Ni Feijóo, ni Moreno ni Alonso: los barones del PP callan y cierran filas con Casado
El debate en el PP sobre la necesidad de ofrecer una imagen moderada se queda en amago ante la oposición centrada y firme que ofrece Casado y la deriva "extremista" de Sánchez
El anunciado debate sobre el tono de oposición que deben tener el Partido Popular y su presidente se quedó en amago previo y sin desarrollo interno en la Junta Directiva Nacional convocada en el arranque de legislatura. Entre el discurso lleno de matices de Pablo Casado y los nombramientos del Gobierno de coalición de Pedro Sánchez, el último, el de Dolores Delgado para controlar directamente la Fiscalía General del Estado, los presidentes autonómicos del PP ni se molestaron en pedir la palabra en el máximo órgano de la formación entre congresos. Alberto Núñez Feijóo y los demás barones prefirieron cargar contra Sánchez antes de la reunión y certificar dentro un cierre de filas con su presidente ante los planes del nuevo Ejecutivo.
Si el abrazo entre Sánchez y Pablo Iglesias nada más conocerse los resultados del 10-N evitó a Casado el debate interno en el PP sobre su abstención, los primeros pasos de la coalición PSOE-Podemos, con aval externo de ERC y Bildu, dejan poco margen a los populares para ofrecer colaboración a Sánchez.
El presidente de la Xunta de Galicia entró en la sede de Génova escandalizado con la noticia sobre el futuro destino de María Dolores Delgado. "Después de ser ministro, no creo que a los pocos minutos de dejar la cartera y el Consejo de Ministros se pueda dirigir con independencia la Fiscalía General del Estado", comentó Feijóo, además de recalcar que sería un grave error "para el Estado de derecho". Juan Manuel Moreno, presidente de la Junta de Andalucía, calificó de "desfachatez" la maniobra de Sánchez para tener una fiscal general "del Gobierno".
Los mismos barones dijeron que el "extremismo" y la falta de sentido de Estado se habían instalado en el PSOE y en el Consejo de Ministros, y que al PP le tocaba oponerse con firmeza a sus planes.
Casado hizo después, ante la Junta Directiva Nacional, un llamamiento a renovar y ensanchar el proyecto político del partido para que pueda representar no solo a todo el centro derecha sino al constitucionalismo en su conjunto, socialdemócratas incluidos, después del giro que Pedro Sánchez ha impuesto en el PSOE. El presidente del PP se comprometió a ejercer su responsabilidad desde posiciones firmes y centradas, frente a un Gobierno que considera radical y "el más extremista" que ha conocido la democracia española.
Y frente al temor de algunos dirigentes de su partido a ser comparados con Vox, Casado marcó distancias con la formación de Santiago Abascal y confirmó que su objetivo es encabezar una "mayoría centrada" y no un Partido Popular "desestabilizador y bronco" que "pierda de vista sus obligaciones institucionales y de Estado".
Satisfechos con lo escuchado, después de la intervención del presidente, ningún miembro de la junta pidió la palabra. Luego, en el habitual almuerzo del presidente del PP con los dirigentes regionales, los reunidos, entre los que estaban Feijóo y Moreno, coincidieron en el acierto del jefe en sus mensajes, según fuentes del partido.
El anunciado debate sobre el tono de oposición que deben tener el Partido Popular y su presidente se quedó en amago previo y sin desarrollo interno en la Junta Directiva Nacional convocada en el arranque de legislatura. Entre el discurso lleno de matices de Pablo Casado y los nombramientos del Gobierno de coalición de Pedro Sánchez, el último, el de Dolores Delgado para controlar directamente la Fiscalía General del Estado, los presidentes autonómicos del PP ni se molestaron en pedir la palabra en el máximo órgano de la formación entre congresos. Alberto Núñez Feijóo y los demás barones prefirieron cargar contra Sánchez antes de la reunión y certificar dentro un cierre de filas con su presidente ante los planes del nuevo Ejecutivo.