Podemos cambiará su código ético para dejar a sus líderes como ministros y diputados
El ejercicio de más de una función pública como consecuencia de la entrada en gobiernos autonómicos ya fue una complicación que tuvo que abordar el partido a nivel territorial
Nueva etapa en el Gobierno, nuevos estatutos, códigos éticos y hoja de ruta política. Unidas Podemos modificará sus reglamentos internos, concebidos para una fuerza de oposición, según reconocen fuentes de la dirección del grupo parlamentario, para adaptarlos a esta nueva fase como fuerza del Gobierno. Los cambios se llevarán a la tercera asamblea ciudadana del partido, que deja atrás el icónico Vistalegre para celebrarse en la Cubierta de Leganés el próximo 21 de marzo, precisamente para simbolizar este cambio de etapa. Como avanzan fuentes de la dirección, uno de los cambios previstos en los estatutos tiene que ver con suprimir la limitación para el ejercicio de más de una función pública, lo que ya hacen los ministros y secretarios de Estado de Podemos, que no renunciaron a su acta. Podemos entiende ahora que para formar parte del Ejecutivo, lo habitual es ser elegido previamente como diputado en unas elecciones.
El doble cargo público de diputados y representantes de un Gobierno ya fue una complicación que tuvo que abordar el partido liderado por Pablo Iglesias a nivel autonómico, en aquellos territorios donde formaron gobiernos de coalición. Actualmente, los cargos de dedicación intensiva en Podemos están restringidos a un máximo de dos, uno interno y otro externo. El punto 11.b del código ético obliga a todos los cargos públicos a aceptar "la limitación para el ejercicio de más de una función pública o de más de un cargo interno de Podemos, salvo aquellas funciones vinculadas a su condición de cargo institucional u orgánico o responsabilidades locales sin retribución".
La coletilla se añadió cuando Ramón Espinar fue denunciado por ser a la vez diputado autonómico y portavoz en el Senado, pero es que para ser senador por designación autonómica había que tener un acta autonómica. Es decir, la limitación se mantuvo pero aclarando que hay puestos que necesariamente implican tener otro.
Los diputados de Unidas Podemos en el Gobierno, ya sea dirigiendo ministerios o secretarías de Estado, han decidido blindarse manteniendo su acta. Al menos durante los primeros meses, mientras se estudia su viabilidad, hasta valorar hasta qué punto es operativo mantener las atribuciones en el Gobierno y las del Congreso. La decisión se justifica también por prudencia y a la espera de que se confirme la correcta coordinación del nuevo Gobierno conjunto.
Mientras, la mayoría de los ministros del PSOE renunciaron el viernes a su acta al considerar que con mayorías tan justas en el Congreso no puede haber votaciones pendientes de un viaje ministerial ni sesiones en comisión con baja de diputados porque están en el Ejecutivo. En Podemos, quedan pocos críticos con la gestión de Iglesias, pero el hecho de conservar el acta estaba generando mar de fondo. Aunque nadie había dado el paso, de momento, de llevarlo al comité de garantías, había candidatos que no entraron en el Congreso que advierten en privado de que con las tareas de gobierno y de diputados los altos cargos de Podemos —Iglesias, Montero, Ione Belarra, Noelia Vera...— podrían desatender sus provincias, además de dejar en mínimos un grupo parlamentario ya mermado.
"Los documentos que tenemos están hechos para ser un partido de oposición. Adaptarlos a un partido de gobierno es una de las claves de esta asamblea"
Los críticos no aceptan el argumento de que mantener el acta blinda al núcleo duro de Podemos frente a una eventual ruptura del Gobierno de coalición por parte de Pedro Sánchez, porque consideran (en privado) que la ruptura del Gobierno de coalición aboca a Sánchez a elecciones, porque ni PP ni Vox lo iban a sostener. Si alguno de estos diese el paso de llevar el doble cargo al comité de garantías de Podemos, el partido se vería en un embrollo.
La pretensión pasa por revisar no solo los documentos éticos y organizativos, sino también los políticos, además de incluir como novedad un documento de feminismos. No es solo la cuestión del doble cargo. El hecho de estar en un Gobierno choca también a nivel estatutario con que haya determinados cargos públicos, como es el caso de algunos directores generales, que no militen en el partido, por lo que no tendrían que acogerse al código ético como el resto de representantes de Podemos.
Otra de las cuestiones que tuvieron que abordarse previamente a nivel autonómico introduciendo nuevas figuras en los estatutos. En definitiva, formar parte de un Gobierno supone la "aparición de casuísticas que no estaban previstas cuando no gobernabas, y esta será una de las principales claves de la tercera asamblea ciudadana", explican las mismas fuentes de la dirección. "Los documentos que tenemos están hechos para ser un partido de oposición", justifican.
"Tenemos que poner a punto Podemos para ayudar en las tareas de gobierno y ampliar la base del partido", defendía Iglesias ante los suyos en la última reunión de la dirección estatal, que aprobó la convocatoria anticipada de la tercera asamblea ciudadana, buscando dotar al partido de un nuevo "marco organizativo y político". El actual mandato no remataba hasta febrero del próximo año, pero el adelanto se ha justificado precisamente por la necesidad de adaptar la organización a esta nueva etapa gobernista. "Esta es la clave de la tercera asamblea ciudadana", concluyen.
