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El incierto futuro de Marlaska: la tensión con la Guardia Civil incomoda su renovación
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NAVARRA COLMA EL VASO

El incierto futuro de Marlaska: la tensión con la Guardia Civil incomoda su renovación

Algunos consideran que la situación ha provocado que el ministro no se cierre a hacerse con la cartera de Justicia en la próxima legislatura en el caso de que Delgado sea descartada

Foto: Marlaska preside una jura bandera de la Guardia Civil en Baeza el pasado 21 de diciembre. (EFE)
Marlaska preside una jura bandera de la Guardia Civil en Baeza el pasado 21 de diciembre. (EFE)

La situación de enfrentamiento entre altos cargos de la Policía Nacional y de la Guardia Civil en el seno del Ministerio del Interior está generando una posición incómoda para el titular de la cartera, el exjuez de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska. Desde que este accedió al cargo y nombró en julio de 2018 al comisario José Antonio Rodríguez González, conocido como 'Lenin' por su cercanía a anteriores gobiernos socialistas, jefe del Gabinete de Coordinación y Estudios, todo ha ido a peor en las relaciones con la Guardia Civil.

Los mandos de este último instituto armado solo han visto en su figura a un policía politizado y hostil para el cuerpo. No en vano, Rodríguez González se hizo con un puesto crucial para el entendimiento entre los dos cuerpos que hasta entonces —y durante tres décadas— había sido ocupado por un guardia civil. En concreto, el antecesor de Lenin había sido el coronel Juan Hernández Mosquera, que apenas llevaba cuatro meses en el cargo cuando fue sustituido. Antes de él, un oficial del mismo rango, Diego Pérez de los Cobos, ostentaba la plaza. Este último, de hecho, fue quien coordinó el operativo policial contra el histórico referéndum independentista del 1 de octubre de 2017.

Foto: El ministro de Interior en funciones, Fernando Grande-Marlaska. (EFE)

Sin embargo, este episodio no fue el único que generó hostilidades entre ambos cuerpos. La destitución del coronel Manuel Sánchez Corbí tras una carta dirigida por este último a sus superiores, en la que se quejaba de que ya no había dinero en los fondos reservados para llevar a cabo operaciones, fue el modo en el que Marlaska puso sobre la mesa su autoridad y, por ende, un nuevo enfrentamiento con la Guardia Civil. Otras tensiones a cuenta del caso de Blanca Fernández Ochoa, de la actuación de los GRS en las protestas de los comités de defensa de la república en Cataluña o de la quiebra de la empresa de seguridad Ombuds, que obligó a los guardias civiles a asumir la seguridad de las prisiones de tres comunidades autónomas, se han sumado a esta crisis en que la benemérita se ve como víctima.

El último capítulo tuvo lugar la pasada semana, tras el acuerdo entre el PNV y el PSOE por el que Pedro Sánchez se comprometió a poner fecha a la transferencia de las competencias de tráfico a la Comunidad Foral de Navarra. Este pacto conlleva, por lo tanto, la desaparición de la delegación de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil en esa región, una medida que ha provocado el rechazo de plano de las asociaciones profesionales del instituto armado, que han vaticinado incluso que esta medida es solo "el principio del fin" de la desaparición de la benemérita en Navarra, donde prevén que el proceso siga los pasos que en su momento pusieron en marcha Cataluña y el País Vasco.

Dolores Delgado, en la cuerda floja

Esta tensión ha provocado un malestar no solo en el seno de la Guardia Civil sino en el del propio Ministerio del Interior. Algunos mandos del instituto armado se muestran de hecho convencidos de que la situación es incómoda también para el propio Marlaska, que estaría pensando en abandonar la cartera para la próxima legislatura en el caso de que Sánchez le considere para hacerse cargo del Ministerio de Justicia, que todas las quinielas dejan vacante tras la previsible salida de Dolores Delgado, salpicada por el escándalo de los audios del caso Tándem que la vinculan con el comisario jubilado José Villarejo.

De momento, fuentes cercanas al ministro aseguran que ni él mismo sabe cuál será su papel en el nuevo Gobierno, en el que parece seguro que seguirá estando. Marlaska podría seguir ocupando la cartera de Interior a pesar de las incomodidades mencionadas, que con ocasión de la conformación del nuevo Ejecutivo podría reencauzar con una reestructuración, o pasar a hacerse cargo del Ministerio de Justicia, cuyas competencias domina perfectamente dado su reciente pasado como juez de la Audiencia Nacional e incluso como presidente de la sala de lo penal del mismo tribunal.

Foto: Marlaska, el pasado septiembre, con la presidenta navarra, María Chivite, en la comunidad foral, donde negó que la Guardia Civil saldría de Navarra. (EFE)

Desde la Guardia Civil, explican que quizás esta indefinición que vive el ministro es lo que le ha llevado a dejar sin firmar ascensos a general dentro de la Guardia Civil y a no proponer medida alguna en el seno de la corporación. No quiere, explican las fuentes del instituto armado consultadas, tomar decisiones que hipotequen a su sucesor. Es cierto que fue el compromiso que adquirió el propio Marlaska cuando entró en funciones, pero también es verdad que, tras varios meses, comenzó a firmar vacantes de nuevo, extremo que ha vuelto a abandonar en las últimas semanas. "Las medallas en la Guardia Civil también estuvieron paralizadas", se quejan desde el instituto armado.

La cartera de Justicia, sin embargo, está muy cotizada y no es Marlaska el único que se la plantea. La actual consejera del ramo del Gobierno de Valencia, Gabriela Bravo, o el portavoz de la asociación Jueces para la Democracia, Ignacio González Vega, también suenan para hacerse cargo del ministerio, del que depende la Abogacía del Estado, que ha desempeñado un importante papel en la relación entre el PSOE y ERC en los últimos días de cara a la investidura de Sánchez como presidente del Gobierno. Algunos incluso vinculan la continuidad de Delgado al frente de Justicia al éxito de esa operación de la Abogacía, lo que dejaría fuera a cualquier aspirante a sucederla. Sánchez, no en vano, valora todavía su gestión durante la exhumación de Franco del Valle de los Caídos y podría dejar pasar los mencionados audios con Villarejo, que no implicaron la imputación de Delgado y por lo tanto podrían quedar en un segundo plano en el terreno judicial.

La situación de enfrentamiento entre altos cargos de la Policía Nacional y de la Guardia Civil en el seno del Ministerio del Interior está generando una posición incómoda para el titular de la cartera, el exjuez de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska. Desde que este accedió al cargo y nombró en julio de 2018 al comisario José Antonio Rodríguez González, conocido como 'Lenin' por su cercanía a anteriores gobiernos socialistas, jefe del Gabinete de Coordinación y Estudios, todo ha ido a peor en las relaciones con la Guardia Civil.

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