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García Juliá, autor de la matanza de Atocha, ingresará de forma automática en prisión
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10 años de cárcel por cumplir

García Juliá, autor de la matanza de Atocha, ingresará de forma automática en prisión

Fue condenado en 1980 a 193 años de prisión por cinco asesinatos y cuatro intentos de homicidio, pero en 1991 se le concedió la libertad condicional y en 1994 se le autorizó a salir de España

Foto: Fotografía del autor de la matanza de Atocha tras huir de España. (Foto: EC)
Fotografía del autor de la matanza de Atocha tras huir de España. (Foto: EC)

Brasil ya ha autorizado la extradición de Carlos García Juliá, el autor material de la matanza de los abogados de Atocha que huyó de España hace más de dos décadas. Detenido en Sao Paulo el 5 de diciembre, fuentes jurídicas explican a El Confidencial que, una vez se produzca su entrega, ni siquiera pasará por la Audiencia Nacional: ingresará de forma automática en la cárcel e Instituciones Penitenciarias le informará de la condena que le queda por cumplir. Según informó la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional tras su arresto, al pistolero le quedan "por cumplir un total de 3.855 días" de cárcel.

García Juliá fue condenado en 1980 a 193 años de prisión por cinco asesinatos y cuatro intentos de homicidio, pero en 1991 se le concedió la libertad condicional y en 1994 consiguió autorización para salir de España por una oferta de trabajo en Paraguay, viaje en el que se perdió su pista. Para evitar ser detectado, el pistolero de extrema derecha buscó cobijo en distintos países de Sudamérica y se instaló finalmente en un barrio de clase media de Sao Paulo. Haciéndose pasar por un ciudadano de Venezuela, logró rehacer su vida con una mujer brasileña en esta ciudad, un engaño que mantuvo hasta su detención en diciembre: mientras los agentes le ponían las esposas, él les aseguró que no era más que un conductor de Uber que respondía al nombre de Genaro Antonio Materan Flores.

Foto: El comisario de la Policía Nacional de España, Marcos Frías, participa en una rueda de prensa en el marco de la detención del español Carlos García Juliá. (EFE)

A los investigadores les sorprende que, al margen del crimen, el detenido no ocultara su pasado en España. Según explican las fuentes consultadas, García Juliá se presentaba como militar con formación internacional y aseguraba que era suboficial de paracaidismo, aprovechando así la experiencia que había adquirido durante su juventud: hijo de un comandante de Artillería, entró al servicio militar con 17 años como voluntario en paracaidismo y alcanzó la graduación de cabo. Al mismo tiempo, el detenido reconocía haber trabajado en García y Febrel, una empresa de espionaje e informes comerciales que montó en España con otro ultra de extrema derecha tras salir de prisión.

Piloto de helicóptero, licenciado en Psicología, detective privado, gerente de ventas, gerente de exportación agrícola, gerente de pymes, investigador industrial, conductor profesional, experto en prevención y blanqueo de capitales... El pistolero no escatimaba en títulos a la hora de buscar empleo en Sudamérica, por donde se movía con la identidad falsa de un ciudadano venezolano. Según sostenía en las entrevistas, desde los años setenta no había dejado de trabajar en ningún momento, acumulando experiencia en países como España, Paraguay o Venezuela, un recorrido profesional para el que ocultaba los 14 años que pasó en prisión por el asesinato a sangre fría de 5 personas.

Los atentados de Atocha

Minutos antes de las diez y media de la noche del 24 de enero de 1977, los ultras de extrema derecha Carlos García Juliá y José Fernández Cerrá tocan el timbre del número 55 de la calle de Atocha. Pistola en mano, preguntan a Luis Javier Benavides, el abogado que les abre la puerta, dónde se encuentra "el de las pecas, el andaluz": buscan al dirigente comunista Joaquín Navarro, que ha abandonado el despacho poco antes. Su ausencia, sin embargo, no hace que se vayan. Reúnen a los nueve trabajadores que se encuentran en la oficina, los alinean y vacían sus cargadores. La noche deja un saldo de cinco asesinados y cuatro heridos graves: los muertos son los abogados laboralistas Enrique Valdelvira Ibáñez, Luis Javier Benavides Orgaz y Francisco Javier Sauquillo; el estudiante de derecho Serafín Holgado, y el administrativo Ángel Rodríguez Leal.

García Juliá y Fernández Cerrá fueron condenados en 1980 a 193 años de prisión por el crimen. Afiliado a Fuerza Nueva y después a Falange Española, el primero alega ante el juez que no sabe cómo pudo disparar a sangre fría. El informe psiquiátrico, sin embargo, sí da una idea sobre el motivo: "Sus imperativos ideológicos adoptan un mecanismo de resistencia más que de actividad, como es frecuente en los idealistas apasionados pasivos, los fanáticos", explica el psiquiatra tras su examen, que se recoge en el libro 'La Matanza de Atocha' de Jorge M. Reverte e Isabel Martínez Reverte.

Brasil ya ha autorizado la extradición de Carlos García Juliá, el autor material de la matanza de los abogados de Atocha que huyó de España hace más de dos décadas. Detenido en Sao Paulo el 5 de diciembre, fuentes jurídicas explican a El Confidencial que, una vez se produzca su entrega, ni siquiera pasará por la Audiencia Nacional: ingresará de forma automática en la cárcel e Instituciones Penitenciarias le informará de la condena que le queda por cumplir. Según informó la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional tras su arresto, al pistolero le quedan "por cumplir un total de 3.855 días" de cárcel.

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