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Meses de cafés secretos en el Congreso: así negoció Iglesias con Garamendi sobre el SMI
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PACTO DE NO AGRESIÓN

Meses de cafés secretos en el Congreso: así negoció Iglesias con Garamendi sobre el SMI

No coinciden en apenas nada relacionado con la política empresarial, pero lo más importante es que no son enemigos, a diferencia de lo que ocurría en el pasado entre Iglesias y Rosell

Foto: Reunión en 2015 en la sede de Podemos entre Pablo Iglesias, Íñigo Errejón e Irene Montero con Juan Rosell (c), cuando todavía presidía la CEOE, y Garamendi, al frente de Cepyme. (EFE)
Reunión en 2015 en la sede de Podemos entre Pablo Iglesias, Íñigo Errejón e Irene Montero con Juan Rosell (c), cuando todavía presidía la CEOE, y Garamendi, al frente de Cepyme. (EFE)

Pablo Iglesias y Antonio Garamendi se tutean. Llevan haciéndolo más de medio año, cuando su relación comenzó a ser fluida, dejando atrás un primer y casi definitivo encontronazo en 2015, cuando Juan Rosell todavía presidía la CEOE y Garamendi, Cepyme. Cafés en el despacho del líder de Unidas Podemos en el Congreso, como comenzó a recomendarle su anterior jefe de gabinete, Pablo Gentili, llamadas y contactos con absoluto secretismo, sin la interferencia de miradas hostiles dirigidas a quien cruza las líneas enemigas, tanto dentro del partido morado como de la CEOE. No coinciden en apenas nada relacionado con la política empresarial, pero lo más importante es que no son enemigos, a diferencia de lo que ocurría en el pasado entre Iglesias y Rosell. Sobre esta relación de no agresión se gestó el pacto para la subida del salario mínimo interprofesional (SMI) a 950 euros que consensuó el Ministerio de Trabajo liderado por Yolanda Díaz (Unidas Podemos) con sindicatos y patronal.

Yolanda Díaz: ''Hemos alcanzado un acuerdo para subir el SMI a 950 euros''

Las negociaciones se llevan produciendo desde hace semanas, con algún contacto previo incluso antes de la investidura, y al más alto nivel. La discreción, como en las negociaciones para la formación de Gobierno, ha imperado. Solo conocían las negociaciones quienes participaron en ellas y su círculo más cercano, que mantuvo un mutismo absoluto: Pablo Iglesias y Yolanda Díaz, por Unidas Podemos; Unai Sordo (CCOO) y Pepe Álvarez (UGT), por los sindicatos; Antonio Garamendi (CEOE) y Gerardo Cuerva (Cepyme), por la patronal. La reunión agendada este miércoles por la tarde en el Ministerio de Trabajo, y anunciada públicamente como la primera de la mesa de diálogo social, fue solamente una ceremoniosa celebración pública del acuerdo.

Ni fue la primera reunión ni se negoció nada, porque los protagonistas acudieron con todo cerrado. Dentro de la sala permanecieron poco más de una hora y media, hasta que Díaz salió a realizar el anuncio ante los medios. El primer pacto con los agentes sociales de esta legislatura, que a primera vista podría parecer coser y cantar, pero llevaba tiempo negociándose, con posturas que en un inicio estaban muy alejadas entre sí.

Foto: La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. (EFE)

Tanto los sindicatos como Trabajo apostaban por una subida del SMI a 1.000 euros. El objetivo de la patronal era retrasar la subida, dado que la última se produjo hace apenas un año. Fue uno de sus principales argumentos para frenar las intenciones del Gobierno. Se trata de una medida pactada en el acuerdo programático entre PSOE y Unidas Podemos, y la intención era llevarla a cabo sí o sí. Incluso si no se contaba con el acuerdo de la patronal. Finalmente, ambas partes cedieron para que la subida fuese del 5,6%, hasta los 950 euros. Una subida moderada en la que, precisamente, influyó el argumento de la patronal para bajarse de los 1.000 euros. De hecho, la última subida fue de más de un 22%, la mayor desde 1977.

Los sindicatos tampoco lograron introducir en las negociaciones, por el rechazo de la patronal, el debate sobre los índices de referencia para poner cifras al salario medio, ya que varía según las fuentes a las que se acuda, oscilando entre los 1.000 y los 1.200 euros. Una cuestión central, debido a que el pacto programático entre socialistas y morados pretende que al final de la legislatura el SMI se sitúe en el 60% del salario medio, conforme a las indicaciones de la Carta Social Europea.

Foto: La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, flanqueada por Unai Sordo (i) y Antonio Garamendi. (EFE) Opinión

La CEOE, sin embargo, no quiso entrar en este asunto. Una actitud ante la cual Iglesias y Díaz han preferido optar por el pragmatismo ante el riesgo de que esta discusión llevase a descarrilar las negociaciones. El próximo año volverán a renegociarse los salarios mínimos y el objetivo del Gobierno de coalición pasa por arrancar con buen pie en el diálogo social, tratando de consensuar las cuestiones laborales más importantes con la patronal. Y es que una de las cuestiones que se pondrán sobre la mesa en las próximas semanas será la derogación de la reforma laboral.

La intención de mínimos pasa por derogar los aspectos considerados "más lesivos", siendo lo más prioritario prohibir el despido por absentismo justificado y recuperar la ultraactividad de los convenios colectivos y la primacía del convenio sectorial sobre el de empresa. Habrá debate, aunque la también denominada 'contrarreforma laboral' no se realizará mediante un decreto derogatorio, sino a través de una nueva legislación que sustituya la anterior. Según alardeaba este mismo miércoles el vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, el Ejecutivo "ha empezado a andar con buen pie", ya que "en solo dos semanas de acción", y "con muy pocos nombramientos", se han sacado adelante la subida de las pensiones igualándolas al IPC, el incremento del sueldo de los trabajadores públicos en un 2% y se ha declarado la emergencia climática.

El propio líder de Unidas Podemos daba alguna pista horas antes de que se celebrase el encuentro en la sede del Ministerio de Trabajo, al anticipar que tras haber hablado con todos los actores implicados en el diálogo social, "pronto los trabajadores de este país van a recibir una buena noticia". Cuando dijo estas palabras, realmente, el camino para la subida del SMI estaba ya iniciado y concluido. Próxima estación: derogación de la reforma laboral.

Pablo Iglesias y Antonio Garamendi se tutean. Llevan haciéndolo más de medio año, cuando su relación comenzó a ser fluida, dejando atrás un primer y casi definitivo encontronazo en 2015, cuando Juan Rosell todavía presidía la CEOE y Garamendi, Cepyme. Cafés en el despacho del líder de Unidas Podemos en el Congreso, como comenzó a recomendarle su anterior jefe de gabinete, Pablo Gentili, llamadas y contactos con absoluto secretismo, sin la interferencia de miradas hostiles dirigidas a quien cruza las líneas enemigas, tanto dentro del partido morado como de la CEOE. No coinciden en apenas nada relacionado con la política empresarial, pero lo más importante es que no son enemigos, a diferencia de lo que ocurría en el pasado entre Iglesias y Rosell. Sobre esta relación de no agresión se gestó el pacto para la subida del salario mínimo interprofesional (SMI) a 950 euros que consensuó el Ministerio de Trabajo liderado por Yolanda Díaz (Unidas Podemos) con sindicatos y patronal.

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