'Teocracia', segunda parte: Génova repite la mano dura que ya incendió el PP en 2019

Cuando la dirección nacional del PP tomó la decisión de pactar con Ciudadanos las listas del País Vasco al margen del cabeza de lista, Alfonso Alonso, muchos en el partido retrocedieron mentalmente un año. Entonces, durante la elaboración de las listas para municipales y autonómicas, la mano dura de Pablo Casado y Teodoro García Egea ya puso y quitó candidatos sin contar con los niveles locales del partido. Allí nació lo que en el PP llaman coloquialmente la 'teocracia', una forma de gestión desde Madrid sin importar demasiado lo que opine el partido en cada comunidad.

Enero de 2019. María José Sáenz de Buruaga pasa cinco horas en Génova en lo que 'El diario montañés' define como una "tensa y desagradable reunión". Intenta evitar que el PP nacional imponga como candidata a las autonómicas de mayo a Ruth Beitia, campeona olímpica de salto de altura y sin experiencia en política. No lo consigue y Beitia es designada cabeza de lista. En una de sus pocas declaraciones públicas antes de renunciar a encabezar la lista, Beitia tiene un desliz y afirma: "Se debe tratar igual a un animal, a un hombre o a una mujer si son maltratados". Al final, Sáenz de Buruaga fue candidata de segundo plato y perdió cuatro escaños respecto a 2015.

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Meses antes, el PP eliminó de las listas sin explicaciones al que iba a ser candidato a la alcaldía, Jesús Manuel Sánchez Cabrera. A este le fue mejor que a Beitia. Montó un partido independiente y en mayo ganó la alcaldía de Ávila con un 35% del voto. Por primera vez en 28 años, el PP perdía la plaza, cuna de Adolfo Suárez. Son dos de los ejemplos más sonados de la purga de Casado antes de las municipales y autonómicas, que también ocurrió en Segovia, Asturias y la Diputación de Alicante. Otros sitios, como la Comunidad Valenciana o Andalucía, se salvaron por fechas (las elecciones en Valencia fueron antes de mayo) o por el resultado electoral (Génova tenía preparada una gestora a Moreno Bonilla, pero contra pronóstico salió elegido presidente).

Cuando los barones enfilaban a García Egea, este se redimió con los pactos autonómicos y municipales con Ciudadanos porque Albert Rivera le dio todo el poder en una negociación nefasta para los naranjas. García Egea regresó triunfante a Génova con las llaves de más plazas de las que habrían firmado antes de sentarse. Pero en cuanto han vuelto unas elecciones, ha regresado el mismo guion. García Egea, de 35 años recién cumplidos, se reunió con José María Espejo en el Congreso sin que hubiera nadie del PP vasco. A la salida, Espejo anunció que Ciudadanos tenía dos puestos de salida, algo que los populares en Euskadi consideran excesivo.

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"En el País Vasco, que la decisión se tome fuera sienta muy mal. Nos hemos dejado los huevos aquí y merecemos un poquito de respeto. La gente se siente maltratada", explica un cargo vasco. El temor de estos es que se desmovilicen las bases, ¿quién va a salir a hacer campaña? En el PP vasco no se explican la cesión a Ciudadanos, un partido sin implantación, sin concejales y cuya dirección en Euskadi fue fulminada hace unos meses precisamente por sumarse al PP.

Además de la división interna, hay quien ve un problema de estrategia. Una persona que conoce bien Génova opina: "En los sitios con identidades fuertes como el País Vasco lo inteligente es dar el protagonismo a tu candidato allí. Así, la percepción de ser una sucursal de Madrid se mitiga. Si la coalición la negocian en Madrid y Alonso no aparece en la foto, ¿cómo vas a presentarte allí diciendo que eres un partido que defiende el derecho de los vascos? Quedas como un monigote".