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Jaime Botín defiende que llevaba el 'picasso' a Suiza por seguridad, pero no para venderlo
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DECLARA QUE ESPAÑA NOQUERÍA EL CUADRO

Jaime Botín defiende que llevaba el 'picasso' a Suiza por seguridad, pero no para venderlo

El juicio por contrabando al patrón de Bankinter comienza en Madrid. La defensa carga contra la Guardia Civil y sostiene que no quería subastar el lienzo en Londres

Foto: Jaime Botín, a su llegada al juicio. (EFE)
Jaime Botín, a su llegada al juicio. (EFE)

Jaime Botín, expatrón de Bankinter, se ha sentado al fin en el banquillo, acusado del contrabando de un Picasso. El banquero, que ha demostrado tener en la cabeza todas las fechas pese a que anteriormente había alegado pérdidas de memoria, ha ratificado su declaración en instrucción. Según su versión, cuando el lienzo fue aprehendido en Córcega, no pretendía exportarlo sino llevarlo al puerto de Ginebra por seguridad. Además, ha afirmado que consideraba imposible que el Estado fuese a aplicar su derecho para adquirir la obra.

Después de una tormentosa suspensión antes del verano por las vacaciones del fiscal, el juicio más relevante en materia de patrimonio comenzó el lunes en Madrid. En una pequeña sala abarrotada de prensa y vestido con un traje gris, Jaime Botín se sentaba en el banquillo. Está acusado de contrabando por intentar sacar de España sin permiso el cuadro 'Cabeza de mujer joven', tasado en 26 millones de euros, que fue aprehendido en Córcega en agosto de 2015. Botín se lo había llevado en su yate pese a que el Gobierno primero y después la Justicia le habían prohibido sacarlo de España. El Estado pide incluso requisar la goleta, mientras que Botín se enfrenta a una petición de cárcel de cuatro años y el juez le impuso una fianza de 133 millones.

Foto: Jaime Botín, a su llegada al juicio. (EFE)

El banquero, que declaró en la primera sesión, lo hizo con tono firme y buena memoria, pese a que le preguntaron por fechas y situaciones ocurridas hace siete años. Y eso, pese a que su defensa había alegado "pérdidas de memoria" para evitarle la comparecencia. Botín, que no esquivó las preguntas de las acusaciones, sostuvo que, tras recibir el veto a la exportación, no quería vender el cuadro sino ponerlo a resguardo.

Botín explicó que compró el cuadro en 1977 en Londres y que, desde entonces, solo ha pasado unos seis meses físicamente en España. "Siempre lo quise tener dentro de los bienes de mi propiedad que tenía en el extranjero, y ese era uno de ellos". No es que estuviera muy lejos, sino que pertenecía a una sociedad en el exterior y estaba colgado la mayor parte del tiempo en su goleta, el Adix, un impresionante velero. Solo en ocasiones como la boda de su hija, celebrada en 2003 en Ciudad Real, u otra vez que lo trajo para hacerle un marco, pisó la Península.

El banquero recordó que en diciembre de 2012 ofreció a Christie's el cuadro para que lo vendiera y que fue esta la que pidió el permiso de exportación al Ministerio de Cultura. El Gobierno lo denegó y entonces Botín intentó desistir de esa petición al considerar que no era necesaria. Sobre si pensaba que el Estado podría ejercer el derecho de tanteo sobre la obra, señaló que lo consideraba algo improbable. "Pregunté: ¿Hay alguna posibilidad de que al Gobierno le interese quedarse este cuadro? Porque si es así, no me interesa esta venta. La contestación fue terminante. El responsable de Christie's me dijo que es imposible que ocurra, está fuera de la posible, no hay riesgo de que ocurra. Era tan improbable que no merecía la pena ni discutirlo".

placeholder El expresidente de Bankinter, Jaime Botín. (EFE)
El expresidente de Bankinter, Jaime Botín. (EFE)

A pesar de que Cultura le denegó el permiso, en una decisión que ratificó la justicia, Botín llevó el cuadro a Córcega, donde fue requisado en julio de 2015. Sin embargo, Botín defendió que fue a Córcega en un viaje de vacaciones normal y que el viaje que tenía contratado en avión hacia Ginebra era por seguridad. "El motivo fueron los rumores de que el barco tenía dentro un cuadro de Picasso de gran valor. Si es conocido por alguna organización delictiva dedicada a la aprehensión de obras de arte, es muy interesante. Ese barco está localizado para cualquiera que tenga un teléfono. Quería que el cuadro estuviera guardado donde estuviera seguro". En Ginebra hay un puerto seguro con un valor incalculable de obras de arte. La fiscalía y la Abogacía del Estado sostienen que quería sacarlo ilegalmente para venderlo, algo que el magnate niega.

Siempre según su versión, cuando la aduana francesa le exigió impuestos como si fuera una exportación, canceló el vuelo a Ginebra y entonces llegó la Guardia Civil. El cuadro, concedió, no estaba asegurado. La defensa de Botín, ejercida por el exmagistrado de la Audiencia Nacional Javier Gómez Bermúdez, cargó con dureza contra la Guardia Civil. Según este, pidieron la incautación en Córcega por orden del Ministerio de Cultura y ocultándoselo al juez de Pozuelo que ya investigaba el caso. Gómez Bermúdez, que en esa época era magistrado de enlace de España en Francia, criticó "las irregularidades cometidas desde el primer minuto" por el instituto armado. El fiscal y la abogada del Estado alegaron que eso ya había sido objeto de recursos durante la instrucción y que la actuación había sido avalada por la justicia.

Jaime Botín ofreció un acuerdo al ministro de Cultura, José Guirao. Se comprometía a mantener su cuadro expuesto al público si conseguía una pena sin cárcel. Lo hizo en una reunión secreta cuando el PSOE llegó al poder, que fue desvelada por El Confidencial. No hubo acuerdo y el caso llegó a juicio. Botín tiene un caso pendiente por fraude fiscal en la matriculación de su jet privado e intentó incluso que Hacienda le devolviera parte de lo que pagó para regularizar la fortuna que tenía en Suiza y que España descubrió gracias a la lista Falciani. Él achaca estos problemas a sus críticas al Gobierno del PP durante el mandato de Rajoy.

Jaime Botín, expatrón de Bankinter, se ha sentado al fin en el banquillo, acusado del contrabando de un Picasso. El banquero, que ha demostrado tener en la cabeza todas las fechas pese a que anteriormente había alegado pérdidas de memoria, ha ratificado su declaración en instrucción. Según su versión, cuando el lienzo fue aprehendido en Córcega, no pretendía exportarlo sino llevarlo al puerto de Ginebra por seguridad. Además, ha afirmado que consideraba imposible que el Estado fuese a aplicar su derecho para adquirir la obra.

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