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Las mentiras y engaños de la Legión en la muerte de un joven de 21 años
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Investigación de la Guardia Civil

Las mentiras y engaños de la Legión en la muerte de un joven de 21 años

A los padres de Alejandro Jiménez Cruz les explicaron que había sido un accidente: "Una bala rebotada". Todos los cargos militares avalaron esa versión

Foto: El legionario fallecido, Alejandro Jiménez Cruz
El legionario fallecido, Alejandro Jiménez Cruz

Alejandro Jiménez Cruz nació legionario. Cada paso que dio en la vida iba dirigido a convertirse en Caballero de la Legión. No hubo esfuerzo, por intenso o complicado que fuera, que doblegara su voluntad. Lo logró a los 21 años. Cuando se enfundó el verde, creyó haber llegado al paraíso. La plena felicidad le duró apenas 5 meses. Este pasado mes de marzo, durante un ejercicio de tiro con fuego real en Alicante, recibió un impacto en el corazón y murió. A sus padres, que desde entonces viven en un mundo sin color, les explicaron que había sido un accidente: "Una bala rebotada". Desde los máximos cargos militares, hasta la ministra de Defensa, Margarita Robles, abrazaron esa versión. Juanjo, el padre, se la creyó a pies juntillas. ¿Cómo unas personas tan honorables, tan respetuosas, tan familiares, iban a engañarle?

Foto:  Los legionarios de la X Bandera del Tercio ‘Alejandro Farnesio’ IV de La Legión, trasladan el Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Ánimas "Cristo de Mena". (EFE)

Pero llegó la Guardia Civil a buscar la verdad. A los investigadores, nada más conocerlos, también les espetó el capitán Antonio Cabello, al mando de las maniobras en las que murió Alejandro: "Ha sido un rebote. No hace falta ser un lince". Los agentes, auténticos especialistas en investigación criminal, le respondieron: "¿En qué te basas? ¿Qué pruebas tienes? ¿Cómo has llegado a semejante conclusión?". "Lo he visto mil veces", contestó agobiado el capitán. Si los rebotes de balas son el pan nuestro de cada día, menudo descontrol hay en el ejército español. Cuando los agentes le pidieron que relatase algún ejemplo concreto, el capitán no supo qué responder pero insistió cerril: "Ha sido un rebote".

placeholder Foto del legionario fallecido Alejandro Jiménez Cruz
Foto del legionario fallecido Alejandro Jiménez Cruz

Durante meses el grupo de homicidios de la Guardia Civil de Alicante se enfrentó a un mundo de mentiras y silencio que todavía persiste. A pesar de ello, este grupo ha conseguido levantar las capas de basura y podredumbre en las que la Legión ha querido enterrar la muerte de Alejandro. Esta es la lista de graves irregularidades, incluso delitos, que dejan a la Legión a la altura del betún:

1º El chaleco antifragmentos que se le entregó a Alejandro Jiménez Cruz para participar en un ejercicio de fuego real estaba caducado. Es obligatorio que el teniente o el capitán cuiden que el material esté en perfectas condiciones, pero les dio igual. No lo revisaron.

2º Para evitar que un legionario muera si le pegan un tiro, en el chaleco se deben colocar las llamadas "placas balísticas". Son un trozo de un metal especial y grueso que para los impactos y te salva la vida. El gobierno se gastó un dineral de nuestros impuestos en comprarlas en 2012. Según los legionarios interrogados, nunca han sido usadas. A la hora en la que Alejandro se desangraba, las placas andaban apoyadas contra una pared en un almacén cogiendo polvo. Después del fallecimiento, la legión las ha limpiado y ha decidido empezar a usarlas. Un estudio de la Guardia Civil determina al 100% que si Alejando hubiese llevado las placas balísticas durante el ejercicio habría sobrevivido.

3º El capitán Cabello, máximo responsable del ejercicio, pidió a los legionarios que mintieran a la Guardia Civil. Quería ocultar el verdadero lugar donde había muerto Alejandro. Desplazó la escena del crimen varios metros. También mintió cuando dijo que él estaba en las instalaciones en el momento del suceso. Es falso. La investigación ha determinado que allí no estaba y él ha tenido que reconocer que es un mentiroso.

4º El sargento Guil y el capitán Cabello presionaron a los testigos para que no respondieran a las llamadas de los investigadores y, cuando fueron interrogados, para que tuvieran respuestas breves antes esos "mierdas de guardias civiles".

5º El ejercicio de fuego real debía estar planificado por escrito y no lo estaba. Tanto es así que, cuando el joven legionario recibió el impacto de una bala en el pecho, la ambulancia solo tenía un conductor.

placeholder Compañeros del legionario Alejandro Jiménez que murió el pasado marzo. (EFE)
Compañeros del legionario Alejandro Jiménez que murió el pasado marzo. (EFE)

6º Estaba prohibido que en el ejercicio de fuego real disparasen los tenientes o el sargento. Sin embargo, el sargento Guil sacó su fusil y disparó. La bala que mató a Alejandro salió de su arma. Él lo niega. Jura que no apretó el gatillo, pero la ciencia forense no miente.

7º La Guardia Civil precintó el lugar donde se hizo la práctica de fuego real. Nadie podía entrar, pero los legionarios recibieron la orden de recoger todas las vainas que encontrasen.

8º Mientras se realizaba el ejercicio de fuego real, había otro grupo de legionarios a solo unos metros realizando al mismo tiempo otro. El capitán dice que lo prohibió, pero los tenientes y el sargento niegan haber escuchado esa orden.

Solo Francisco, un legionario honrado, tuvo el valor de contar las mentiras y las presiones que estaban viviéndose en la Legión con la intención de ocultar lo que ocurrió. Este hombre entiende que ser un Caballero Legionario significa honor y verdad y él cumplió con esas dos proclamas. El resto de su grupo, lo marginó. El sargento Guil le gritó delante de otros compañeros: "Vas a meter en un lío al capitán, le vas a arruinar la vida, so cobarde. ¡Pedazo de maricón! Cómo tienes esa poca vergüenza".

Cobarde es quien no sabe enfrentarse a la verdad, no quien tiene el valor de contarla. Y ruina, ruina de vida es la que tienen los padres del joven Alejandro. Su padre Juanjo ha decidido hablar por primera vez. Es piloto de helicópteros de rescate en El Estrecho. Ha salvado la vida de cientos de personas, pero a su hijo no. Esa herida no deja de sangrarle: "Me preguntan que por qué sigo volando con la tristeza tan grande que llevó colgada. Lo hago por dos razones: tengo que seguir salvando vidas y, además, cada vez que vuelo estoy más cerca de mi hijo, que está en el cielo". Su entrevista completa, mañana en El Confidencial.

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Alejandro Jiménez Cruz nació legionario. Cada paso que dio en la vida iba dirigido a convertirse en Caballero de la Legión. No hubo esfuerzo, por intenso o complicado que fuera, que doblegara su voluntad. Lo logró a los 21 años. Cuando se enfundó el verde, creyó haber llegado al paraíso. La plena felicidad le duró apenas 5 meses. Este pasado mes de marzo, durante un ejercicio de tiro con fuego real en Alicante, recibió un impacto en el corazón y murió. A sus padres, que desde entonces viven en un mundo sin color, les explicaron que había sido un accidente: "Una bala rebotada". Desde los máximos cargos militares, hasta la ministra de Defensa, Margarita Robles, abrazaron esa versión. Juanjo, el padre, se la creyó a pies juntillas. ¿Cómo unas personas tan honorables, tan respetuosas, tan familiares, iban a engañarle?

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