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Nueve meses con pulsera telemática sin una sola prueba en su contra
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EL TSJ CULPA A LA FALTA DE RECURSOS

Nueve meses con pulsera telemática sin una sola prueba en su contra

La mujer aseguró que había nueve testigos que podían acreditar sus afirmaciones, pero no dio el nombre de ninguno; el acusado se ha querellado contra la jueza

Foto: Pulsera telemática. (Instituciones Penitenciarias)
Pulsera telemática. (Instituciones Penitenciarias)

David García lleva nueve meses como investigado por el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Santa Cruz de La Palma (Canarias) en el marco de un procedimiento de violencia de género. Su expareja (A. P. S. J.) le denunció -dentro de eses caso- por un presunto quebrantamiento del alejamiento en el marco de unos supuestos insultos que hasta el momento no han sido corroborados por ningún testigo ni confirmados con prueba alguna. En un primer momento, la mujer aseguró que había nueve testigos que podían acreditar sus afirmaciones, pero ni siquiera dio el nombre de ninguno.

Como medida cautelar, sin embargo, la titular del juzgado, Rebeca Callejas, ordenó colgarle al investigado una pulsera telemática que se activa cuando la denunciante está cerca y que pita muy fuerte al tiempo que avisa a la Policía. La causa, que no ha sido declarada compleja y por lo tanto no podría extenderse más allá de los seis meses, ya ha cumplido sin embargo los nueve y no parece haber avanzado en cuanto a investigación.

El denunciado tiene la orden de alejamiento de 100 metros de distancia, que nunca ha superado. La pulsera telemática, sin embargo, sí que ha sonado

De momento, de hecho, solo han declarado la denunciante, el denunciado y la madre de la primera. La madre de la supuesta víctima testificó que una vez se cruzaron con el exmarido de su hija, pero este las vio y se dio la vuelta. La población tiene apenas 15.000 habitantes, por lo que —según esgrimió la defensa— es lógico encontrarse con conocidos. La denunciante, por su parte, declaró que un día aparecieron unas pintadas en su casa de una letra Z. La mujer, que no supo justificar por qué este grafema se refería a ella, explicó que en su edificio viven más vecinos y admitió que en ningún caso vio a su ex por la zona ni nadie le reconoció haberle visto realizar la pintada ni estar por allí.

En todo el tiempo que dura la instrucción, el hombre no ha hecho tampoco quebrantamiento alguno de la medida cautelar. El denunciado tiene la orden de alejamiento mínima que se impone en estos casos, de 100 metros de distancia, que nunca ha superado. La pulsera telemática, sin embargo, sí que ha sonado en estos meses casi en un centenar de ocasiones. La mayoría de ellas, en la propia casa de David y sin motivo aparente.

El dispositivo, además, suena muy fuerte, por lo que no pocas veces ha despertado a sus hijos, según cuenta el propio protagonista, que asegura que los niños han cogido "aprehensión" a la pulsera, que teóricamente suena solo cuando su exmujer está cerca. "Suena cuando estoy cocinando y hasta cuando estoy en el váter", asegura.

La defensa de David ha presentado dos escritos de impulso procesal —a los que ha tenido acceso El Confidencial— en los que solicita la retirada de la pulsera —uno el 18 de octubre y otro el 19 de noviembre—, pero ninguno de ellos ha sido contestado por el juzgado. Ha argumentado precisamente la ausencia de pruebas que acrediten los hechos denunciados y que no parece haber líneas abiertas que lleven a una posible ratificación de elementos probatorios.

La defensa de David ha presentado dos escritos de impulso procesal en los que solicita la retirada de la pulsera, pero ninguno de ellos ha sido contestado

David García, que no tiene antecedentes ni tampoco ha dejado de pagar la pensión de sus hijos, tiene la custodia compartida, con lo que sus hijos de 14 y 11 años suelen estar con él de vez en cuando. "Mi vida cotidiana estos meses ha sido un infierno", declara él mismo a El Confidencial. "A día de hoy, sigo sin saber los nueve nombres que citó mi ex, a los que el juzgado ni siquiera ha citado a declarar en estos nueve meses", resume.

"Como pasaba en la inquisición, cuando bastaba con la denuncia de un vecino, el juzgado ni siquiera le ha pedido los nombres de esos supuestos testigos; se limitó a ponerme la pulsera el pasado 27 de marzo y hasta hoy", asegura David, que admite que durante este tiempo "nunca" se ha sentido tratado "como un hombre inocente". "En ningún momento he visto ninguna imparcialidad en la jueza; desde que entré al juzgado, ya me dijeron que no podía esperar justicia, que estaba sentenciado". "Desde hace nueve meses vivo como en una cárcel, ya que Santa Cruz de la Palma es muy pequeña; no puedo pisar media ciudad; cafeterías, sitios a los que antes iba; ni al cine puedo ir con mis hijos como antes iba porque está en zona de exclusión", añade.

Desde el Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC), por su parte, explican que la dilación del procedimiento se debe a que el juzgado no tiene un sistema de volcado de vídeos y que era necesario descargar unas imágenes del móvil del investigado para avanzar en la investigación. Este asunto, sin embargo, se refiere al caso principal, no al del quebrantamiento en el que se enmarca la investigación de la pulsera. Las mismas fuentes del TSJ consultadas argumentan además que el abogado del acusado ha interpuesto cerca de medio centenar de recursos y que esto también han demorado la instrucción, extremo que niegan fuentes jurídicas cercanas a la defensa, que hablan de una veintena.

Nuevas diligencias por agresión sexual

Uno de estos recursos sirvió para que la Audiencia Provincial anulara un auto de la jueza, añaden estas últimas fuentes. Además, ayer la Audiencia Provincial resolvió otro recurso interpuesto por la defensa contra la jueza. A través de un auto, el alto tribunal reprochó a la jueza que no hubiera adjuntado elementos de prueba reclamados por la defensa, lo que motivó que la Audiencia Provincial suspendiera la deliberación y solicitara al juzgado lo que no había aportado desde junio.

La guerra entre ambas partes es tan abierta que el pasado 4 de diciembre, la defensa del acusado interpuso una querella contra la titular del juzgado por presunta prevaricación. El escrito tuvo entrada a primera hora de la mañana del día siguiente, 5 de diciembre. Cuatro días después, ayer, la jueza decidió abrir nuevas diligencias previas en el marco de la causa principal al entender que en el móvil intervenido al investigado -"en vulneración de ley", según alegó la defensa en un recurso que aún no ha sido resuelto-, en el que estaban las imágenes que tardaron en ser volcadas, había ocho vídeos más de "contenido sexual". La magistrada rastrea, explican desde el TSJ de Canarias, si alguno de estos pudiera constituir algún tipo de delito de agresión sexual. A la defensa, sin embargo, solo ha sido notificado un vídeo y únicamente por un supuesto delito de amenazas. Fuentes cercanas a esta última parte aseguran que, tras la querella, la jueza debería haberse abstenido, pero al contrario ha acelerado un proceso que llevaba meses inactivo.

David García lleva nueve meses como investigado por el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Santa Cruz de La Palma (Canarias) en el marco de un procedimiento de violencia de género. Su expareja (A. P. S. J.) le denunció -dentro de eses caso- por un presunto quebrantamiento del alejamiento en el marco de unos supuestos insultos que hasta el momento no han sido corroborados por ningún testigo ni confirmados con prueba alguna. En un primer momento, la mujer aseguró que había nueve testigos que podían acreditar sus afirmaciones, pero ni siquiera dio el nombre de ninguno.

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