En el debate previo para la elaboración de los nuevos reglamentos, hay voces que apuestan por cambiar "de arriba abajo" todos los documentos, mientras que otros se inclinan por introducir solo las modificaciones más acuciantes y obligadas por el actual contexto. Sí existe más consenso de cara a "aligerar la burocracia interna y la estructura", al considerar que cuenta con elementos que introducen mayor carga de complejidad en los diferentes procesos.
Hay consenso también en el diagnóstico de las carencias del partido en la implantación territorial, situándose como uno de los principales retos del tercer congreso de Podemos el sentar las bases para fortalecer el partido a nivel autonómico y municipal. Después de las pasadas elecciones autonómicas, con unos resultados muy por debajo de los obtenidos en las generales, el secretario general ya reconoció que "no hemos sido capaces de construir una organización con la suficiente implantación territorial, lo que nos hubiera dado más presencia y fuerza tanto en las generales como en las municipales y autonómicas".
"Uno de los grandes retos, y más difícil, es conectarnos mejor con los territorios", aseguran desde la dirección del grupo confederal. Estas mismas fuentes dicen afrontar con optimismo la consecución de estos objetivos, tanto porque se avecina un congreso "tranquilo", en comparación con los enfrentamientos entre sectores que caracterizaron Vistalegre II, como porque, aseguran, la entrada del partido en el Gobierno ha supuesto un revulsivo para la militancia. Además, confían en que se abra una legislatura de cuatro años, sin procesos electorales de por medio, por lo que los dirigentes que no tienen responsabilidades de gobierno podrán tener una mayor dedicación a este trabajo. Desde el grupo parlamentario, se buscará también profundizar una relación bidireccional con los distintos territorios.
Actualmente, los cargos de dedicación intensiva en Podemos están restringidos a un máximo de dos, uno interno y otro externo
Este proceso asambleario tendrá una segunda fase, que conllevará la renovación de todas las direcciones autonómicas en el mes de mayo. La voluntad de la dirección pasa por superar sus crisis territoriales consensuando listas únicas. El objetivo pasa por recomponerse a nivel orgánico para superar la interinidad que vienen arrastrando desde hace meses varias de sus direcciones territoriales, regidas por gestoras (Madrid, Cantabria, Castilla-La Mancha, Murcia y La Rioja) o pendientes de sustituir a su secretario general por dimisión (Comunidad Valenciana) y mermadas por el enfrentamiento entre sectores, con la consiguiente escisión liderada por Íñigo Errejón.
En el plano de la estrategia política, se considera que el empuje de la sociedad civil será crucial para conseguir conquistas sociales más ambiciosas que las que Unidas Podemos podría arrancar formando parte de un Gobierno en minoría. El propio Iglesias se ha referido en diversas ocasiones desde que accedió a la vicepresidencia segunda del Gobierno al necesario papel de los movimientos sociales, invitándolos a ejercer una tarea de vigilancia y presión al nuevo Ejecutivo de coalición. "Gracias por haber defendido durante la última década la justicia social. Vais a ser la referencia de esta vicepresidencia. No dejéis de criticarnos ni presionarnos", aseguró durante su discurso tras asumir oficialmente su cartera del Gobierno. Se generarán así contrapesos entre partido y Gobierno, diferenciando la acción gubernamental de la acción política del partido, pero con la intención de "acompañar" o, más bien, empujar.
La intención es diferenciar la acción de gobierno de la acción política del partido. Esto es, establecer contrapesos y adaptar los diferentes ritmos, manteniendo posiciones más rupturistas y pegadas a la calle desde el partido y otras más gobernistas y posibilistas con la correlación de fuerzas de los morados en el Consejo de Ministros. Estructuras paralelas pero diferenciadas, cuya principal voz para el partido será la de Rafa Mayoral, portavoz y secretario de Relaciones con la Sociedad Civil y Movimientos Sociales.
Nueva etapa en el Gobierno, nuevos estatutos, códigos éticos y hoja de ruta política. Unidas Podemos modificará sus reglamentos internos, concebidos para una fuerza de oposición, según reconocen fuentes de la dirección del grupo parlamentario, para adaptarlos a esta nueva fase como fuerza del Gobierno. Los cambios se llevarán a la tercera asamblea ciudadana del partido, que deja atrás el icónico Vistalegre para celebrarse en la Cubierta de Leganés el próximo 21 de marzo, precisamente para simbolizar este cambio de etapa. Como avanzan fuentes de la dirección, uno de los cambios previstos en los estatutos tiene que ver con suprimir la limitación para el ejercicio de más de una función pública, lo que ya hacen los ministros y secretarios de Estado de Podemos, que no renunciaron a su acta. Podemos entiende ahora que para formar parte del Ejecutivo, lo habitual es ser elegido previamente como diputado en unas elecciones.