El veraneo de presidentes y reyes: las cuatro residencias vacacionales a su disposición
Cada verano, durante unos días, los presidentes del Gobierno cambian Moncloa por alguno de los inmuebles que gestiona Patrimonio Nacional
Las vacaciones estivales de Pedro Sánchez serán un tanto extrañas. Si finalmente logra escaparse de Madrid —algunos líderes han asegurado que no debería abandonar la capital estando la situación política tal y como está—, el jefe del ejecutivo acudirá, junto a su mujer, a Las Marismillas, una finca situada en el Parque Nacional de Doñana. El Gobierno la acaba de dejar a punto por si el presidente la usa a lo largo del mes de agosto, algo que aún no está del todo claro.
Esta es una de las principales residencias que administra Patrimonio Nacional, el organismo público dedicado al mantenimiento de los bienes propiedad del Estado que proceden de la Corona. Por unos días, algunos de estos inmuebles ejercen de refugios veraniegos de los inquilinos, durante el resto del año, de La Moncloa.
Por su parte, los reyes Felipe y Letizia, aunque han retrasado unos días sus vacaciones por la inestabilidad política, han elegido, como viene siendo habitual, el Palacio de Marivent, donde recibirán este 7 de agosto a Pedro Sánchez, que se desplazará —aún no sabemos desde dónde— a Palma de Mallorca.
Las Marismillas, Doñana
Allí pasó Rajoy sus vacaciones de verano en 2012 y la Semana Santa de 2015. Antes, Zapatero había hecho lo propio durante las fiestas navideñas de 2007, 2008 y 2010 y parte de su último agosto como presidente, en 2011.
Pero fue José María Aznar el que dio al recinto un uso más político. El palacete fue empleado en varias recepciones a líderes extranjeros, como Tony Blair, Helmut Kohl o los reyes belgas Balduino y Fabiola; que se alojaron en la vivienda junto al presidente y su esposa, Ana Botella.
La casa-palacio adquiere su uso recreativo en 1992, por decisión de Felipe González, quien ya había pasado los primeros veranos de su mandato en el entonces Coto de Doñana. La villa, situada en un pinar de más de 10.000 hectáreas, fue construida a principios del siglo XX y es de estilo colonial. Está ubicada en el municipio onubense de Almonte, en pleno Parque Natural, que cumple este año medio siglo desde su designación.
La finca fue adquirida en 1912 por el duque de Tarifa, quien la compró a su dueño anterior, el bodeguero jerezano Guillermo Garvey, miembro de una familia británica de origen irlandés que había amasado una colosal fortuna y a la que Alfonso XIII concedió el título de conde.
Gran parte de estos terrenos pasaron a manos del Estado en 1969 y se limitó el uso cinegético que el aristócrata —gran aficionado a la caza, al igual que el rey— dieron a las marismas, que actualmente gozan de la máxima protección ambiental.
En agosto de 2018, la canciller alemana Angela Merkel acudió a la parcela con su marido, para disfrutar de un "fin de semana de trabajo" junto a Pedro Sánchez en el que abordaron la crisis migratoria en Europa.
La Mareta, Lanzarote
El hoy presidente y su familia pasaron la Nochevieja de 2018 en Residencia Real de La Mareta, por unos 2.500 euros (públicos) al día. Esta villa-palacio está ubicada en una finca de unos 15.000 metros cuadrados del municipio de Teguise (Lanzarote) y fue diseñada en los 70 por el artista 'conejero' César Manrique y el restaurador y arquitecto Fernando Higueras.
Fue cedida por Patrimonio Nacional al Ministerio de Industria, Energía y Turismo. Según explica el organismo público, mediante este convenio, firmado por José Manuel Soria en representación del ejecutivo, se "facilita su utilización como bien al servicio de los intereses de España poniéndola a disposición de la Secretaría de Estado de Turismo para la promoción y defensa de sus intereses turísticos en el ámbito de sus competencias".
