Los audios del espionaje de Iberdrola a su directivo: "Yo le dejo un pequeño aparatito..."

El comisario Villarejo documentó con una grabadora su espionaje a un directivo de Iberdrola, otro de los encargos que recibió de la propia eléctrica. El policía se reunió con abogados y empresarios para tratar de averiguar si, como sospechaba la compañía, ese alto cargo estaba filtrando información sensible a ACS en plena ofensiva de la constructora para desembarcar en su consejo de administración. Decenas de audios a los que ha tenido acceso El Confidencial en una investigación conjunta con 'Moncloa.com' demuestran la existencia de este trabajo clandestino.

El presunto cabecilla del caso Tándem habría sido contratado expresamente para esta operación en febrero de 2009 por el entonces director de Seguridad de Iberdrola, Antonio Asenjo, despedido hace tres semanas después de casi dos décadas en la empresa. La cúpula de la cotizada había recibido un soplo que aseguraba que su entonces director de Servicios Generales, José María A. V., podía haberse aliado con Florentino Pérez para ayudarle en su guerra contra Ignacio Sánchez Galán y que, además, estaba cobrando supuestas comisiones de proveedores de la compañía por adjudicarles contratos.

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Villarejo rastreó de arriba abajo al directivo sospechoso (familia, trayectoria, amigos dentro y fuera del trabajo...) y se reunió con el supuesto autor del chivatazo, un abogado que se movía en el entorno del presidente del Real Madrid, para comprobar si había algo cierto en sus informaciones. De los audios, se desprende que la versión de este letrado había llegado a la compañía con domicilio en Bilbao sin ruido ni interferencias, pero el responsable del soplo carecía de pruebas para ratificar sus graves acusaciones.

En uno de los audios, se escucha al comisario proponerle a ese abogado que acuda con una grabadora a una reunión con una de las supuestas empresas que habían sido extorsionadas por el directivo supuestamente corrupto. “Bueno, mire. Le doy otra solución mucho más fácil. Yo… Organice usted una entrevista con ellos y yo le dejo un pequeño apara…”. El letrado interrumpió a Villarejo: “Perdone que me, perdone que me ría, pero es que, joder. Me parece, me parece, me parece…”. El comisario intentó restar dramatismo a su oferta. “No hombre no, pero, perdóneme, si es únicamente. Si en vez de estar…(…) No, pero mire. Yo le dejo un pequeño aparatito y luego oigo la charla que ha tenido… O sea, es que de esa manera yo me quedo con la certeza de que me está usted diciendo la verdad. Está usted solo hablando con la persona que usted quiera de Cespa [la compañía supuestamente extorsionada] o lo que sea. Y es un tema que yo le doy a usted mi palabra de honor de que no va a trascender de usted y de mí. Únicamente para consumo interno y eso no va a trascender”.

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Las grabaciones captadas por el propio policía, cuya prisión provisional acaba de ser prorrogada por hasta otros dos años, también demuestran que exploró otras posibles vías de agua en Iberdrola. El chivatazo apuntaba que el directivo señalado tenía supuestamente relación con la empresa de gestión de residuos que se encargaba de destruir la documentación confidencial de la energética, también la que pertenecía al propio Sánchez Galán.

Villarejo se citó con un representante de la firma de residuos para conocer en profundidad cómo se gestionaban los documentos más delicados de su cliente. “Ustedes se encargaban solamente de la cuestión de destrucción de documentos”. “Sí señor”, contestó el representante del proveedor. “Pero lo que es el transporte de documentación, ¿también?”, repreguntó el comisario.“También, también, también. Y luego lo llevábamos a una central que tenemos en Fuenlabrada, que ahí se destruían absolutamente todos los documentos. Tanto los confidenciales como los no confidenciales”.

Las pesquisas no llegaron muy lejos. El comisario grabó en abril de 2009 una conversación en la que aparece él mismo comentando la investigación al directivo con el propio Asenjo. De la conversación se desprende que ni el policía había conseguido hacer grandes avances con sus pesquisas ni tampoco la compañía estaba ya muy interesada en seguir adelante con las averiguaciones.

Apenas dos meses después de recibir el encargo, Villarejo entregó presuntamente un informe definitivo a Asenjo en el que concluía que no había ninguna prueba de que las acusaciones contra José María A. V., alias 'Chema', fueran ciertas. Ni había podido demostrar que estuviera filtrando datos comprometedores a ACS ni, tampoco, que hubiera cobrado o pedido nunca dinero a proveedores a cambio de contratos.

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J. B.

Las sospechas de Iberdrola no tenían ningún fundamento y el informe debió de tener consecuencias, porque el directivo siguió al frente de Servicios Generales hasta que se jubiló en 2015. “A mí nunca me enseñó nadie ningún informe de ninguna especie”, asegura el afectado a preguntas de este diario. “Nunca noté nada raro. De hecho, me fui de la empresa con honores. No es que me prejubilara ni nada parecido. Me jubilé cuando me tocaba y además me fui bien. Salí perfectamente. Estoy convencido de que si se hubieran confirmado las sospechas tan graves que tenían sobre mí, habría salido antes de la empresa, como es obvio”, sostiene.