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"Tengo clavada su mirada": la viuda y el hijo del juez Lidón acusan a Txeroki del asesinato
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LA FISCALÍA PIDE 30 AÑOS DE CÁRCEL

"Tengo clavada su mirada": la viuda y el hijo del juez Lidón acusan a Txeroki del asesinato

El juicio llega 18 años después del asesinato y tras un cierre en falso en 2002, cuando los investigadores creyeron que los responsables eran dos etarras fallecidos en una explosión

Foto: La Audiencia Nacional juzga a partir de este lunes a los etarras Garikoitz Aspiazu Rubina, 'Txeroki' (i), y Asier Arzalluz Goñi. (EFE)
La Audiencia Nacional juzga a partir de este lunes a los etarras Garikoitz Aspiazu Rubina, 'Txeroki' (i), y Asier Arzalluz Goñi. (EFE)

"Yo estaba un día con mi madre en casa. En esa época, vivía con mi madre. Estábamos viendo el telediario, con la cena, y vimos la imagen de una persona que bajaba esposada o con escolta de un avión. Se le veía andando por una pista de aterrizaje. También unas fotos. Mi madre y yo nos miramos y dijimos: 'Sí, sí, sí. Es él". El hijo del magistrado José María Lidón, asesinado por ETA el 7 de noviembre de 2001, describió este lunes ante la Audiencia Nacional el momento en que identificó al pistolero que mató a su padre. Hace 18 años, tanto él como su madre presenciaron el crimen, pero no fue hasta 2011 cuando pusieron nombre y apellido a uno de los presuntos asesinos tras verle en las noticias: Garikoitz Aspiazu Rubina, alias 'Txeroki'. Sus declaraciones, sin embargo, incurrieron en contradicciones.

Txeroki se sienta a partir de este lunes en el banquillo de la Audiencia Nacional por el asesinato del magistrado. "Le descerrajaron un total de siete disparos, tres de ellos desde el ángulo frontal izquierdo del vehículo y otros dos más desde el derecho, que le alcanzaron de lleno y causaron la muerte instantánea", explica la Fiscalía en su escrito de conclusiones provisionales, en el que pide 30 años de prisión para ambos. El Ministerio Público solicitaba la misma pena para Asier Arzalluz Goñi, alias 'Sendoa' o 'Santi', pero, tras la sesión de este lunes, retiró su acusación contra él. Para la Fiscalía, los testimonios del hijo del juez, Íñigo, y de su mujer, Maria Luisa Galarraga, resultan cruciales. "Yo su mirada la tengo muy clavada. Cuando le vi en la televisión, su mirada me hizo revivir todo aquello", afirmó la viuda este lunes.

El juicio llega 18 años después del asesinato y tras un cierre en falso por un suceso que también se recoge en el escrito de la Fiscalía: la noche del 23 de septiembre de 2002, los etarras Egoitz Gurrutxaga y Hodei Galarraga, supuestos sucesores de Txeroki y Sendoa en el comando Olaia, murieron en Bilbao tras explotar la bomba que estaban manipulando. "Entre los restos del Ford Fiesta explosionado se hallaron dos pistolas, una de la marca Astra modelo A-100L, calibre 9 mm. Parebelum, la cual fue empleada en el asesinato de José María Lidón", explica el escrito de conclusiones provisionales. En otras palabras: los investigadores asumieron que los dos muertos eran los asesinos del magistrado, lo que les llevó a cerrar el caso.

El hijo y la viuda del juez también lo pensaron hasta 2011, cuando reconocieron a Txeroki en las noticias y la investigación dio un vuelco. "De repente, aparece en el telediario una imagen de esta persona. Nos miramos los dos y dijimos: 'Es él", explicó Galarraga este lunes. La identificación llegó así tras dos juicios y numerosas declaraciones en las que fueron incapaces de ofrecer detalles sobre los pistoleros, aspecto que la defensa del acusado no dudó en subrayar este lunes. En lo que se refiere a Txeroki y Sendoa, ambos solo respondieron a su abogado este lunes y aseguraron que no estaban en Vizcaya en el momento del atentado. El primero de ellos protagonizó además un breve rifirrafe con el juez Alfonso Guevara, que le obligó a declarar en pie, orden que el etarra pareció que iba a ignorar. Dos policías tuvieron entonces que asirle de los brazos para que se incorporara, poniendo así punto y final al enfrentamiento.