El acuerdo se firmó por expreso deseo del rey Juan Carlos, a quien el monarca Hussein I de Jordania regaló esta propiedad y en la que la Familia Real pasó varias jornadas vacacionales. En La Mareta falleció Doña María de las Mercedes, abuela paterna de Felipe VI, el 2 de enero del 2000. Apenas dos años antes, en noviembre de 1997, José María Aznar aprovechó un consejo de ministros que se celebró en Tenerife para estrenar la casa.
El hoy monarca emérito acogió en la villa a varios dirigentes extranjeros que pasaron por España durante sus viajes de trabajo, pero también a otros que eligieron a nuestro país como destino vacacional.
Juan Carlos I ofreció la villa a varios dirigentes extranjeros que visitaron España por trabajo o como destino vacacional
El excanciller alemán Helmut Kohl residió en La Mareta desde el 30 de abril hasta el 2 de mayo de 1991, debido a una cumbre hispano-germana que se celebró en Lanzarote. Un año después, el expresidente de la URSS, Mijail Gorbachov, y su esposa Raisa se alojaron durante tres semanas de verano en la finca.
Ya con Pedro Sánchez como jefe de gobierno, Moncloa acondicionó el inmueble, que cuenta con dos piscinas, un jardín con lago y varias villas 'menores' adyacentes a la principal. El actual presidente en funciones se desplazó al lugar por última vez a finales de 2018 para celebrar Fin de Año en la isla, tras haber pasado Nochebuena en Las Marismillas.
A finales de 2018, se gastaron 33.434 euros para acomodarla a las necesidades del presidente y su mujer, Begoña Gómez. Con esta partida se modernizó el sistema de ventilación, la red de comunicaciones y vigilancia, se compró una lavadora semiindustrial y se sufragó el traslado de varias piezas de arte.
Patrimonio gastó 271.697 euros en 2006 a fin de acondicionar 'La Mareta' para la estancia de Zapatero, lo que fue duramente criticado por el PP
Antes, en 2006, se había reformado para albergar a los Zapatero-Espinosa. Patrimonio gastó entonces 271.697 euros en adaptar la finca para la estancia de ZP, como detalló la respuesta del Gobierno a la solicitud presentada por un diputado del PP, partido que criticó duramente esta partida, especialmente los casi 50.000 empleados en acondicionar las dos piscinas y los casi 10.000 euros invertidos en la rehabilitación de la pista de baloncesto (de la que el expresidente apenas disfrutó porque se lesionó a los pocos días de llegar al recinto).
Quintos de Mora, Los Yébenes
La reunión del Consejo de Ministros más insólita —y la más informal— de las presididas por Sánchez tuvo lugar en la finca de los Quintos de Mora, en el municipio de Los Yébenes (Toledo). En esta casa de campo ubicada en un terreno de 7 hectáreas se congregaron los miembros del gobierno el cuarto fin de semana de agosto de 2018.
Inicio de la jornada de trabajo con las ministras y ministros, en Quintos de Mora (Toledo), para trazar la estrategia del nuevo curso político. Por un país más justo y solidario, igualitario y feminista, con una #AgendaDelCambio europeísta y sostenible. pic.twitter.com/U1iySHnXw2
— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) August 25, 2018
En uno de los tomos de sus memorias, el expresidente Aznar narra la estancia de George Bush en la finca, a la que el popular invitó en el año 2001, en el primer viaje oficial a Europa del norteamericano mientras ocupaba la Casa Blanca. Tanto disfrutaba el exmandatario español de esta villa rural, a menos de dos horas en coche de Madrid, que pasó a denominarse popularmente como "el rancho de Aznar".
También otros mandatarios fueron invitados por el líder conservador a los Quintos, como el primer ministro marroquí Driss Jettou o el presidente de Francia, Jacques Chirac; ambos en 2003. El líder laborista británico Tony Blair —tercera pata de 'la foto de Las Azores', junto a Aznar y Bush— fue recibido junto a su esposa.
Otro de los rostros conocidos —por entonces, no tanto— que se alojó en la finca fue el vicepresidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Tras compartir un fin de semana de retiro y confidencias con su líder, a su vuelta, fue designado por este como su sucesor al frente del partido.
