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Ingeniero, boina verde, empresario... La vida fingida del timador Jorge Lozano
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DETENIDO POR LA POLICÍA

Ingeniero, boina verde, empresario... La vida fingida del timador Jorge Lozano

La Policía detiene a un hombre que se hacía pasar por un directivo rico y educado que engañó y estafó a sus familiares y a amigos durante años

Foto: Jorge Lozano Belver.
Jorge Lozano Belver.

Jorge Lozano Belver (Madrid, 1976) era su verdadero nombre, sí. Sin embargo, probablemente era lo único auténtico de su vida. En algún momento de la misma, decidió inventarse un personaje y llevó hasta el extremo el papel. Fingió que era un ingeniero industrial que tenía una exitosa empresa de obras públicas, que su padre tenía una cadena de restaurantes y que su madre ejercía como pediatra, que años atrás había servido en el ejército y que incluso estuvo en la guerra de Bosnia, donde se jugó la integridad en varias ocasiones. Y todo era muy creíble, porque lucía trajes caros y conducía coches de alta gama que cambiaba con frecuencia. Además, contaba tantos detalles sobre su pasado que necesariamente las cosas debieron suceder como narraba.

"Decía que había sido boina verde, que durante un combate un compañero se le murió en los brazos", explica el primo de la que hasta el pasado febrero fue su pareja sentimental, una abogada madrileña a la que tenía engatusada. "Era correctísimo, un tipo ideal, un caballero que se hacía querer, que te hacía favores aunque no se los pidieras y sin esperar nada a cambio, que estaba atento a ver cómo podía agradar...", describe el primo, también letrado. "Lo teníamos por una gran persona", admite aún apenado el abogado, que le trató durante tres años.

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Entró en su casa en 2016, cuando su prima se enamoró de él. Rápidamente, encajó en la familia como un guante. "Era un 12 sobre 10, algo increíble", insiste el letrado. "Él nos contaba que empezaba a trabajar a las seis de la mañana y nosotros le creíamos; un par de horas después, recogía a mi prima y desayunaba con ella, luego se venían los dos al despacho y nos tomábamos un café; después, se iba a sus supuestas obras; siempre llevaba un casco en el coche y cuando ibas con él de copiloto, no paraba de hablar con supuestos empleados o clientes", recuerda.

"Te puedo contar todas las obras que decía que tenía", describe aún asombrado. "Pero todas, mentira", añade. Sin embargo, un día, la buena relación empezó a torcerse. Lozano Belver, cuenta, comenzó a entrar en contacto con los clientes del abogado. Había muy buen trato entre todos y, como él era casi de la familia, pues conocía a los amigos de sus amigos. Entonces empezó a asesorarlos, a deberles dinero, a decirles que se lo devolvería, a poner excusas de que tardaría un poco más. "Das un voto de confianza por la larga relación, pero todo empezaba a ser extraño; yo, por mi trabajo, he visto muchos estafadores y a este no lo vi ni de lejos", confiesa el letrado, que descubre cómo destaparon la realidad.

Foto: Amancio Ortega. (Gtres)

El pasado 14 de febrero, les llamaron del hospital para decirles que Lozano estaba enfermo. Fueron a verlo y, de camino, se encontraron al hermano del ingresado, que les fue arrojando luz sobre la verdadera vida del farsante. Ni era ingeniero, ni tenía empresa alguna ni su madre era pediatra, sino ama de casa, ni su abuelo era coronel, sino pastor de cabras, ni había estado en el ejército sino en prisión. Allí había entrado en contacto con gente con vidas muy diversas y de ellas había sacado sus ideas para crear una existencia paralela. "Había estado dibujando una vida con todo lujo de detalles, pero inventada", resume el letrado, que a raíz de aquel hallazgo comenzó a indagar en su pasado.

La Audiencia Provincial de Logroño le había condenado años atrás a tres años y medio de prisión por una estafa similar a la que estaba protagonizando con los clientes del primo de su novia. Sin embargo, el condenado había huido de la Justicia y llevaba escondido desde que el tribunal emitió la sentencia en febrero de 2017. Ahora ha sido detenido por agentes de la Unidad de la Policía Nacional adscrita a los juzgados de plaza de Castilla, que le han encerrado en prisión en virtud de la mencionada resolución. A una familia riojana engañada de modo similar que la del letrado le estafó más de 400.000 euros con un método similar.

Foto: Imagen del presunto timador tomada por una víctima y publicada por 'Somos Malasaña'.

No fue, sin embargo, cuando se inició en el mundo delictivo. La primera estafa la protagonizó en 2007 y la víctima fue el hijo de un amigo de la familia, que sin embargo no se percató hasta dos años después. "Íbamos de viaje las familias, fuimos a la final de la Eurocopa de 2009, mis hijos llevaron las arras en su boda...", describe Luis Miguel, aún muy afectado desde el punto de vista moral. El hombre quería vender su piso y acudió a Lozano, que le hizo la gestión, pero metió el dinero en una cuenta de un supuesto banco para el que trabajaba. No volvió a ver el dinero. "Llegamos a un acuerdo prejudicial, pero no lo ha cumplido. Mi mujer hoy todavía tiene que tener a dos personas al lado para no quitarse la vida", admite Luis Miguel, que hace hincapié en el daño sentimental que esto tiene. "Perdimos más de 400.000 euros", reconoce. "Ahora vivo de alquiler, tuve que sacar a mi hija del colegio y debo dinero a mi familia", asegura.

El estafador, mientras tanto, se ha estado paseando hasta ayer en coches de lujo que decía que conseguía por un socio que tenía en Bilbao que se dedicaba a la compraventa de vehículos. De nuevo, falso. Los alquilaba todos. Cambiaba de automóvil cada tres días. En los últimos meses, también modificaba su aspecto. Sabía que la Policía le seguía los pasos y quería evitar ser cazado. Ahora se enfrenta a seis procedimientos judiciales, además de las dos condenas mencionadas (la de Logroño y la de Luis Miguel, que terminó en acuerdo).

Jorge Lozano Belver (Madrid, 1976) era su verdadero nombre, sí. Sin embargo, probablemente era lo único auténtico de su vida. En algún momento de la misma, decidió inventarse un personaje y llevó hasta el extremo el papel. Fingió que era un ingeniero industrial que tenía una exitosa empresa de obras públicas, que su padre tenía una cadena de restaurantes y que su madre ejercía como pediatra, que años atrás había servido en el ejército y que incluso estuvo en la guerra de Bosnia, donde se jugó la integridad en varias ocasiones. Y todo era muy creíble, porque lucía trajes caros y conducía coches de alta gama que cambiaba con frecuencia. Además, contaba tantos detalles sobre su pasado que necesariamente las cosas debieron suceder como narraba.

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