Se busca 'president': Torra carga contra el tribunal y pone rumbo a la inhabilitación
"Sí, desobedecí. Era imposible obedecer una orden ilegal. Cumplí mi deber como ‘president’ de la Generalitat, que es defender los derechos y las libertades", lanzó Torra en el juicio
Todo apunta a que Quim Torra ya ha activado la cuenta atrás de su presidencia. En su declaración ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, reconoció que había desobedecido a la Junta Electoral Central (JEC), confirmando así el delito del que le acusa la Fiscalía. Él mismo lo dejó claro en su turno de última palabra: "No vengo aquí a defenderme. En todo caso, vengo a acusar al Estado". El 'president' quiso convertir la comparecencia de este lunes en su testamento político.
Con la condena a 20 meses de inhabilitación sobrevolando sobre su cabeza, Torra se olvidó de los magistrados y, durante la media hora que se alargó su declaración, se dirigió a los independentistas que se concentraban frente al juzgado: aseguró que hablaba en nombre de “todos” los catalanes y defendió que colgar lazos en el Palau respondía al sentir mayoritario. No hubo tiempo para el arrepentimiento. Tampoco para negar los hechos que se le imputan.
La escenografía que preparó el independentismo ante el TSJC no defraudó. Pasadas las 8:30, Torra bajó del coche oficial con los manifestantes organizando un pasillo y, arropado por pesos pesados como Roger Torrent o Artur Mas, cruzó el Arco del Triunfo de Barcelona entre gritos de “libertad”. Lo hizo con el lazo amarillo en la solapa, el mismo que se negó a retirar de los edificios públicos durante el periodo electoral y por el que ahora se sienta en el banquillo.
Una vez en la sala, el ‘president’ rechazó responder a la Fiscalía y a la acusación que ejerce Vox. Arrancó con la misma fórmula que los acusados del ‘procés’ en el Tribunal Supremo: denunció que el partido de Santiago Abascal es “franquista" y el presidente del tribunal, Jesús María Barrientos, le paró los pies. Se presentó como la voz de los catalanes, el líder que garantiza la libertad de expresión. Pero pronto quedó claro que solo representa a parte de Cataluña: “Hablamos de presos políticos, por mucho que algunos se levanten y se vayan de una sala cuando lo escuchan".
La primera parte de su declaración consistió en criticar a la Junta Electoral Central. Dijo que no tenía autoridad sobre la Generalitat y que no podía obligar a quienes "más han sufrido" a olvidar el 1-O. Sus críticas a la JEC fueron subiendo de tono y terminó con un ataque directo a algunos de sus miembros, como Carlos Vidal Prado o Andrés Betancor: "Interpuse una querella contra miembros de la JEC porque pienso que prevaricaron, aunque todavía no está resuelta".
También disertó sobre el origen de los lazos amarillos: "Los austracistas los lucían...". Argumentos en los que el tribunal le dejó explayarse, confiando en que en algún momento del interrogatorio llegara su presunta desobediencia. "Como en las películas... ¿cumplió la orden de la JEC?", lanzó al fin su abogado, Gonzalo Boye. "Sí, desobedecí. Era imposible obedecer una orden ilegal. Cumplí mi deber como ‘president’ de la Generalitat, que es defender los derechos y las libertades".
Las fuentes consultadas apuntan a que recurriría la condena ante el Supremo, lo que implica dejarla sin efecto hasta que el alto tribunal se pronuncie
El Ministerio Público y la acusación que ejerce Vox quedaron en segundo plano hasta las 16:00, cuando llegó el momento de presentar los informes finales. El fiscal Francisco Bañeres acusó a Torra de venirse "arriba" durante la campaña electoral y redujo su maniobra de cambiar el lazo amarillo por uno blanco a "un gesto de pura befa". El abogado de Vox, Juan Cremades, repasó los mismos argumentos, tras lo que llegó el turno de Boye.
Al igual que su cliente, el abogado convirtió su intervención en un órdago al Estado. "La Fiscalía ha dicho que la estelada no representa a toda la ciudadanía de Cataluña. La foto del Rey tampoco, y preside esta sala". Boye siguió así los pasos de Torra y abandonó el tono jurídico para lanzar proclamas políticas, como cuando dejó caer que "Ciudadanos ya no cuenta". Mientras exigía que se refirieran a su defendido como 'molt honorable', él mismo mencionó a miembros de la JEC como "este tipo". Una vez más, el tribunal optó por dejarle hacer.
La sesión se cerró con la última palabra de Torra, intervención en la que terminó por confirmar las pistas que había ido dejando en su declaración: defenderse era lo de menos. Primero cargó contra la Fiscalía, para lo que recordó las recientes declaraciones en las que Pedro Sánchez aseguró que el Ministerio Público estaba bajo su mando: "Ya no es un organismo que vela por la legalidad, sino por los intereses del Gobierno". Y cuando el tribunal le paró los pies, decidió cargar contra los jueces por su supuesta falta de imparcialidad. "Viva Cataluña libre", concluyó el líder independentista.
Si se cumplen los pronósticos y el TSJC condena al 'president', la duda pasa por ver cuánto se retrasa su inhabilitación. En un intento de aplazar la sentencia, su defensa pidió en el último momento del juicio trasladar una cuestión prejudicial ante el Tribunal Superior de Justicia de la Unión Europea, pero la solicitud fue rechazada. Pese a ello, las fuentes consultadas apuntan a que el 'president' recurriría la condena ante el Supremo, lo que implica dejarla sin efecto hasta que el alto tribunal se pronuncie. Pero a la espera de que Torra mueva ficha, todo indica que a su mandato ya solo falta ponerle fecha de caducidad.
Todo apunta a que Quim Torra ya ha activado la cuenta atrás de su presidencia. En su declaración ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, reconoció que había desobedecido a la Junta Electoral Central (JEC), confirmando así el delito del que le acusa la Fiscalía. Él mismo lo dejó claro en su turno de última palabra: "No vengo aquí a defenderme. En todo caso, vengo a acusar al Estado". El 'president' quiso convertir la comparecencia de este lunes en su testamento político.
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