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El martirio de Miguel en la Aecid: 4 años para saber por qué le 'robaron' su trabajo soñado
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El martirio de Miguel en la Aecid: 4 años para saber por qué le 'robaron' su trabajo soñado

Solicitó una plaza de cooperación en Guatemala. Perdió el proceso selectivo. Tres años después, un tribunal reconoció su derecho a ser contratado por encima de la ganadora

Foto:  Miguel Ángel Hernández, frente al Mercado de la Cebada de Madrid. (Javier Bocanegra)
Miguel Ángel Hernández, frente al Mercado de la Cebada de Madrid. (Javier Bocanegra)

Miguel Ángel Hernández llevaba años soñando y preparándose para trabajar para la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid), una institución que consideraba el olimpo del sector. En octubre de 2015 creía que, tras varios intentos fallidos, había un proyecto que se ajustaba perfectamente a su figura: responsable en Guatemala de agua y saneamiento, su especialidad, en un país en el que había residido durante casi cinco años. 'A priori', parecía una oportunidad perfecta para cumplir su deseo: poder desempeñar su labor en la agencia, donde esperaba poner la guinda a su vida profesional tras 14 años en el mundo de la cooperación. Todo se fue al traste.

Del ilusionado Miguel, enamorado de la cooperación para el desarrollo y deseoso de entrar en la gran marca nacional de este ámbito, poco queda hoy. Cuatro años después, con un tortuoso proceso judicial que ha terminado dándole la razón y tras interminables noches de insomnio, Miguel vive hoy alejado de la cooperación, trabajando como técnico en Castellón en un puesto muy por debajo del que se presume para alguien con su formación: licenciado en Ciencias Geológicas y en Ingeniería Técnica de Obras Públicas, con un máster en Ingeniería Hidráulica e Hidrología y otro máster en Ingeniería aplicada a la Cooperación al Desarrollo.

placeholder Miguel Ángel, durante la entrevista. (J. Bocanegra)
Miguel Ángel, durante la entrevista. (J. Bocanegra)

Este madrileño de 47 años recuerda que se había presentado a varios proyectos de la Aecid y que el de 2015 era el tercero relativo a agua y saneamiento al que aspiraba. En el caso de este tercer proyecto, Miguel logró la primera posición en la valoración de méritos con el máximo posible, 100 puntos, aunque la candidata que luego sería elegida quedó muy cerca, algo que le resultó extraño desde un primer momento. Finalmente, en el segundo tramo del proceso, que incluía una entrevista oral con el tribunal calificador, el afectado recibió una puntuación que consideraba “ridícula” por sus conocimientos en la materia. Su rival terminó superándole por cinco puntos en el total.

Miguel comenzó a analizar las puntuaciones obtenidas por la candidata en los procesos de selección previos y comparó sus puntuaciones con las que ahora le daban el triunfo. “Sacaba puntuaciones notablemente más bajas y en pocos meses no había posibilidad para ese salto. El puesto era similar... Pero era solo una sospecha”, rememora. Finalmente, pudo acceder al expediente de su rival y confirmó sus malos augurios: la puntuación de la ganadora era excesiva para sus méritos.

Fuentes de la Aecid consultadas por El Confidencial explican que la candidata vencedora había tenido una vinculación previa con la Dirección General de Planificación y Evaluación de Políticas de Desarrollo (DGPOLDE), dependiente del Ministerio de Asuntos Exteriores como la propia agencia.

La ganadora disfrutó del proyecto

El denunciante tomó la decisión de iniciar un procedimiento de recurso que ha terminado en un contencioso con el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) confirmando que los evaluadores de la agencia pública concedieron una sobrevaloración de méritos a la candidata. Desde la convocatoria del puesto de trabajo al que aspiraba han pasado cuatro años y aún sigue sin conocer en qué consistirá la ejecución de la sentencia. En estos cuatro años, Miguel se ha visto obligado a dar un vuelco a su carrera, a alejarse de todas sus aspiraciones profesionales y a embarrarse en una situación que ha perjudicado su estado moral y su situación económica.

En ese contencioso, Miguel detalló los elementos en los que apreciaba que se habían alterado las valoraciones de su rival. “De las 13 alegaciones que presenté, que sumaban 43,5 puntos, solamente miraron las tres primeras, porque con esas tres ya ganaba”, rememora el demandante. En concreto, el TSJM explica que al corroborarse las dos primeras alegaciones y sumar estas una cantidad suficiente para dar la victoria a Miguel, esto “hace innecesario que este tribunal examine el resto de los méritos cuestionados por el recurrente”.

Sin embargo, la sentencia del TSJM no llegó hasta el 19 de octubre de 2018, cuando la candidata otrora vencedora ya llevaba meses trabajando en Guatemala con este proyecto, que se extendía por un total de tres años. Ella recurrió, lo que dilató el proceso judicial llevándolo al Tribunal Supremo, aunque finalmente desistió cuando el fin de su contrato en Guatemala se acercaba.

placeholder Miguel Ángel ojea los documentos del caso. (J. B.)
Miguel Ángel ojea los documentos del caso. (J. B.)

“Entiendo que interpuso el recurso para ganar tiempo y poder terminar el contrato”, comenta Miguel, que recibió aliviado la noticia de que la sala reconocía el derecho del demandante de ser nombrado y contratado con la categoría a la que aspiraba. Pero Miguel ya no era el Miguel que inició el proceso.

