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¿La hora de la derecha? PP y Cs se arman ante las nuevas presiones de abstención
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TRAS LA INVESTIDURA FALLIDA DE SÁNCHEZ

¿La hora de la derecha? PP y Cs se arman ante las nuevas presiones de abstención

Después de que Sánchez les pidiera en reiteradas ocasiones su abstención, la investidura fallida deja un escenario complicado para PP y Ciudadanos. Las presiones aumentarán

Foto: Pedro Sánchez durante el debate de investidura. La bancada de PP y Ciudadanos, de fondo. (EFE)
Pedro Sánchez durante el debate de investidura. La bancada de PP y Ciudadanos, de fondo. (EFE)

Vuelta a la casilla de salida. PP y Ciudadanos daban por hecho desde el pasado fin de semana que el acuerdo entre PSOE y Unidas Podemos daría sus frutos. Estaban convencidos de que el paso al lado de Iglesias y la negociación surgida de inmediato acabaría con un acuerdo de Gobierno. De hecho, el debate del lunes por la tarde sirvió casi en exclusiva para librar una batalla por liderar la oposición. Tenían las manos libres para cargar contra el futuro Gobierno de Pedro Sánchez. Tanto Pablo Casado como Albert Rivera reprocharon al candidato en decenas de ocasiones los compañeros de viaje elegidos por el socialista. El líder de Ciudadanos acuñó el término de la “banda”. Sin embargo, la investidura fallida lo cambia todo. Las presiones aumentan ahora para el bloque de la derecha.

El presidente en funciones ya dedicó buena parte de su comparecencia del lunes a pedir la abstención de ambos. “Los que se dicen partidos constitucionalistas cada día”, “los que apelan al sentido de Estado”, repetía Sánchez con ironía. “Si no quieren que la investidura dependa de los grupos independentistas, se tienen que abstener”, concluía ante la atónita mirada de su socio preferente y de buena parte de la Cámara. El Congreso tumbó la reelección del socialista el jueves a primera hora de la tarde. Populares y naranjas consideran que hay tiempo de que PSOE y Unidas Podemos reconstruyan los puentes y aún creen probable que pueda haber un acuerdo en septiembre.

Foto: Pedro Sánchez, este 25 de julio durante su entrevista en 'Informativos Telecinco'. (Borja Puig de la Bellacasa | Moncloa)

Pero fuentes de ambas formaciones reconocen que las presiones de la abstención retornarán a la vuelta del verano con más fuerza. Lo previsible, avanzan, son unas semanas de tranquilidad en el mes de agosto. Después, la clave estará en el ánimo de entendimiento que tengan socialistas y morados. Sánchez aseguró anoche en una entrevista que está dispuesto a “abrirse otros caminos”. En todo caso, los discursos de este jueves adelantaron una ruptura —tal vez temporal, pero feroz—. Si se confirma que no está dispuesto a mejorar su oferta para los de Iglesias, y Podemos se niega en rotundo a quedarse con lo que les propongan, PP y Ciudadanos saben que se encontrarán un problema de frente.

La petición de abstención, aseguran desde ambos partidos, “no cuela ya”. Los equipos de Casado y Rivera creen que su mensaje ha sido lo suficientemente claro, y consideran que la elección de Sánchez buscando el voto favorable de Iglesias y el apoyo (aunque fuera vía abstención) de nacionalistas e independentistas, imposibilita cualquier cambio en el sentido de su voto. Pero también saben que si las presiones políticas, económicas y mediáticas han sido fuertes hasta ahora, en el mes de septiembre podrían aumentar de forma notable.

