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El PP coloca a Mari Mar Blanco de asesora de Vivienda en Madrid: entre 53.700 y 75.000€
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en el grupo municipal y tras no ser diputada

El PP coloca a Mari Mar Blanco de asesora de Vivienda en Madrid: entre 53.700 y 75.000€

Pablo Casado —que la envió el 10-N a Vitoria después de que Javier Maroto se empadronara en Segovia para ser designado senador— dio orden de 'reparar' su situación

Foto: Casado y Mari Mar Blanco, en Vitoria, durante la campaña. (EFE)
Casado y Mari Mar Blanco, en Vitoria, durante la campaña. (EFE)

El PP ha recolocado a la exdiputada Mari Mar Blanco —presidenta de la fundación que lleva el nombre de su hermano Miguel Ángel, secuestrado y asesinado por ETA— como asesora del Grupo del PP en el Ayuntamiento de Madrid para trabajar en el área de Vivienda. La política vasca (Ermua, marzo de 1974), que se había quedado sin escaño en las últimas elecciones del 10-N, cobrará —el grupo tiene varias categorías vacantes— entre los 53.700 euros como asesor nivel 26 y los 75.017 del vocal asesor, una figura creada por Ana Botella en 2014 para poder aumentar la retribución de estos cargos "de confianza o asesoramiento especial".

En total, los grupos de los partidos políticos en el Ayuntamiento de Madrid cuentan con 81 puestos de trabajo de personal eventual cuyo nombramiento y cese son libres, y gastan en sus sueldos cada año más de cuatro millones de euros (4.282.688,04, según el portal de transparencia del Ayuntamiento de Madrid). De esos 81 asesores, 14 están adscritos al Grupo Municipal de Ciudadanos y cuestan 676.011 euros; 13, al Grupo Socialista (590.121 euros); siete, al de Vox (329.610 euros); Más Madrid se lleva la palma con 28 asesores y un gasto en sueldos de 1.567.567 euros, mientras que el PP tiene 19 asesores y un gasto en sueldos anual de 1.119.377 euros.

Los grupos tienen 81 asesores asignados y gastan 4.282.688,04 euros en sus sueldos: Más Madrid se lleva la palma, con 28 asesores y 1.567.567 euros

Blanco había sido víctima de otro encaje de fichas que provocó el terremoto de las elecciones de abril, cuando el PP cosechó el peor resultado de su historia con solo 66 escaños. Javier Maroto, hombre de confianza de Pablo Casado y por el que apostó desde que este decidiera presentarse a las primarias para suceder a Rajoy, perdió su escaño por Álava. En un acto muy criticado, se empadronó en la localidad segoviana de Sotosalbos"Al tal Maroto, solo le vemos en la tele", decían los vecinos de la localidad segoviana—, para poder ser elegido senador por designación autonómica. Pero la nueva convocatoria electoral de noviembre, tras no poderse formar Gobierno, dejaba al PP sin candidato por Álava. Y Casado decidió que fuera Mari Mar Blanco la candidata. Pero el 10-N no logró el escaño por Vitoria y se quedó fuera del Congreso.

Esa operación tenía muchas más aristas personales. Por ejemplo: Isabel Díaz Ayuso había pensado en la presidenta de la Fundación Miguel Ángel Blanco para que fuera su comisionada de Víctimas del Terrorismo. El ofrecimiento se hizo en el mes de septiembre, cuando Mari Mar Blanco estaba convencida de que repetiría en las listas por Madrid al Congreso de los Diputados. Venía de salvarse por los pelos en las elecciones de abril, donde acudió en el puesto nueve en las listas que encabezaba Casado. No obtuvo escaño, pero las renuncias de Daniel Lacalle y de Andrea Levy —que también pasaba al ayuntamiento de la capital— le permitieron tomar posesión del acta. Blanco rechazó el ofrecimiento de Ayuso porque prefería seguir en el Congreso, pero la jugada para encajar a Maroto acabó llevándola a Vitoria y a dejarla sin escaño (y sin sueldo de diputada) el 10-N.

Orden de Génova

Sin embargo, en Génova se había dado orden de "reparar" la situación de Mari Mar Blanco: se entendía que el partido no podía dejarla abandonada tras haberla enviado a 'inmolarse' a Vitoria cuando tenía garantizado un escaño por Madrid. "Los Blanco son historia del PP y Mari Mar no podía quedarse tirada", asegura una fuente popular de Génova. Aunque sea, eso sí, como asesora de Vivienda, un área en la que ha trabajado más bien poco.

Foto: Daniel Portero, Marimar Blanco y Ángeles Pedraza.

En las dos legislaturas en las que ha sido diputada nacional (2016 a 2019 y entre abril de 2019 y la disolución de septiembre pasado), Blanco ha pertenecido a las comisiones de Interior, de Igualdad, de Discapacidad y de Seguimiento de los Acuerdos del Pacto de Estado contra la Violencia de Género. También es secretaria de Igualdad y Asuntos Sociales del PP y miembro del Comité Ejecutivo Nacional.

Pero los populares quieren tratar bien a todos quienes representen o recuerden a las víctimas del terrorismo. Y Mari Mar Blanco es eso. El PP no quiere que nadie le quite esa bandera. Así pasó también con la última comisionada para las Víctimas del Terrorismo, Ángeles Pedraza. Tras llegar Ayuso a la Comunidad de Madrid, la ratificó primero en su puesto, luego la nombró comisionada para la Cañada Real y, ante su disgusto y para evitar polémicas, la puso al frente del 112 como gerente. Su tercer puesto en solo dos semanas.

El alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, ha defendido públicamente que Blanco se una al área de vivienda del grupo popular en el consistorio. "Me felicito, porque es una persona con larga trayectoria política, ha sido diputada y ha actuado en diversas comisiones". Según el regidor, Blanco "reforzará" al PP municipal en un departamento "clave y estratégico" debido a la necesaria "generación de vivienda suficiente que acabe con el estrangulamiento del anterior equipo de gobierno". "Ya está trabajando y estamos muy contentos con este gran activo", ha sentenciado.

El PP ha recolocado a la exdiputada Mari Mar Blanco —presidenta de la fundación que lleva el nombre de su hermano Miguel Ángel, secuestrado y asesinado por ETA— como asesora del Grupo del PP en el Ayuntamiento de Madrid para trabajar en el área de Vivienda. La política vasca (Ermua, marzo de 1974), que se había quedado sin escaño en las últimas elecciones del 10-N, cobrará —el grupo tiene varias categorías vacantes— entre los 53.700 euros como asesor nivel 26 y los 75.017 del vocal asesor, una figura creada por Ana Botella en 2014 para poder aumentar la retribución de estos cargos "de confianza o asesoramiento especial".

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