Hoy por hoy, tiene claro que no volverá a trabajar en cooperación ni a participar en un proceso selectivo de la Aecid. “La ilusión que tenía de trabajar en cooperación se me ha venido abajo y en este contexto de estar con juicios, con la idea de que les pondría la querella... Lo que quería era alejarme de la Aecid y de la cooperación”, relata Miguel.

En la conversación con El Confidencial, narra unos tres últimos años marcados por la ansiedad, la rabia, la frustración y la impotencia “de no poder hacer nada”. Miguel lo explica con una voz pausada, casi impuesta, para evitar los atropellos de la indignación. "Cuando uno tiene la ilusión de su trabajo y el convencimiento de que te lo han robado, pues hace mella".

Desde que le denegaran la plaza, Miguel ha pasado tiempo desempleado e incluso trató de volver a la cooperación con un proyecto para una ONG en El Salvador, un país que ya conocía bien. Aguantó dos meses allí. “Me fui para allá, pero me fui bastante tocado. Allí no lo pasé bien. Había trabajado muchos años allí antes. Pero hay un antes y un después del proceso selectivo de Aecid… Presenté la renuncia. Terminé eso y me saqué una oposición muy por debajo de mi nivel, de técnico [resopla]... En ese momento, lo que quería era tener ingresos”, explica Miguel esquivando los quiebros de la voz.

Querella por prevaricación

Tras conocer la sentencia que reconocía que el puesto debería haber sido para él, presentó una querella criminal por delitos de falsedad en documento público y prevaricación contra los integrantes de aquel tribunal. Esta fue admitida a trámite el pasado mayo, y declarada, posteriormente, causa compleja. Con esta investigación, Miguel espera que se aclare quién fue el culpable de que el proceso fuera evaluado así y cuáles fueron los detalles.

Desde la Aecid, apuntan que la agencia “ha iniciado todos los trámites que marca la legislación” para averiguar los entresijos del caso, aunque no precisan si han abierto algún expediente. “Agotaremos todas las herramientas a nuestro alcance para esclarecer los hechos y actuar en consecuencia”, enfatizan las fuentes de la organización ante las preguntas de este medio.

La Aecid incide en que desde 2008 se han llevado a cabo 426 procesos de selección “similares” y este “es el primero sobre el que se ha presentado un recurso contencioso administrativo en el que el tribunal” termina “anulando la resolución”. Sobre la posibilidad de realizar cambios que mejoren las garantías de estos procesos de selección, desde la entidad pública hacen hincapié en que se realizan “con todas las garantías de la normativa vigente”.

placeholder El afectado narra los acontecimientos mientras toma un café. (J. B.)
El afectado narra los acontecimientos mientras toma un café. (J. B.)

Entre los demandados, destaca un nombre que hoy ocupa un alto cargo en la Comunidad de Madrid. Se trata del que fuera presidente del tribunal evaluador y entonces secretario general de Aecid, Gregorio Moreno López. Actualmente, es el director general de Presupuestos y tiene rango de viceconsejero en el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso.

Miguel ha solicitado a la Presidencia de la CAM, antes y después de la llegada de Díaz Ayuso, el cese o la dimisión de este alto cargo, al considerar que al ser la querella por prevaricación, su presencia en el Ejecutivo choca con el código ético que se le aplica. “Antes de ser presidenta de la Comunidad de Madrid, usted prometía tolerancia cero contra la corrupción. Es el momento de demostrar lo prometido”, asegura Miguel en un escrito dirigido a la propia Díaz Ayuso fechado el 18 de noviembre.

Desde el Gobierno regional, explican a El Confidencial que Moreno López no ha recibido notificación alguna por parte del juzgado.

Más allá de este alto cargo de la CAM, los otros tres integrantes del tribunal evaluador continúan desempeñando labores dentro de la Aecid.

Propuesta de la Aecid

Sin embargo, a la espera de conocer cómo avanza la querella criminal, Miguel aún espera conocer en qué cristalizará la sentencia del contencioso que le dio la razón. Cuatro años después de que se abriera la convocatoria para su puesto. La Aecid ha presentado una propuesta para la ejecución de sentencia. La agencia propone que el que fuera candidato para un puesto en Guatemala se incorpore ahora a uno de los dos proyectos que aún tiene abiertos, y siempre por un tiempo menor al estipulado en el contrato que Miguel debía haber disfrutado.

El afectado no cree que esta sea una opción. En este tiempo, ha interpuesto una querella criminal contra los miembros del tribunal que le evaluó, se ha visto obligado a desplazar su vida en la Comunidad Valenciana y acumula cuatro años marcados por la ansiedad. “Entiendo que se me tienen que reconocer derechos económicos y administrativos con efecto retroactivo”, incide Miguel, a quien se le pierde la mirada al nombrarle la posibilidad de incorporarse ahora a algún proyecto de la agencia.

Miguel Ángel Hernández llevaba años soñando y preparándose para trabajar para la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid), una institución que consideraba el olimpo del sector. En octubre de 2015 creía que, tras varios intentos fallidos, había un proyecto que se ajustaba perfectamente a su figura: responsable en Guatemala de agua y saneamiento, su especialidad, en un país en el que había residido durante casi cinco años. 'A priori', parecía una oportunidad perfecta para cumplir su deseo: poder desempeñar su labor en la agencia, donde esperaba poner la guinda a su vida profesional tras 14 años en el mundo de la cooperación. Todo se fue al traste.

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