticar a Vox, pero la mofa duró poco. Dos días después que Smith, Irene Montero, ministra de Igualdad, anunció que también era positivo. Había acudido el 8-M a una manifestación jaleada por el Gobierno a la misma hora en que los hospitales de Madrid se desbordaban de pacientes en Urgencias. Su pareja, el vicepresidente Pablo Iglesias, prometió cumplir lo que hacen todas las parejas de las personas infectadas. "No tengo coronavirus. Por delante me quedan 14 días de cuarentena cuidando a mi familia y trabajando por medios telemáticos. Gracias a los profesionales de la sanidad pública; sois los héroes y heroínas de nuestro país", afirmó en Twitter el jueves por la noche.

Lo que prometió Iglesias no era heroico ni extraordinario. Es lo mínimo. El protocolo de Sanidad tiene un apartado para los "contactos estrechos de casos posibles, probables o confirmados". Para estos fija que "no se hará un seguimiento activo de los contactos, únicamente se les indicará realizar cuarentena domiciliaria durante 14 días". Javier del Águila, médico especialista en Salud Pública, explica que "por lo general, las parejas cumplen de sobra la definición, se opta por aislarlos, ya que es de esperar que, viviendo en el mismo domicilio, el contagio sea más probable, y se realiza un seguimiento clínico por si desarrollan la enfermedad".

Sin embargo, el confinamiento de Iglesias duró 36 horas, un 10% del periodo total que le correspondía. El sábado, Iglesias acudió al Consejo de Ministros que aprobó, tras siete horas de intenso debate, el estado de alarma que, paradójicamente, confinaba a la población sin distinción. Desde su vicepresidencia, justificaron que la asistencia seguía "un protocolo sanitario, definido desde Moncloa, para asegurar que su asistencia es perfectamente viable". Aunque TVE afirmó que llevaba mascarilla, las fotos difundidas por el Gobierno prueban que el protocolo era usar una mesa más grande. Iglesias estaba sentado junto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Al lado de este estaba la vicepresidenta primera, Carmen Calvo.

El protocolo impone 14 días de aislamiento a contactos de positivos como Iglesias y Sánchez


El día anterior, en la Comisión Delegada de Asuntos Económicos, en la que no participa Iglesias, los ministros de Unidas Podemos Alberto Garzón y Yolanda Díaz habían tenido un duro encontronazo con la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, sobre las ayudas para paliar los efectos del Covid-19. Como el Gobierno no había habilitado la reunión telemática, Iglesias tenía que acudir al Consejo de Ministros si quería confrontar con Calviño, aunque incumpliera las recomendaciones del ministro de Sanidad.

A su lado estaba Pedro Sánchez, en teoría una persona sin sospechas. Solo en teoría, porque esa noche Moncloa anunció que su esposa, Begoña Gómez, que también estuvo en el 8-M, había dado positivo. Pese a eso, Sánchez ha mantenido sus reuniones presenciales. El lunes se vio con el equipo técnico del coronavirus, la cúpula que dirige la lucha contra la peor epidemia en el mundo desde 1918, y el miércoles se verá con Felipe VI, de momento ausente de la crisis.

Aunque ha habido actos por videoconferencia, como la cita con los presidentes autonómicos, Moncloa sigue realizando reuniones presenciales. Ayer difundió una en una mesa con la plana mayor de Moncloa: Carmen Calvo, Iván Redondo, Félix Bolaños... La foto solo servía para informar de que Calvo presidía "la primera reunión del Comité de Situación del Estado de Alarma, órgano previsto en el artículo 4.4 del Real Decreto 463/2020, de 14 de marzo, por el que se declara el estado de alarma para la gestión de la crisis sanitaria ocasionada por el Covid-19".

