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Las prisas de Sánchez: logística 'infernal' en el Congreso con la Pascua Militar en medio
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Oleada de críticas por la fecha definitiva

Las prisas de Sánchez: logística 'infernal' en el Congreso con la Pascua Militar en medio

El Gobierno se apoya en la "urgencia" de tener un presidente con plenos poderes tras meses de bloqueo y recuerda que los políticos son servidores públicos. La Cámara debe ponerse a punto ya

Foto: Pedro Sánchez y Pablo Iglesias con sus equipos, tras la firma del pacto de PSOE y UP, este 30 de diciembre en el Congreso. (Dani Gago | Twitter)
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias con sus equipos, tras la firma del pacto de PSOE y UP, este 30 de diciembre en el Congreso. (Dani Gago | Twitter)

Pedro Sánchez será presidente del Gobierno de nuevo en apenas una semana. El martes 7 de enero, en principio, resultará elegido por mayoría simple del Congreso de los Diputados, con más síes que noes. Finalizará un largo periodo de más de ocho meses de bloqueo, con un Ejecutivo en funciones, sin plenas capacidades, y dos elecciones de por medio. Pero para conseguirlo, ha preferido apretar los pasos y aprovechar la primerísima ventana de oportunidad que se le ha presentado una vez que ERC tome definitivamente la decisión de abstenerse. En consenso con la jefa del Congreso, Meritxell Batet, eligió que el debate de investidura comience el 4 de enero (pronto, por la mañana), continúe el 5 con la primera votación y concluya, 48 horas después, con la segunda, el martes 7. Las fechas en sí son inéditas y una suma de rarezas: fin de semana, periodo inhábil de las Cortes, último trayecto de la Navidad, antes y después de Reyes y con la Pascua Militar en medio. Un cierto exotismo que ha obligado al personal del Congreso a desmontar sus días de descanso y poner a punto un engranaje ya de suyo muy entrenado. Pero es también una elección de calendario que no se ha librado de las críticas de la oposición (y no solo de ella), a lo que el Ejecutivo responde que hay "urgencia" en tener un presidente con todos los poderes y que no caben las vacaciones en los políticos.

Los socialistas siempre han defendido que querían investidura "cuanto antes". En esta ocasión, pasadas las generales del 10-N, en las que Sánchez quedó debilitado, tenían claro que España no podía encaminarse hacia unos comicios. El presidente en funciones maniobró rápido: cerró un preacuerdo para un Gobierno de coalición con Unidas Podemos en menos de 48 horas cuya letra pequeña ha continuado negociando durante semanas, hasta el pasado domingo, y encomendó a su vicesecretaria general, Adriana Lastra, que dirigiera las conversaciones con ERC. Primero, contactos informales, luego encuentros de las respectivas delegaciones, en Madrid y Barcelona, y llamadas de teléfono constantes, a varios niveles. Lastra con el portavoz republicano, Gabriel Rufián; la vicepresidenta con el número dos del Govern, Pere Aragonès, e incluso este directamente con el líder socialista.

El PSOE quería correr, pasar página cuanto antes, consciente de la enorme erosión que le estaba produciendo una negociación muy compleja, arriesgada y opaca. Ferraz y la Moncloa han custodiado el intercambio de propuestas como un valioso tesoro, impusieron el silencio absoluto para que no se deshicieran los avances y se movieron con una quietud propia de un cónclave papal, mordiéndose la lengua con cada exigencia de ERC, que en este tiempo, casi dos meses, aunque ha preservado cierta cautela y ha protegido el corazón del acuerdo, no ha cesado de hacer declaraciones. Medidas, pero las había.

La fecha escogida es en sí una rareza: fin de semana, periodo inhábil de las Cortes, recta final de la Navidad, antes y después de Reyes


Pero este fin de semana se llegó a la estación final. Tras un encuentro en Madrid de los equipos de PSOE y ERC, justo cuando estaba en el centro de la mesa el escrito que la Abogacía del Estado tendría que presentar para pronunciarse sobre los efectos de la inmunidad de Oriol Junqueras, las piezas empezaron a casar. El Gobierno soñaba aún con una investidura el 5 de enero, víspera de Reyes, si bien era consciente de la dificultad. Los republicanos, como en otras ocasiones, pidieron pausa y anunciaron que no habría 'consell nacional' antes de fin de año.