Foto: El guardia civil antiterrorista, durante la entrevista.
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Tras el breve interrogatorio a ambos acusados, llegó el turno de los familiares del juez. Tanto la mujer como el hijo presenciaron el crimen el 7 de noviembre de 2001, pero este lunes incurrieron en contradicciones al señalar a Txeroki. La defensa del etarra les recordó que tras el atentado aseguraron que no podían identificar a los asesinos, a lo que ellos respondieron que esos días estaban medicados. "La explicación es que justo después de un atentado, el follón que se monta en casa no es normal. En casa había entre 40 o 50 personas. Políticos, policía, forenses... Periódicos y televisión todo el rato hablando de lo mismo. Me dieron pastillas para el día y para dormir. Son unas circunstancias en las que te llevan en volandas y no eres muy consciente de lo que haces", sostuvo Íñigo.

Otro de los aspectos que se pusieron sobre la mesa fue el momento en que le vieron en televisión: ella dijo que en 2008, pero él afirmó que en 2011. El hijo trató de justificar este error apuntando a que les bailaron las fechas al confundir el momento de su detención y de su extradición. El abogado de los etarras les arrinconó a continuación al comparar los testimonios con sus anteriores declaraciones: la supuesta visera que llevaba uno de los pistoleros, si había suficiente luz esa mañana como para identificar a los acusados... El hecho de que no señalaran a Txeroki hasta 2014 también centró los interrogatorios. "El caso seguía su marcha y esperábamos que en algún momento esta persona pudiera ser juzgada", argumentó Galarraga. "No sabíamos cómo empezar a reactivar las cosas", afirmó su hijo.

Uno de los testigos de la defensa, el etarra condenado y actualmente en prisión Gorka Martínez, explicó a su vez que en aquella época cedía su piso en Amorebieta a "militantes de ETA" a su libre disposición. Reconoció que Txeroki, al que conocía por otro pseudónimo, pasó por el mismo, pero no supo concretar si en las mismas fechas o después. Otro de los testigos de la defensa, Orkatz Gallastegi Sodupe, condenado a 26 años de cárcel por ser el etarra que informó a los asesinos del juez Lidón como objetivo, declaró después ante la sala que no sabe quiénes apretaron el gatillo.

La investigación de la familia

El hijo del juez explicó el año pasado ante la judicatura vasca que la búsqueda de los asesinos de su padre comenzó entre 2011 y 2012: "Al no recibir la familia absolutamente ninguna indicación sobre cómo iba, pensando que pudiera prescribir y temiendo, como luego se confirmó, que nadie hacía nada, logramos hablar con el juez de la Audiencia Nacional que llevaba la instrucción". Íñigo se dio entonces de bruces con varias sentencias de la Audiencia Nacional "que contradecían la versión oficial y demostraban que era imposible que los que habían explotado hubieran sido los autores, ya que el comando activo en 2001 estaba identificado y era otro completamente diferente".

Según descubrió, "los miembros del comando Vizcaya de 2001 llevaban detenidos varios años y nunca nadie les había preguntado" sobre su padre. "Hablamos de unos seis años sin una sola pregunta", denunció, apuntando además a que tanto él como su madre habían señalado ya a Txeroki "en rueda de reconocimiento". Tras esta identificación, el juez elevó entonces el caso para juicio, lo que llevó a la Audiencia Nacional a pedir la entrega del etarra a Francia, donde cumple condena. La extradición se produjo en septiembre y tanto Txeroki como Sendoa se enfrentan desde este lunes a una condena de 30 años de cárcel.

"Yo estaba un día con mi madre en casa. En esa época, vivía con mi madre. Estábamos viendo el telediario, con la cena, y vimos la imagen de una persona que bajaba esposada o con escolta de un avión. Se le veía andando por una pista de aterrizaje. También unas fotos. Mi madre y yo nos miramos y dijimos: 'Sí, sí, sí. Es él". El hijo del magistrado José María Lidón, asesinado por ETA el 7 de noviembre de 2001, describió este lunes ante la Audiencia Nacional el momento en que identificó al pistolero que mató a su padre. Hace 18 años, tanto él como su madre presenciaron el crimen, pero no fue hasta 2011 cuando pusieron nombre y apellido a uno de los presuntos asesinos tras verle en las noticias: Garikoitz Aspiazu Rubina, alias 'Txeroki'. Sus declaraciones, sin embargo, incurrieron en contradicciones.

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