"Están lanzando mensajes contradictorios. Dan la imagen de que no pasa nada por reunirse y por hacer vida normal, pero sí que pasa"

Joan Carles March, investigador de la Escuela Andaluza de Salud Pública, critica el doble rasero: "Están lanzando mensajes contradictorios. Entiendo que es difícil, que nunca hemos estado en una situación como esta, pero en lugar de generar un mensaje único, con sus actos dan la imagen de que no pasa nada por reunirse y por hacer vida normal, pero sí que pasa".

placeholder Sánchez, ayer, con la cúpula que debe combatir el virus. (Reuters)
Sánchez, ayer, con la cúpula que debe combatir el virus. (Reuters)

Cuando Sánchez e Iglesias compartían espacio en Moncloa, el expresidente José María Aznar llevaba ya dos días en Marbella, adonde llegó procedente de Madrid. Aznar y la exalcaldesa de la capital Ana Botella ignoraron la petición de la Junta de Andalucía, que lidera el PP, y de la alcaldesa de Marbella, también popular, para que los madrileños no expandiesen el virus por Andalucía.

La senadora del PP Carmen Leyte hizo como Aznar, pero se fue a Ourense. Allí, en vez de quedarse en cuarentena a ver si desarrollaba la enfermedad o no, acudió a un concurrido funeral. Días después, Leyte, su marido y otros asistentes dieron positivo por coronavirus.

placeholder Moncloa mantiene las reuniones presenciales. (EFE)
Moncloa mantiene las reuniones presenciales. (EFE)


Después de estos casos, los positivos en la clase política se han multiplicado. Los últimos son los principales presidentes autonómicos, Isabel Díaz Ayuso y Quim Torra. Los políticos tienen más contacto social que otras profesiones pero, sobre todo, tienen acceso a test que en España están restringidos. Madrid, por ejemplo, ha dejado de hacerlos a los casos sospechosos si no tienen síntomas graves. Los médicos en aislamiento critican que tardan cuatro o cinco días en recibir la visita de los equipos que toman la muestra pese a que falta personal en los hospitales.

Sin embargo, hay políticos que se están haciendo test incluso sin síntomas. Al menos así se desprende de las palabras de Ayuso al anunciar su caso, en el que habla de dos test en cuestión de días: "Como di negativo en la prueba del Covid, he estado trabajando sin descanso desde hace semanas y al final... Yo también doy positivo". En una entrevista previa, mientras tosía a la manga, Ayuso aclaraba: "Es alergia".

La OMS ha recomendado a los países multiplicar el número de test, como hizo Corea del Sur, el único país que ha conseguido controlar la expansión de la enfermedad. Del Águila señala que para personas sin síntomas, no es recomendable: "No, no merece la pena. Con lo que conocemos a día de hoy del Covid-19 y el virus, tenemos una confianza en que las personas son contagiosas en el momento en que comienzan con síntomas. Se ha hablado de asintomáticos que transmiten, pero China, que documentó estrictamente sus 70.000 casos, en el informe conjunto OMS-China, descarta la transmisión de personas asintomáticas como una vía relevante. El test, además, no es 100% sensible, es decir, no va a dar positivo en el 100% de las personas enfermas sobre las que se realice".

El Gobierno no prevé mejora en los datos del coronavirus hasta pasados unos días

El Gobierno admite que vienen semanas duras y es previsible que sigan los casos en la clase política. El miércoles, Sánchez se reúne en persona con el rey Felipe, hasta ahora ausente de la crisis del coronaviurs pese a ser algo inédito, y por la tarde acude al Congreso a un pleno sobre el virus en el que están convocados los diputados más asesores, periodistas... El reglamento no prevé intervenir a distancia y la presidencia del Congreso ha anunciado que espera que solo acudan los portavoces de los partidos (Iglesias es uno de ellos), pero nada impide ir a los 350 diputados. Con estos precedentes...

La lucha contra el coronavirus no entiende de colores ni de ideologías. La irresponsabilidad de saltarse todos los protocolos sanitarios, tampoco.

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