Foto: Meritxell Batet, presidenta del Congreso, el pasado 13 de diciembre. (EFE)

La formalización, el jueves 2

El lunes 30, crecía la presión ambiental hacia ERC. Firma del pacto con el PNV —jugoso con la formación 'jeltzale'—, presentación del programa de gobierno de PSOE y Unidas Podemos, informe de los servicios jurídicos del Estado en el que reclamaban la excarcelación temporal de Junqueras (en tanto la Eurocámara le levanta la inmunidad) pero no la anulación del juicio del 'procés'. La ejecutiva de ERC dio por concluidas las negociaciones y elevó el acuerdo, aún secreto, al 'consell nacional', que habrá de fijar la posición definitiva el 2 de enero. Cuando el Gobierno conoció la fecha, ya dio por descartada la opción de una investidura el 2-3 y 5 de enero. Y miró enseguida la siguiente alternativa más próxima en el tiempo: el 4, 5 y 7 de enero. Barajó otra más, que era llevar todo el proceso después de Reyes, al 7-8 y 10 de enero. Pero ganó el primer camino. Por la "urgencia" de tener un nuevo Ejecutivo cuanto antes, según la justificación de la Moncloa. También influye la volatilidad propia de ERC, muy sensible a las presiones, especialmente con un escenario electoral en Cataluña a la vista y con sus socios de JxCAT afeándoles esa alianza.

Del 31 de diciembre al 8 de enero es turno ordinario de vacaciones en el Congreso, por lo que se ha tenido que movilizar la maquinaria para estar lista

Batet anunció preventivamente la convocatoria del pleno para el 4, 5 y 7, aunque formalizará la fijación de la sesión, que es potestad exclusivamente suya, el jueves 2. Pero si comunicó a los grupos el calendario elegido fue para garantizar que sus señorías están en Madrid las tres jornadas, y los desplazamientos no son fáciles en plenas fiestas, y para preparar la maquinaria del Congreso.

Y es que no son unos días cualesquiera. El turno de vacaciones ordinario en la Cámara se extiende del 31 de diciembre al 8 de enero de cada año. En esas jornadas, directamente, la casa permanece cerrada, con un pequeño retén de trabajadores de cada departamento por si hay alguna urgencia, como la convocatoria de la Diputación Permanente —el órgano que sustituye al pleno en los periodos inhábiles (enero, julio y agosto) y cuando las Cortes están disueltas—, pero una investidura es algo más que una última hora.

Pedro Sánchez encara este sábado un nuevo pleno de investidura

Es, como relatan fuentes parlamentarias, un servicio especial, como la proclamación del Rey, de modo que hay que "movilizar todos los recursos humanos y materiales" para que todo esté listo y la sesión se pueda desarrollar con normalidad. En la Cámara admiten que ya estaban "sobre aviso por lo que pudiera ocurrir", porque eran conscientes de que Sánchez iba a propiciar la investidura cuanto antes, aunque fuera en plenas navidades, pero ello no impidió que se hicieran cuadrantes con el reparto de las vacaciones. Ahora, la mayoría de los trabajadores del Congreso deberán estar en sus puestos: ujieres, letrados, taquígrafos, policías, responsables de comunicación... además del personal eventual.

Foto: Marta Vilalta, Josep Maria Jové y Pere Aragonès. (EFE)

El desarrollo del debate

"No es plato de gusto para los funcionarios ver interrumpidas sus vacaciones", y más en el fin de semana previo a Reyes, señalan fuentes de la Cámara que conocen bien la logística que implica una investidura, un evento que se ha vuelto demasiado habitual desde 2015. El departamento de Comunicación ha tenido que habilitar un plazo exprés para que los periodistas no acreditados de manera permanente en el Congreso puedan hacerlo, periodo que concluye el mismo 2 de enero. Esa jornada, junto a la del 6, las instalaciones quedarán cerradas.

