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Iglesias advierte a Sánchez que si no cede carteras "nunca será presidente de España"
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PRIMERA JORNADA DE LA SESIÓN DE INVESTIDURA

Iglesias advierte a Sánchez que si no cede carteras "nunca será presidente de España"

El líder de Unidas Podemos arrancó con un discurso dócil, pactista y, sobre todo, posibilista, pero subió el tono tras la réplica y acabó detallando una negociación que tildó de "humillante"

Foto: El líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, interviene en la primera jornada del debate de investidura. (EFE)
El líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, interviene en la primera jornada del debate de investidura. (EFE)

Del gran guante de seda, para tender la mano a un Gobierno de coalición, al puño de hierro destapando las cartas de las negociaciones y reduciendo las posibilidades de un entendimiento. Lo que empezó con un Pablo Iglesias tomando nota de los errores cometidos en 2016, cuando su alusión a la "cal viva" precipitó que se descarrilase cualquier posibilidad de acuerdo con el PSOE, acabó asomándose al precipicio en una forma de bronca. En la primera intervención del líder de Unidas Podemos en el debate de investidura, Iglesias se puso el traje de los debates electorales, exigiendo "respeto y reciprocidad", después de dar un paso a un lado, para evitar una repetición electoral. Eso sí, advirtió en clave de las negociaciones que están llevando a cabo contrarreloj, que "no nos proponga ser un mero decorado en su Gobierno porque no lo podremos aceptar". Sin embargo todo acabó en una gran bronca, con reproches cruzados y una amenaza precisa: "No nos vamos dejar humillar ni pisotear por nadie".

Todo está en el aire y el acuerdo entre PSOE y Unidas Podemos pareció alejarse en cuestión de minutos. Ni Sánchez parecía dispuesto a ceder, ni Iglesias a aceptar una presencia en el ejecutivo meramente testimonial. Así enumeró todas las carteras sociales que había exigido y que en todos los casos habría obtenido un no por respuesta. Así hasta que pidió a Sánchez que explicase a la Cámara cual era su oferta de coalición, "para que digan si es algo decorativo o no". El presidente del Gobierno en funciones evitó responder y hasta dejó a Iglesias con la última palabra en la boca. Su mensaje final fue en forma de amenaza: o gobierno de coalición o "usted no será presidente de España nunca". Las negociaciones están más enquistada que antes del debate, aunque desde la formación morada ya avanzaban que los socialistas no estaban cediendo apenas competencias asociadas a servicios sociales.

Antes de la escalada verbal entre Sánchez e Iglesias, este último se había reconocido domesticado en su primera intervención, "nos acusaron de tener un programa radical y nos centramos entonces en defender solo los artículos sociales de la Constitución", y volvió a prometer lealtad de Estado, recordando que se alineará con las posiciones de Sánchez en asuntos como Cataluña. Una línea dócil, pactista y, sobre todo, posibilista, aunque afeando en todo momento la insistencia de Sánchez durante el resto de la jornada en buscar la abstención de Ciudadanos y Partido Popular: "Si está negociando un acuerdo integral de gobierno con nosotros es porque no le queda más remedio, disimule un poco".

El líder de Unidas Podemos evitaba en un primer momento así caer en la confrontación, más allá de poner a Pedro Sánchez frente a su propio espejo: o elige un acuerdo con nosotros o busca una abstención con el PP. Le vino a decir que eligiese entre la vía que defiende José Luis Rodríguez Zapatero o bien entre la que propone Felipe González (como expuso la pasada semana durante una charla compartida con José María Aznar). No hay margen para la retórica, la segunda votación de este jueves será la última oportunidad para que la investidura salga adelante.

Con el traje constitucionalista que sacó a relucir durante la campaña electoral, Iglesias volteó los argumentos de Sánchez para reformar el artículo 99 de la Constitución, como había ofrecido esta mañana, poniendo en duda sus intenciones en el contexto de las negociaciones. Una reforma, criticó, que no buscaría blindar la actualización de las pensiones o garantizar la dignidad de los salarios, sino facilitar "que una fuerza política con menos del 30% de los votos pueda formar gobierno sin ponerse de acuerdo con nadie. Es legítima, pero me llama la atención sea su primera medida y que vaya contra el espíritu constitucional que consagra que España es un sistema parlamentario, no presidencialista". En esta línea, abundó, que la Carta Magna "dice que para formar gobierno es necesario buscar acuerdos".

El líder de Unidas Podemos justificó sus motivos para formar un gobierno de coalición con el PSOE en lugar de uno de cooperación, con un apoyo desde fuerza, como planteó hasta hace pocos días Pedro Sánchez. "La experiencia de un gobierno a la portuguesa fracasó porque no sacamos adelante los Presupuestos y fuimos a elecciones", recordó.Es por ello que insistió en que "es legítimo que tratemos de construir una mayoría más estable, con una base parlamentaria seria".

