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Los 'sherpas' de la coalición; Redondo y Del Olmo y el 'tour' por el Consejo de Ministros
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MENOS MARKETING, MÁS DISCRECIÓN

Los 'sherpas' de la coalición; Redondo y Del Olmo y el 'tour' por el Consejo de Ministros

Desde el lunes, Iván Redondo y Juanma Del Olmo coordinan agendas comunicativas y mensajes con máxima discreción. Su cometido es evitar que descarrile el pacto por fuego amigo o enemigo

Foto: El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, y el líder de Podemos, Pablo Iglesias, antes de la firma del preacuerdo para el Gobierno de coalición. (EFE)
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, y el líder de Podemos, Pablo Iglesias, antes de la firma del preacuerdo para el Gobierno de coalición. (EFE)

"Esto lo vamos a compartir pronto". Así de tajante se expresó el jefe de Gabinete del presidente en funciones, Iván Redondo, mientras abría las puertas de la sala del Consejo de Ministros durante un 'tour' por el Palacio de la Moncloa que realizó al secretario de comunicación y jefe de campaña de Unidas Podemos, Juama del Olmo. En otra sala se encontraban Pedro Sánchez y Pablo Iglesias acabando de perfilar el pacto para los Presupuestos Generales del Estado con el que se convirtieron en socios prioritarios. Era octubre de 2018 y ha tenido que pasar más de un año, unas negociaciones fallidas, una repetición de elecciones y una peligrosa sensación de hartazgo en forma de antipolítica capitalizada por Vox para cerrar aquel compromiso.

"Las cosas importantes no se consiguen a la primera" fue, no en vano, una de las frases más repetidas durante la campaña de Unidas Podemos, en debates, mítines y carteles. Un mantra que salió de la factoría del equipo de campaña, liderada por Juanma del Olmo, a quien Pablo Iglesias presentaba durante el mitin de cierre de la campaña electoral rompiendo la norma no escrita de mantener en la sombra a los 'spin doctors': "Una persona que ha estado detrás del diseño comunicativo de la que ha sido la mejor campaña de Unidas Podemos en toda nuestra historia".

placeholder Iván Redondo, jefe de gabinete del presidente del Gobierno; Alberto Garzón, líder de IU; Irene Montero, dirigente de UP; y Adriana Lastra, vicesecretaria general del PSOE. (EFE)
Iván Redondo, jefe de gabinete del presidente del Gobierno; Alberto Garzón, líder de IU; Irene Montero, dirigente de UP; y Adriana Lastra, vicesecretaria general del PSOE. (EFE)

Se trata por tanto de la persona detrás del "Gobierno contigo" que puso la coalición en el centro de la campaña. Muy al contrario de la campaña socialista, que trató de virar al centro. Redondo y Del Olmo representan dos estilos distintos, uno más analógico y otro más digital —fue consultor de Tecnologías de la Información y la Comunicación—, y pertenecen también a dos generaciones distintas de 'spin doctors', pero desde este lunes se han conjurado en un mismo objetivo: que el preacuerdo no descarrile manteniendo una máxima discreción, evitando cualquier tipo de filtración y coordinando una estrategia comunicativa conjunta.

De Redondo quizás hagan falta menos presentaciones pues, pese a estar en la sombra, su peso estratégico y su pretendido carácter de gurú han hecho que no pase desapercibido —es el hombre fuerte de Moncloa—. El pasado lunes, a primera hora de la mañana, recibió el mandato de Sánchez para que activase la operación coalición. Telefonea entonces al jefe de Gabinete de Iglesias, Pablo Gentili, quien está fuera de España y no participa presencialmente en el desarrollo del preacuerdo. Redondo mantiene "una buena relación" con Gentili en el plano personal, aunque el canal de comunicación entre ambos se rompió en julio en medio de filtraciones a los medios, inoperatividad y falta de avances. Su relación con Del Olmo también es buena, como ya demostraron durante la negociación para los debates electorales. Se cierra entonces un encuentro en Moncloa entre Sánchez e Iglesias a las 16:00 horas.

