Vox se topa con la Iglesia: quita la ayuda a una ONG católica de menores inmigrantes

“Vox aterriza en Ceuta por Navidad (…)” titulaba, en Nochebuena, la revista católica 'Vida Nueva'. Lamentaba que, para aprobar los presupuestos, el partido ultraderechista hubiese exigido retirar la subvención al Centro San Antonio de la Asociación Joseph Cardijn perteneciente a la Iglesia católica, que se dedica a ayudar a inmigrantes y, sobre todo, a menores extranjeros no acompañados (menas). Estos últimos son medio millar y están bajo la tutela de la ciudad. Joseph Cardijn fue un sacerdote belga que dedicó su vida a ayudar a los jóvenes.

Carlos Verdejo, el portavoz de Vox, anunció el lunes en la Asamblea de Ceuta que los presupuestos que su partido respaldaba eran los del “comienzo de una nueva etapa (…), el fin de los chiringuitos; la purga de los socialistas, un partido criminal desde su fundador”. Sus palabras provocaron la salida de los diputados socialistas del pleno. Verdejo explicó a continuación que el dinero ahorrado serviría, por ejemplo, para arreglar en Ceuta la Iglesia de la Virgen del Carmen, un edificio de 1940.

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EFE

Entre los supuestos 'chiringuitos' víctimas de Vox figuraba no solo el de Joseph Cardijn sino Mujeres Progresistas y Enfermos Sin Fronteras, la asociación que recibía la más pequeña de las subvenciones otorgadas por la ciudad. Atiende a 400 inmigrantes que padecen diversas dolencias y alivia así la presión sobre el Hospital Universitario. En contra de lo señalado por Vox, no ha sido fundada por ciudadanos marroquíes, según explicó la asociación en un comunicado.

Los presupuestos aprobados por el Partido Popular y Vox en la Asamblea de Ceuta indignaron a monseñor Santiago Agrelo, de 77 años, que fue durante 12 años (2007-2019) arzobispo de Tánger (Marruecos) y que conoce bien el fenómeno migratorio. Denunció reiteradamente las concertinas en las vallas de las dos ciudades autónomas y desde su diócesis ayudó a miles de subsaharianos. “No sé de quién es responsabilidad esa Iglesia del Carmen que los políticos ceutíes pretenden restaurar con el dinero quitado a los pobres”, escribió en Nochebuena el arzobispo emérito en su página de Facebook. “Tengo la certeza de que, si lo es del obispado de Cádiz y Ceuta, no permitirá que un solo euro de los robados a los pobres sirva para poner un solo ladrillo en esa iglesia”, añadió.

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“Es grave tratar de utilizar la Iglesia para ahogar a los inmigrantes”, comentó después al teléfono desde el convento franciscano de Santiago de Compostela, donde se ha retirado. “Tengo el recuerdo de Matteo Salvini [líder de la Liga, partido ultraderechista italiano] blandiendo un rosario y negándose a prestar auxilio a los inmigrantes en el Mediterráneo”, comenta indignado. Si los presupuestos de Ceuta llevan la marca de Vox es porque el presidente de la ciudad y del PP local, Juan Jesús Vivas, de 66 años, ha dado un vuelco a sus alianzas. Durante la campaña electoral anunció que, si no lograba la mayoría absoluta el 26 de mayo, no pactaría con la ultraderecha ni con Caballas, un partido localista mayoritariamente musulmán.

Cumplió su promesa y el 15 de junio fue elegido presidente, con una mayoría relativa, gracias a la abstención de los siete diputados del PSOE mientras que los de Vox votaban a su propio candidato. Se generó así una situación insólita en España en la que un presidente del PP gobernaba en colaboración con los socialistas dejando la oposición en manos de Vox y de las dos formaciones musulmanas, Caballas y el Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía.

Fruto de esa colaboración fue, por ejemplo, la colocación al frente de la televisión pública (RTVCE) de Isaac Medina, un candidato propuesto por los socialistas, y la creación de una nueva dirección general, la de Barriadas, encabezada por Antonio Muñiz, también afín al PSOE. De él dependían seis coordinadores de barriadas de los cuales cinco pertenecían a la órbita socialista, según la prensa ceutí. El acuerdo con el PSOE implicó engrosar la administración local.

Tres son las razones que han incitado a Vivas a romper esa cooperación con el segundo partido de la ciudad. Los altos cargos cercanos al PSOE le han dado problemas –Isaac Medina tuvo que ser destituido a mediados de diciembre- o le han sido desleales. El PSOE se atribuyó, por ejemplo, en noviembre la labor de esos coordinadores de barriadas publicando un documento de 60 páginas ilustrado con cientos de fotografías. El mérito no era solo suyo sino de toda la administración local, según los colaboradores de Vivas. El resultado de las elecciones legislativas del 10 de noviembre, en las que Vox arrebató al PSOE el único escaño de diputado y obtuvo un senador, demostró además a Vivas que para el PP era arriesgado dejar a la ultraderecha en la oposición porque lo rentabilizaba en votos.

El Gobierno en funciones de Pedro Sánchez ha enfadado, por último, al presidente ceutí. A finales de noviembre, Hacienda le comunicó que mientras el Ejecutivo esté en funciones no podía concederle dos subvenciones, por importe de 7,2 millones de euros, para desalinizar el agua que se consume en la ciudad y ayudar a que el tránsito en la frontera con Marruecos sea más fluido. Para hacer ahorros o para escenificar la ruptura con el PSOE, Vivas ha suprimido, en los nuevos presupuestos, esa dirección general de Barriadas. Los presupuestos de Ceuta (85.000 habitantes) para 2020 se elevan a 290 millones de euros, una cantidad similar a la de, por ejemplo, Granada, cuya población casi triplica a la de la ciudad del Estrecho. Las peculiaridades de la ciudad autónoma, alejada de la Península y fronteriza con Marruecos, explican que sus cuentas sean más abultadas.