Aunque Quintos de Mora fue 'territorio Aznar', Zapatero utilizó esta propiedad para la recepción al presidente brasileño Lula da Silva. En 2016, la responsable de Agricultura y Pesca, Isabel García Tejerina, reunió allí a los altos cargos de su ministerio para realizar lo que la prensa denominó un "retiro espiritual e intelectual" de dos días.
Marivent, Palma de Mallorca
Los posados veraniegos de la Familia Real frente al Palacio de Marivent durante las últimas décadas reflejan la evolución de las relaciones internas —y no tan internas— en la regia casa. De aquellas imágenes que, a principios de este siglo, incluían a Iñaki Urdangarin o a Jaime de Marichalar, así como a sus vástagos; a las más recientes, que muestran únicamente a Felipe, Letizia, Leonor y Sofía, después de que la condición de Familia Real quedase limitada en 2014 al matrimonio, sus hijas y los monarcas salientes.
Desde 1973, Marivent ha quedado asociado a las vacaciones estivales del rey —antes uno, ahora otro— y los suyos —antes más, ahora menos—. Fue en esa fecha cuando la Diputación de Palma cedió la finca a Juan Carlos y Sofía, aún príncipes. Hasta entonces, veraneaban en Estoril o Londres.
Cuando Carlos de Inglaterra y Lady Di visitaron Mallorca en el agosto de 1986, se establecieron en las dependencias de la casona; un viaje "infernal" para Diana de Gales, que paso "todas las vacaciones con la cabeza en el váter", como confesó a su amigo el periodista Andrew Morton. En 2010, Michelle Obama, que disfrutaba junto a una de sus hijas de la costa malagueña, fue invitada por los reyes a un almuerzo privado en la residencia palmesana.
En 1986, la Justicia obligó al ejecutivo regional a devolver todo el interior del palacio de Marivent a José Carlos Herremann, heredero del artista
El palacio fue mandado construir en 1923 por el ingeniero y mecenas de origen griego Ioannes Saridakis sobre un solar de 33.000 metros cuadrados. Dos años después de la muerte del millonario, su segunda esposa cedió el edificio al gobierno provincial en 1965.
El benefactor dejó escrito que la 'possessió' —nombre que denomina a las fincas mallorquinas— debía "destinarse a perpetuidad a la instalación de un museo de arte provincial y servicios culturales y de enseñanza y adiestramiento artístico complementario".
Si la propiedad no se destinaba al uso deseado por el fallecido pintor durante un período superior a seis meses, el palacio debía ser devuelto a su donante o a sus herederos, aunque siempre ha permanecido en manos del Gobierno de las Islas Baleares, por lo que, al no ser una propiedad de la Corona, no aparece en el registro de Patrimonio Nacional.
En 1988, el Supremo obligó al gobierno balear a devolver todo el interior del palacio a José Carlos Herremann, heredero del artista, que demandó al ejecutivo regional y este recurrió al Alto Tribunal.
El hijastro del mecenas —que solicitó la devolución de los bienes al considerar que los usos que los reyes daban a la residencia, entre ellos, el tradicional despacho veraniego al presidente del gobierno, hacían imposible construir el pactado museo público en ella— recuperó 1.300 obras de arte de varias épocas, unos 2.000 libros y un centenar de muebles; todo ello valorado en unos 40 millones de pesetas de la época.
Tras la sentencia, Patrimonio Nacional —que custodia 154.000 piezas artísticas de todas las disciplinas, como pinturas, esculturas, tapices, relojes, orfebrería, bibliotecas, instrumentos musicales y mobiliario— fue el encargado de volver a decorar la mansión real.
Las vacaciones estivales de Pedro Sánchez serán un tanto extrañas. Si finalmente logra escaparse de Madrid —algunos líderes han asegurado que no debería abandonar la capital estando la situación política tal y como está—, el jefe del ejecutivo acudirá, junto a su mujer, a Las Marismillas, una finca situada en el Parque Nacional de Doñana. El Gobierno la acaba de dejar a punto por si el presidente la usa a lo largo del mes de agosto, algo que aún no está del todo claro.