Foto: Pedro Sánchez con su director de Gabinete, Iván Redondo, momentos antes del inicio del debate a cinco, el pasado 4 de noviembre. (EFE)

Lo primero que acuerdan, a petición de Iglesias, es que en esta ocasión no haya vetos. Ni el PSOE vetará los nombres que elija Unidas Podemos para entrar en el Consejo de Ministros ni Unidas Podemos tendrá voz y voto en las carteras socialistas. Se pone así sobre la mesa otro de los mantras de la campaña de Unidas Podemos: "No me presentaría a las elecciones si fuera a aceptar otro veto", había repetido Iglesias en sus entrevistas de campaña. Operación Pablo Iglesias vicepresidente. "Nos vamos a tragar algún sapo que otro, porque la política implica tragarse sapos", advertía Iglesias en uno de sus últimos actos de campaña, pero ninguno de ellos era volver a dar un paso a un lado como hizo tras el 28-A para intentar salvar las negociaciones.

Durante su comparecencia de la noche electoral, Iglesias también afeó a Sánchez que "se duerme peor con más de 50 diputados de la extrema derecha que con Unidas Podemos en el Gobierno". La justificación de Sánchez en una entrevista en La Sexta asegurando que el acuerdo con la formación morada había fracasado porque "no dormiría por la noche, al igual que muchos españoles", se convirtió en 'boomerang'.

Ni el PSOE vetará los nombres que elija UP para entrar en el Consejo de Ministros ni UP tendrá voz y voto en las carteras socialistas

El equipo de campaña de Unidas Podemos utilizó esta idea en uno de los pilares de su discurso con el objetivo de darle la vuelta para defender que no se produjesen vetos personales de cara al 10-N. Se sucedieron numerosos mensajes aprovechando lo que consideraban casi un chantaje de psicología social al electorado, como que "tenemos las tasas más altas de desigualdad y pobreza infantil de Europa, asesinatos machistas casi diarios, precariedad, paro, especulación inmobiliaria y estamos al borde de una recesión que afectará a la vida de la gente. Eso es lo que les quita el sueño a los españoles".

El compromiso a no ponerse vetos mutuamente abrió así la puerta a que Iglesias formase parte del Gobierno. Después de haberse echado a un lado en julio para facilitar el acuerdo, en esta ocasión ya había anunciado que exigiría tener responsabilidades de Gobierno. Sánchez acepta y ante el planteamiento de que sea Iglesias quien, como líder del partido, sea quien ocupe una vicepresidencia, la respuesta que le traslada es que "no habrá vetos personales". De ahí a la redacción final del preacuerdo se llega en escasas horas.

placeholder El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez (c), y el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias. (EFE)
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez (c), y el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias. (EFE)

Desde el pasado lunes, Redondo y Del Olmo mantienen línea directa de forma constante tras pactar ir de la mano, "como una piña", en cuanto a la comunicación de los pasos que vayan dando. Coordinan agendas comunicativas y mensajes. Todo fluye más rápido al apartar los tiempos políticos de los comunicativos.

La información se delega así en manos de un núcleo muy reducido para evitar declaraciones incendiarias o un fuego amigo que dinamite el acuerdo. Las filtraciones interesadas, el intercambio de declaraciones a través de los medios, la sobreactuación y, sobre todo, la creación de relatos para justificar ante la opinión pública las posiciones propias y atacar las del rival contribuyeron al fracaso de las negociaciones de julio para la investidura, además de en un teatro de sombras chinescas. Ahora se apuesta por el menor marketing comunicativo posible y la máxima discreción posible. "Las cosas importantes se consiguen a la segunda". Precisamente, porque también se aprenden a hacer bien a la segunda.

"Esto lo vamos a compartir pronto". Así de tajante se expresó el jefe de Gabinete del presidente en funciones, Iván Redondo, mientras abría las puertas de la sala del Consejo de Ministros durante un 'tour' por el Palacio de la Moncloa que realizó al secretario de comunicación y jefe de campaña de Unidas Podemos, Juama del Olmo. En otra sala se encontraban Pedro Sánchez y Pablo Iglesias acabando de perfilar el pacto para los Presupuestos Generales del Estado con el que se convirtieron en socios prioritarios. Era octubre de 2018 y ha tenido que pasar más de un año, unas negociaciones fallidas, una repetición de elecciones y una peligrosa sensación de hartazgo en forma de antipolítica capitalizada por Vox para cerrar aquel compromiso.

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