Se pretende que el debate arranque pronto el sábado 4 para que sus señorías puedan votar a mediodía el 5 y acudir a las cabalgatas de Reyes

La Junta de Portavoces deberá ordenar el desarrollo del debate, pero se espera que este arranque el sábado 4 temprano, sobre las 9:00 o 10:00. El candidato expondrá su programa de gobierno sin límite de tiempo. Tras un receso que fijará Batet, el pleno se reanudará para que intervengan los grupos, de mayor a menor peso en la Cámara, y en último lugar lo hará el PSOE. Cada uno de ellos, como dice el reglamento, dispondrá de 30 minutos, y una réplica de 10. En esta ocasión, hay una complejidad añadida: son 10 los grupos constituidos, una cifra que no se veía desde la I Legislatura (1979-1982), lo que hará que el debate se alargue. El candidato puede tomar la palabra tantas veces como desee, sin mirar al reloj.

La pretensión es que la primera votación (en la que se exige mayoría absoluta, 176 apoyos), al término del debate, ya el domingo 5, se produzca a mediodía, a tiempo para que sus señorías puedan regresar a sus lugares de origen para asistir a las cabalgatas de Reyes y pasar el festivo con sus familiares. El pleno se reanuda 48 horas después de esa primera votación. Primero hay una minisesión: el candidato interviene por 10 minutos y los grupos, para fijar posición, por cinco cada uno. Luego se produce la segunda y definitiva votación, en la que basta la mayoría simple.

placeholder La presidenta del Congreso, Meritxell Batet, junto con el vicepresidente primero de la Cámara, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, el pasado 23 de diciembre. (EFE)
La presidenta del Congreso, Meritxell Batet, junto con el vicepresidente primero de la Cámara, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, el pasado 23 de diciembre. (EFE)

Se entenderá que Sánchez recibe la confianza de la Cámara si recaba más síes que noes. Entre una y otra ronda, se celebrará la Pascua Militar, el solemne acto castrense cuyos orígenes se remontan al siglo XVIII, que preside el Rey y al que acuden el presidente del Gobierno y los ministros de Defensa e Interior. Los tres, este 2020, estarán aún en funciones. No hay posibilidad de suprimir la Pascua, uno de los eventos más importantes en la agenda del monarca cada año.

Foto: Laura Borràs, junto a Albert Batet. (EFE)
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Reproches del PP

En cuanto se confirmó la fecha, también echaba humo el chat de informadores de la Moncloa, por la falta de previsión y porque una investidura supone un esfuerzo extra a los medios en los que las plantillas están habitualmente más mermadas justo por el parón vacacional. Además, los cronistas políticos llevan casi todo un año encadenando campañas, debates, elecciones y negociaciones. Porque cuando la sesión acaba en el Congreso, el trabajo continúa en las cabinas que los medios tienen instaladas en la Cámara y en las redacciones. Además, en una situación como esta, la información sobre el pleno transcurre en paralelo al momento siguiente, dado que se da por hecho que Sánchez saldrá investido: la formación de Gobierno, que se espera que sea inmediata porque el presidente y quien será su vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, tienen cerrado ya el organigrama al completo.

Muchos señalaban este martes lo que dice el acuerdo de PSOE y UP, que promete reformas para facilitar la conciliación de la vida laboral y personal

En ese momento, muchos señalaban el punto I.10 del acuerdo de coalición de PSOE y UP, el que hace referencia a la "conciliación de la vida laboral, familiar y personal y corresponsabilidad en el tiempo de trabajo". "Para favorecer la conciliación de la vida laboral, familiar y personal, y la necesaria corresponsabilidad entre hombres y mujeres, promoveremos un pacto social y político por la racionalización de los horarios, que incluirá una ley de usos del tiempo y racionalización de los horarios. Todo ello nos permitirá reorganizar completamente los tiempos de trabajo, ocio y cuidados", reza el documento.

