Interior traslada a Barcelona el temido cañón de agua antidisturbios que nunca se ha usado

El Ministerio del Interior ha desplazado a Cataluña el camión antidisturbios con cañón de agua de la Unidad de Intervención Policial (UIP) de la Policía Nacional, el único de estas características que existe en el cuerpo. El departamento que dirige Fernando Grande-Marlaska lo trasladó hace unos días a Barcelona y se encuentra aparcado en la zona franca del puerto de la Ciudad Condal, junto a otros vehículos que participan en el despliegue de las Fuerzas de Seguridad del Estado para hacer frente a las protestas por la sentencia del Tribunal Supremo contra los líderes del 'procés'.

[Los manifestantes se preparan para responder al cañón de agua]

Por ahora, el camión, conocido con el sobrenombre de 'botijo', no ha sido utilizado para hacer frente a los conatos de violencia protagonizados por el independentismo en el aeropuerto de El Prat y en el centro de Barcelona. De hecho, desde su adquisición en mayo de 2014, nunca ha participado en una actuación de la UIP. Pero Interior ha decidido enviarlo a Cataluña como una medida de carácter preventivo, como ya ocurrió en 2017, durante la llamada operación Copérnico contra el referéndum del 1-O y los disturbios posteriores.

Los sucesos de Barcelona son propicios para su estreno. La tanqueta está especialmente diseñada para disolver grandes masas de gente en entornos urbanos. Dispone de una protección antipinchazos con ruedas blindadas y un 'bulldozer' delantero para abrirse paso entre barricadas como las improvisadas por los CDR para impedir el paso de las furgonetas antidisturbios tradicionales. Además, con el agua, puede apagar fácilmente los incendios originados por los violentos. Su cañón es capaz de disparar hasta 7.000 litros de agua a una velocidad de 200 kilómetros por hora.

Consejos de Poble Lliure

El partido Poble Lliure, heredero del brazo político de la organización terrorista Terra Lliure e integrado en la CUP, ha difundido a través de las redes sociales una imagen con caracteres asiáticos en la que se ofrecen consejos a los manifestantes para enfrentarse a un cañón de agua. Recomienda agazaparse bocabajo en el suelo para protegerse del chorro y no salir huyendo ni acercarse al vehículo.

El Gobierno de Mariano Rajoy lo adquirió por 348.480 euros en pleno debate por la Ley de Seguridad Ciudadana, más conocida como Ley Mordaza. Se encargó de fabricarlo una UTE formada por la compañía española Quatripole Ingeniería SL y la israelí Beit Alpha Techonologies Ltd. En diciembre de 2014, fue definitivamente incorporado a la dotación de la UIP. Su base se encuentra en las dependencias de la unidad en el complejo policial de Moratalaz, en Madrid. Los Mossos d’Esquadra también disponen de un camión con cañón de agua, aunque es menos moderno que el de la Policía. Precisamente este miércoles, fue grabado circulando por las calles de Barcelona.

El vehículo de la Policía Nacional permanece por ahora en la zona franca del puerto de Barcelona, un espacio de titularidad estatal convertido por Interior en uno los puntos logísticos de esta operación. Se da la circunstancia de que, en el momento de la adquisición, el PSOE criticó duramente la medida y llegó a presentar una proposición no de ley en el Congreso en la que exigía al Ejecutivo de Rajoy que destinara esos fondos a mejorar el equipamiento de los agentes y las infraestructuras del cuerpo. “Pero el Gobierno parece que está dispuesto a utilizar todos los medios represivos contra aquellos que deciden salir a las calles a mostrar su descontento”, aseguró el Grupo Socialista en aquella proposición no de ley.

Ya hay 1.700 agentes de la UIP

El Gobierno socialista de Pedro Sánchez ha decidido ahora movilizar ese mismo camión por si la Policía Nacional necesita emplearlo para contener a los violentos. No es la única medida que ha tomado Interior. Ya ha enviado a Cataluña 33 grupos de UIP procedentes de otros puntos de España. Se suman a los dos destinados de forma permanente en la comunidad. En total, suman unos 1.700 agentes antidisturbios. Y se espera que este fin de semana lleguen cuatro grupos más con otros 200 efectivos. Por ahora, su papel consiste en mantenerse en un segundo plano, protegiendo sobre todo las instalaciones y edificios de propiedad estatal, y dejando todo el protagonismo a los Mossos d’Esquadra, que componen el primer círculo de seguridad.

Como adelantó este diario, la Dirección General de la Policía ha decidido compensar a todos los funcionarios que participan en el despliegue —también los que trabajan de forma permanente en Cataluña— con una dieta de 88 euros por cada siete horas y media de trabajo adicionales que tengan que sumar a su jornada reglamentaria como consecuencia del aumento de las intervenciones por los altercados que se están registrando, cuyo final es difícil de prever.