El reloj se puso en marcha este martes con la primera votación de la investidura, por lo que el plazo para investir a Sánchez presidente (si el Rey vuelve a proponerlo como candidato) se agotaría el 23 de septiembre. Con el parón estival de por medio, en la Cámara dan por hecho que hasta finales de agosto o principios del siguiente mes nada se volverá a activar en serio. Esta situación deja un exiguo margen de 20 o 25 días como máximo para volver a negociar una opción de gobierno.

placeholder El líder del PP, Pablo Casado, y su número dos, Teodoro García Egea. (EFE)
El líder del PP, Pablo Casado, y su número dos, Teodoro García Egea. (EFE)

PP y Ciudadanos temen que si las conversaciones no prosperan, las presiones en busca de su abstención se incrementen más y más con el objetivo de que los socialistas puedan gobernar en solitario. El calendario en este sentido tiene mucho que decir. A principios del otoño, si se cumplen las previsiones, podría estar lista la sentencia del juicio del 'procés'. Como dijo desde la tribuna Gabriel Rufián, tras confirmar la abstención “gratis” de su grupo, “en septiembre se nos puede complicar la vida a todos”.

A nadie se le escapa que un posible fallo condenatorio para los exidirigentes catalanes influirá de manera sustancia en el voto de los partidos independentistas. JxCAT, en realidad, ya estuvo en el no. Pero ERC tendría difícil, según explican sus dirigentes, mantenerse en una abstención. Esto imposibilitaría que un nuevo pacto con Unidas Podemos contara con suficientes apoyos.

Y no solo eso. En la otra cara de la moneda volverían a estar PP y Ciudadanos en un escenario aún más inédito. Sobre todo, si se confirma la condena y la situación en Cataluña vuelve a agitarse (incluso con una repetición electoral de por medio). Fuentes parlamentarias reconocen que es pronto para adelantar acontecimientos, pero si el Gobierno en funciones necesita respaldo para gestionar la crisis catalana, sería impensable que populares y naranjas no estuvieran a su lado. Los dos han insistido en que para asuntos de Estado estarían junto al socialista. La situación se podría complicar si en ese momento hubiera una nueva opción de someterse a otra investidura.

placeholder El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, Inés Arrimadas y José Manuel Villegas. (EFE)
El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, Inés Arrimadas y José Manuel Villegas. (EFE)

Tanto Casado como Rivera han descartado categóricamente que pueda haber un giro en el guion en el mes de septiembre. Ningún partido contempla aún la repetición electoral, pero el 10 de noviembre —fecha en la que se celebrarían unas nuevas generales— ya está en anotado en la agenda de todos los grupos. La portavoz parlamentaria de Ciudadanos se pronunció al respecto ante las preguntas de la prensa: “Con Sánchez no hay nada que hacer, ni ahora ni después”, concluyó Inés Arrimadas al término de la segunda votación que tumbó la investidura.

Ciudadanos lleva meses luchando por acaparar el papel de líder de la oposición, aunque sobre todo, quiere encabezar la oposición a Sánchez. El propio Rivera ha declinado en dos ocasiones reunirse con el presidente en funciones en la Moncloa, “no tenemos nada de lo que hablar” (Casado sí acudió), y ha demostrado un tono y un mensaje más duro durante sus últimas intervenciones frente a un líder del PP que apuesta por una imagen moderada, y que no se corta a la hora de señalar a Sánchez que su objetivo compartido pasa por reconstruir el bipartidismo “ensanchando el espacio de centro y moderación”.

Vuelta a la casilla de salida. PP y Ciudadanos daban por hecho desde el pasado fin de semana que el acuerdo entre PSOE y Unidas Podemos daría sus frutos. Estaban convencidos de que el paso al lado de Iglesias y la negociación surgida de inmediato acabaría con un acuerdo de Gobierno. De hecho, el debate del lunes por la tarde sirvió casi en exclusiva para librar una batalla por liderar la oposición. Tenían las manos libres para cargar contra el futuro Gobierno de Pedro Sánchez. Tanto Pablo Casado como Albert Rivera reprocharon al candidato en decenas de ocasiones los compañeros de viaje elegidos por el socialista. El líder de Ciudadanos acuñó el término de la “banda”. Sin embargo, la investidura fallida lo cambia todo. Las presiones aumentan ahora para el bloque de la derecha.

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