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Menores marroquíes asaltan los autobuses de turistas para poder colarse en Melilla
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en la frontera de Beni Enzar

Menores marroquíes asaltan los autobuses de turistas para poder colarse en Melilla

El presidente de la ciudad se indigna ante la pasividad de la policía de Marruecos. El 1,55% de la población melillense son muchachos marroquíes tutelados

Foto: Varios agentes, en una operación conjunta en una redada para localizar a los menores extranjeros no acompañados (menas) que deambulan por la ciudad. (EFE)
Varios agentes, en una operación conjunta en una redada para localizar a los menores extranjeros no acompañados (menas) que deambulan por la ciudad. (EFE)

Intentan colarse en los bajos de dos autobuses, subirse al techo. Son menores marroquíes que tratan de entrar a escondidas en Melilla. Para no causarles ningún daño, los chóferes avanzan a paso de tortuga. Los turistas españoles que regresan a bordo de los autobuses de una excursión a Marruecos parecen asustarse ante el acoso de los muchachos, entre los que, a juzgar por el aspecto físico, hay también algún adulto.

Las imágenes de este vídeo fueron grabadas el pasado fin de semana en Beni Enzar, el lado marroquí de la frontera con Melilla. En ella están permanentemente desplegados decenas de policías y aduaneros marroquíes, pero no intervinieron para parar el acorralamiento de los autobuses por parte de los chavales que, una vez en España, aspiran a convertirse en menores no acompañados (menas).

El vídeo se hizo viral en la ciudad autónoma porque pone de manifiesto la pasividad de las fuerzas de seguridad marroquíes. El asalto de los menores se produjo además en la misma frontera cuando, otras muchas veces, tratan de introducirse en los vehículos en lugares más alejados —como áreas de reposo— y no tan vigilados por la policía.

“Denunciamos gravísimos hechos ocurridos en la frontera de Beni Enzar así como la pasividad de las autoridades marroquíes”, escribió en un tuit la Cooperativa Omnibus, propietaria de los autobuses. “No es un caso aislado y nos sentimos desprotegidos cuando realizamos un viaje al país vecino”, concluye, exigiendo también soluciones a la delegación del Gobierno en la ciudad.

“¿Dónde está la corresponsabilidad de la policía marroquí en la frontera?”, se preguntó Eduardo de Castro, el presidente de Melilla, en conversación con este periodista. “España hace lo que está en su mano para controlar su lado de la frontera, pero difícilmente puede dar resultado si Marruecos no hace lo propio”, añadió este político de Ciudadanos que gobierna en coalición con el PSOE y con Coalición por Melilla, un partido local mayoritariamente musulmán.

“Es muy grave todo lo que está pasando desde hace tiempo, ante la absoluta pasividad de las autoridades marroquíes —o con su complacencia— y el silencio del Gobierno español”, denunció, por su parte, Daniel Conesa, vicepresidente segundo de la mesa de la Asamblea de la Ciudad de Melilla.

Conesa aludía sobre todo al cierre por Rabat, hace ahora 14 meses, de la aduana comercial de Melilla, que impide cualquier exportación legal de la ciudad a Marruecos. Las autoridades marroquíes clausuraron esa aduana, abierta a mediados del siglo XIX, sin ni siquiera comunicárselo al Gobierno de España, que no protestó ante el hecho consumado. La decisión unilateral contribuye a la asfixia económica de la ciudad de 85.000 habitantes.

Eduardo de Castro también teme que el hostigamiento de los autobuses por los menores “perjudique al turismo” de aquellos que, alojándose en Melilla, quieren hacer excursiones a Marruecos. “¿Quién se va a subir a un autobús al que los menores bloquearán durante un buen rato a su paso por la frontera?”, se preguntaba un policía español que desde el puesto fronterizo asistió de lejos al acorralamiento del autobús.

"¿Quién se va a subir a un autobús al que los menores bloquearán durante un buen rato a su paso por la frontera?"

Jaime Bustillo, viceconsejero económico de Melilla, quería potenciar ahora, para paliar el declive del comercio en la ciudad, la llegada de cruceros cuyos pasajeros podrían efectuar desde allí breves excursiones a Marruecos, pero el caos fronterizo y la presencia de los menores pueden dar al traste con su proyecto.

En Melilla hay ya 1.322 menas acogidos, según la Memoria de la Fiscalía General del Estado que se dio a conocer el mes pasado. Representan el 1,55% de la población de la ciudad. En toda España, los menores extranjeros tutelados son unos 14.000, según indicó la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, en su comparecencia ante el Congreso del 29 de agosto.

La mayoría relativa (46% o 6.294 menores) está siendo acogida por la Junta de Andalucía, y a continuación figuraban Cataluña (1.842), Melilla (1.322), País Vasco (990), Valencia (730), Ceuta (553 o el 0,65% de la población), Madrid (490), Murcia (390), Canarias (281), Aragón (175), Castilla-La-Mancha (160), Galicia (113), Cantabria (111), Asturias (103), Castilla y León (102), Baleares (64), Navarra (58), Extremadura (16) y La Rioja (1). Algunas comunidades autónomas, como Cataluña, aseguran que tutelan a más menores de los que indicó la Fiscalía.

La Fiscalía no proporcionó datos —Interior tampoco lo hace— sobre las entradas de menores cruzando a pie las fronteras de Ceuta y Melilla u ocultos en vehículos de motor. Sí indicó, en cambio, que el incremento de llegadas por mar había sido “espectacular” en los últimos años: aumentaron en un 3.050% desde 2014, cuando solo desembarcaron 223, a 2018, cuando fueron 7.026 los que pusieron pie en las costas españolas, sobre todo en las de Andalucía. El 97% eran varones, el 62% eran marroquíes y el resto, originarios de diversos países subsaharianos.

En otro vídeo puesto en circulación el mes pasado, se ve cómo los jóvenes emigrantes marroquíes, varios de ellos aparentemente menores, que viajan a bordo de una lancha rumbo a España tiran al mar sus carnés de identidad y sus tarjetas de crédito, estas últimas inservibles fuera de su país. Tratan así de dificultar su identificación por la Policía española y su repatriación a Marruecos aunque, en el caso de los menores, es prácticamente imposible devolverlos.

El Gobierno español ha mantenido varios contactos con las autoridades de Marruecos con vistas a repatriar a parte de los menores acogidos en España, pero ninguno ha dado resultado. Hace ahora un año, el ministro del Interior de Marruecos, Abdeloufi Laftit, propuso en Madrid a su homólogo español, Fernando Grande-Marlaska, organizar su “retorno concertado” a cambio de que España sufragara su educación y su manutención, una oferta inaceptable mientras siga llegando un gran número de menores. En abril pasado, Interior puso en marcha una experiencia piloto para, en colaboración con la Fiscalía, devolver a 23 marroquíes tutelados por Madrid, pero a día de hoy todos siguen en esa comunidad autónoma. Francia y Suecia también han tratado de repatriar a los muchachos marroquíes, pero también han fracasado.

Intentan colarse en los bajos de dos autobuses, subirse al techo. Son menores marroquíes que tratan de entrar a escondidas en Melilla. Para no causarles ningún daño, los chóferes avanzan a paso de tortuga. Los turistas españoles que regresan a bordo de los autobuses de una excursión a Marruecos parecen asustarse ante el acoso de los muchachos, entre los que, a juzgar por el aspecto físico, hay también algún adulto.

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