Cuando Sánchez no cogía el teléfono a Rajoy: el PP responde a la presión del PSOE
En agosto de 2016 el "no es no" del socialista bloqueaba cualquier salida y amenazaba con unas terceras elecciones, pero "Sánchez no cogía el teléfono a Rajoy", recuerdan en el PP
El empeño que mantuvo el PSOE en reclamar al PP su abstención en la investidura de Pedro Sánchez ha hecho que los populares refresquen la memoria de su experiencia en la misma tesitura que deja en evidencia al hoy candidato socialista. Después de las elecciones del 26 de junio de 2016 en que el PP obtuvo 137 escaños, en el largo verano sin vacaciones políticas, el "no es no" del secretario general socialista a Mariano Rajoy bloqueaba cualquier salida para formar Gobierno y amenazaba con unas terceras elecciones en otoño. "Sánchez no le cogía el teléfono", recuerdan en el PP tres años después.
Rajoy lo insinuó el 17 de agosto en una conferencia de prensa después de reunir al comité ejecutivo de su partido: "Lo que procede ahora es que yo pueda tener una conversación con el señor Sánchez sobre dos cosas. Primero, si lo que realmente quiere es una repetición de las elecciones, y segundo, me gustaría hablar con él sobre cuál es su criterio sobre la fecha en que debe celebrarse el debate de investidura". En esos términos se explicó en público el entonces presidente del Gobierno en funciones.
Desde La Moncloa añadieron que Rajoy había intentado hablar por teléfono con Sánchez, pero no lo consiguió. El secretario general del PSOE dio su propia rueda de prensa para calificar de "tomadura de pelo a los españoles" la comparecencia del jefe del Ejecutivo y exigirle que se presentara inmediatamente a la investidura que él iba a rechazar. Habían pasado siete semanas desde los comicios. Sánchez se ha tomado ahora casi tres meses para llevar su candidatura al Congreso.
Aunque Sánchez se declare ahora indignado con que Albert Rivera no se moleste en aceptar sus peticiones de entrevista para pedirle la abstención, en el PP comentan que era una práctica habitual del dirigente socialista quedarse 'incomunicado' cuando no le convenía hablar o iba a desautorizar gestiones de sus portavoces o mediadores. En fuentes de los populares apuntan que eso ocurrió con las negociaciones entre los grupos parlamentarios, tanto en los primeros tanteos para lograr la abstención del PSOE (cuando parecía abierto a negociarlo), como en un intento de pacto para desbloquear los nombramientos en RTVE desbaratado al final en beneficio del concurso público todavía estancado.
Tres años después es Sánchez quien pide una abstención que él se negó a facilitar hasta el extremo de preferir irse
Después de la negativa de Sánchez del 17 de agosto de 2016 a hablar siquiera con Rajoy, la presidenta de la Cámara, entonces Ana Pastor, convocó un pleno para el 30 de ese mes. Ya se presuponía fallido desde el principio por el "no es no" de Sánchez, aunque bastaba con que tres diputados socialistas se hubieran abstenido. La Cámara tuvo que esperar a que el PSOE entrara en ebullición en septiembre y, entre la vieja guardia, sus influencias en los medios y algunos dirigentes regionales, forzaran la salida de Pedro Sánchez en un convulso comité federal celebrado en octubre que dio paso a la gestora encabezada por Javier Fernández.
El exsecretario general dejó el escaño y el grupo socialista se abrió después al desbloqueo de la situación el 29 de octubre con una nueva sesión de investidura, aunque 15 irreductibles partidarios de Sánchez se saltaron la instrucción de abstenerse recibida de sus nuevos jefes. Los diputados del PSC, como Meritxell Batet, se destacaron en la indisciplina, pero otros 66 parlamentarios del PSOE sí cumplieron con lo acordado.
Tres años después es Sánchez quien ha pedido una abstención que él se negó a facilitar hasta el extremo de preferir irse al paro e intenta repartir responsabilidades entre todos los grupos políticos de la situación. En el verano de 2017 sostenía todo lo contrario, que el único responsable era el presidente del Gobierno en funciones, Rajoy.
El empeño que mantuvo el PSOE en reclamar al PP su abstención en la investidura de Pedro Sánchez ha hecho que los populares refresquen la memoria de su experiencia en la misma tesitura que deja en evidencia al hoy candidato socialista. Después de las elecciones del 26 de junio de 2016 en que el PP obtuvo 137 escaños, en el largo verano sin vacaciones políticas, el "no es no" del secretario general socialista a Mariano Rajoy bloqueaba cualquier salida para formar Gobierno y amenazaba con unas terceras elecciones en otoño. "Sánchez no le cogía el teléfono", recuerdan en el PP tres años después.