Foto: Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, el pasado 7 de mayo en la Moncloa. (Reuters)

“Uno no mide su altura por los votos que tiene, sino por su capacidad de llegar a acuerdos con otras fuerzas políticas”, añadía durante su turno de réplica ya levantando ligeramente el tono, después de que Sánchez lo sometiese a una ducha escocesa al decirle que "queremos gobernar con ustedes y sacar adelante políticas que benefician a la ciudadanía y esa mano la tienen tendida”, pero añadiendo inmediatamente después: "Si no llegamos a un acuerdo de coalición se pueden abrir muchas opciones" "Mediten su voto".

"No nos vamos a dejar humillar"

Con el ceño fruncido le pidió también que “debe reconocer que Cataluña es un conflicto de Estado”, advirtiendo que para la derecha habría dejado de serlo “para convertirse en una oportunidad electoral”. En esta línea le reclamó no renunciar a una solución “por vías democráticas y cívicas” y finalmente, confrontó aludiendo a las “presiones” que tendrían los socialistas para no cogobernar con Unidas Podemos: “Quien habló de eso fue usted en una entrevista con Jordi Évole, diciendo que PRISA y Alierta le dijeron que no gobernase con nosotros y se equivocó”.

No se quedó ahí. El cruce de reproches continuó e Iglesias acabó retando a Sánchez a que explicase a la Cámara cual era su oferta de coalición, "para que digan si es algo decorativo o no". En esta escalada ya hacia los golpes cruzados, insistió en pedir "respeto" para su votantes, porque "pretende que le digamos a nuestros 3,7 millones de votantes que sus votos valen menos que los del PSOE". Somos modestos y un partido joven, añadió, para concluir que "no nos vamos dejar humillar ni pisotear por nadie", fijando un mensaje final en forma de amenaza: o gobierno de coalición o "usted no será presidente de España nunca".

Las negociaciones ininterrumpidas entre PSOE y Unidas Podemos que se desarrollaron a lo largo de todo el fin de semana se trababan esta mañana, poco antes de que Pedro Sánchez subiese a la tribuna del Congreso para iniciar el debate de la sesión de investidura. En 48h y "salvo el buen tono", el PSOE no ha dado ningún paso, "solamente han ofrecido responsabilidades simbólicas", informaban a este diario fuentes de Unidas Podemos.

Las mismas fuentes transmitían que en el Partido Socialista "no están dispuestos a compartir el Gobierno" y se niegan a compartir "ni un solo Ministerio" desde los que poder desarrollar las políticas que plantean, como subir el SMI a 1.200 euros, las escuelas de 0-3 años, el desarrollo de políticas de igualdad, bajar las tasas universitarias y potenciar la investigación, bajar la factura de la luz, medidas contra la emergencia climática o medidas de justicia fiscal como el impuesto a la banca para recuperar el rescate. Desde la formación, además, contraponían los esfuerzos que han hecho en ceder desde el inicio en no pedir ministerios de Estado, lealtad con la cuestión de Cataluña y el gesto de Pablo Iglesias del viernes echándose a un lado a las propuestas, la actitud y "las excusas del PSOE".

Foto: Imagen de archivo de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en La Moncloa. (Foto: Reuters) Opinión

Un aparente distanciamiento entre ambas formaciones que parecía hacerse evidente a medida que avanzaba el debate y el candidato a la investidura se limitaba a exponer una síntesis del programa electoral con el que concurrió a los comicios de las generales, sin apenas ningún guiño a Unidas Podemos, con quien se presupone que está negociando un gobierno de coalición desde que Pablo Iglesias dio un paso a un lado para facilitar el acuerdo. Su única apelación al grupo confederal llegó al final de su discurso, tras casi dos horas de intervención, asegurando que nada que merezca la pena es fácil. Tenemos la posibilidad de sacar todo aquello que nos une, y lo que nos une se resume en la promesa de la izquierda".

Las réplicas de Sánchez al líder de los populares, Pablo Casado, apuntaban asimismo en una dirección que dejaba el acuerdo con Unidas Podemos en un segundo plano. Tras solicitar en repetidas ocasiones la abstención del PP, Pedro Sánchez llegó a afirmar que si no se abstenía se produciría una repetición electoral.

Del gran guante de seda, para tender la mano a un Gobierno de coalición, al puño de hierro destapando las cartas de las negociaciones y reduciendo las posibilidades de un entendimiento. Lo que empezó con un Pablo Iglesias tomando nota de los errores cometidos en 2016, cuando su alusión a la "cal viva" precipitó que se descarrilase cualquier posibilidad de acuerdo con el PSOE, acabó asomándose al precipicio en una forma de bronca. En la primera intervención del líder de Unidas Podemos en el debate de investidura, Iglesias se puso el traje de los debates electorales, exigiendo "respeto y reciprocidad", después de dar un paso a un lado, para evitar una repetición electoral. Eso sí, advirtió en clave de las negociaciones que están llevando a cabo contrarreloj, que "no nos proponga ser un mero decorado en su Gobierno porque no lo podremos aceptar". Sin embargo todo acabó en una gran bronca, con reproches cruzados y una amenaza precisa: "No nos vamos dejar humillar ni pisotear por nadie".

Pedro Sánchez Pablo Casado
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