Las críticas también procedieron de la oposición. Pablo Casado, líder del PP, fustigó al presidente por la fecha elegida. "Qué avergonzado tiene que estar un candidato de sus socios y programa para agendar su investidura en pleno fin de semana víspera de Reyes", tuiteó el dirigente. El presidente, siguió, "se esconde de la opinión pública para no ser humillado por sus contradicciones y cesiones a los enemigos de España". "No acabará bien", auguró.

Más contundente fue la portavoz de los conservadores en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo. "Es un acto contra la ilusión y contra la institución. Una investidura contra los cuatro Reyes", señaló la diputada en declaraciones a Europa Press. Para la diputada, la decisión de Sánchez "no es inocente" y se trata de un "desprecio a los españoles". "Obedece a la voluntad de sectores izquierdistas de esta coalición presuntamente hiperprogresista de desprestigiar y erosionar una fiesta querida y común a todos los españoles [el Día de Reyes], y a una institución querida y común que representa a todos los españoles [la Corona, protagonista de la Pascua Militar]".

Foto: Pedro Sánchez y Pablo Iglesias tras firmar el programa de coalición, este lunes en el Congreso. (EFE)

Sin "privilegios"

Desde el PSOE y el Ejecutivo, José Luis Ábalos se sacudió las críticas en declaraciones a los medios este martes desde Valencia, donde se encontraba por el fin de la concesión de la AP-7. "El que quiera vacaciones puede dedicarse a otras actividades", apuntó el ministro de Fomento, informa Servimedia. Recordó que su partido quería la investidura en diciembre y España ya no puede permitirse más tiempo en funciones.

"El que quiera vacaciones puede dedicarse a otras actividades. No se puede estar en esta situación de provisionalidad", hay "urgencias", alega Ábalos

"No se puede estar en esta situación de provisionalidad sin poder afrontar situaciones importantes y acometer las urgencias que tiene la población". Los representantes políticos, abundó, no tienen "ese privilegio ni de vacaciones ni de días festivos, y si hay que estar un 31 [de diciembre], aquí se está, y si hay que estar cualquier otro día, se está". "Yo no recuerdo haber cogido más de una semana de vacaciones en todo el año", remachó, advirtiendo de que "lo importante" es esa función representativa, que se ejerce de manera "libre y voluntaria".

Ábalos: "Necesitamos recomponer Cataluña y la población debe poder participar"

Sánchez quiere amarrar su investidura sin mayor dilación. Acabar con el bloqueo y afianzarse en la Moncloa, de donde no podrá ser desalojado vía moción de censura porque no hay alternativa. El año 2020 arrancará con su reelección como presidente, envuelta en críticas que espera dejar atrás en cuanto su libro empiece nuevo capítulo: el del Ejecutivo de coalición con Iglesias, un momento "histórico", "ilusionante" y que es una oportunidad para "revitalizar la política" y reivindicar la política "útil". El "avance", tras meses de parálisis y de incertidumbre.

Pedro Sánchez será presidente del Gobierno de nuevo en apenas una semana. El martes 7 de enero, en principio, resultará elegido por mayoría simple del Congreso de los Diputados, con más síes que noes. Finalizará un largo periodo de más de ocho meses de bloqueo, con un Ejecutivo en funciones, sin plenas capacidades, y dos elecciones de por medio. Pero para conseguirlo, ha preferido apretar los pasos y aprovechar la primerísima ventana de oportunidad que se le ha presentado una vez que ERC tome definitivamente la decisión de abstenerse. En consenso con la jefa del Congreso, Meritxell Batet, eligió que el debate de investidura comience el 4 de enero (pronto, por la mañana), continúe el 5 con la primera votación y concluya, 48 horas después, con la segunda, el martes 7. Las fechas en sí son inéditas y una suma de rarezas: fin de semana, periodo inhábil de las Cortes, último trayecto de la Navidad, antes y después de Reyes y con la Pascua Militar en medio. Un cierto exotismo que ha obligado al personal del Congreso a desmontar sus días de descanso y poner a punto un engranaje ya de suyo muy entrenado. Pero es también una elección de calendario que no se ha librado de las críticas de la oposición (y no solo de ella), a lo que el Ejecutivo responde que hay "urgencia" en tener un presidente con todos los poderes y que no caben las vacaciones en los políticos.

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