"¿Para qué te metes si el bolso no es tuyo?", el reproche de los ladrones a Borja

En medio de este calor sofocante, en casi cualquier terraza de playa de España se debate si Borja, el joven de Málaga que ayudó a una mujer a recuperar el bolso que le acababan de robar, es un joven altruista y generoso que, por no mirar a otro lado, ha sido injustamente condenado a dos años de cárcel o por el contrario se trata de un hombre que desprecia la vida ajena, golpeó con saña a un ladrón hasta causarle la muerte y se merece dar con sus huesos en prisión. En general, muchas de estas discusiones están construidas sobre la base de lo escuchado aquí y allá que sirven para perfilar criterios taxativos sin apenas datos. En El Confidencial hemos accedido a los testimonios clave del sumario. Las declaraciones de María Jesús, la víctima del robo del bolso, las de las amigas de Borja y las del único testigo que presenció como el joven malagueño recuperó el bolso. Sus revelaciones componen el siguiente relato.

"Aunque entro a trabajar a las 9.00, aquella mañana iba con tiempo", explica la víctima del robo con violencia. "No eran ni las 8.00 cuando estaba casi llegando. Concretamente, iba caminando por la calle Alfonso XIII de Fuengirola, hacia Ramón y Cajal. Al pasar por allí, justo a la altura de una tienda de prensa escrita, me fijé en una pareja, un hombre y una mujer. Estaban en actitud cariñosa junto a la pared, comiéndose la boca sin pudor. Quité la mirada y no le di ninguna importancia. Tampoco advertí ningún peligro".

Entonces la mujer torció por un callejón. Ese fue el lugar elegido para el asalto. "De repente, los que se estaban besando me asaltaron. Me debieron seguir sin que me diera cuenta. El varón me agarró con fuerza por el cuello por detrás y con una mano me tapó la boca para que no gritara, mientras que al mismo tiempo agarró el bolso para quitármelo". María Jesús estaba en 'shock' e instintivamente trató de zafarse y gritar pidiendo auxilio, pero su asaltante la sujetaba con fuerza. "Dio varios tirones del bolso, pero no podía quitármelo porque yo siempre me lo coloco cruzado, en bandolera, por precaución”.

El hombre, frustrado y cabreado por no lograr su propósito, consiguió desestabilizarla y arrojarla al suelo. Con lo que no contaba era con caer él también sobre el asfalto. "Muy alterado le gritó a la mujer que le acompañaba: "¡Pégale! ¡Pégale! ¡Y quítale el bolso!". La chica no se lo pensó dos veces y comenzó a patearme la cabeza una y otra vez. Sin piedad. Me hizo tanto daño que tuve que soltar el bolso".

A María Jesús le zumbaban los oídos y tenía la vista un poco nublada pero desde el suelo puedo observar cómo sus asaltantes huyeron por donde habían venido. "Aunque estaba muy aturdida logré levantarme y traté de perseguirles mientras gritaba: "¡Socorro! ¡Ayuda! ¡¡Me han robado el bolso!!".

María Jesús pidió a Borja y a sus dos amigas que la escoltaran hasta el trabajo por miedo a que el ladrón regresara

Dos chicas jóvenes muy amables, de unos 30 años, se acercaron para tratar de tranquilizarme y me preguntaron: "¿Estás bien?, ¿Te han hecho mucho daño? ¿Te duele algo? ¿Quieres que llamemos a una ambulancia?". María Jesús solo repetía: "Me han quitado el bolso. Me han robado. Lo llevo todo ahí". Ellas le tranquilizaron: "No te preocupes, te vamos a ayudar. Un amigo ha ido a tratar de recuperarlo".

La declaración clave del testigo

No habían trascurrido ni 30 segundos cuando entró en escena Borja: "Un joven amigo de ellas", explica la víctima, "con una cazadora oscura, llegó caminando. Llevaba mi bolso entre las manos. Me lo entregó y me dijo: "Creo que esto es suyo". Le di las gracias todavía aturdida y les pedí a los tres por favor que me acompañaran al trabajo, porque tenía mucho miedo de que regresaran los ladrones. "¿Dónde va?", me preguntaron. "A trabajar ahí mismo", respondí. "Los jóvenes se miraron entre ellos y accedieron escoltarme", cuenta la agredida.

En el camino hacia el trabajo de María Jesus pasaron junto al ladrón, que estaba tirado en el suelo, y su compinche de fechorías. La novia del ratero al reconocer a Borja le increpó desde la distancia: "¡¡Para qué te metes y pegas a mi novio, si el bolso no era tuyo!!". Ninguno respondió a la provocación, pero una de las amigas de Borja asegura que a ella le pareció que el ladrón, todavía en la acera, se movía. Ni se les ocurrió pensar que estaba grave.

Sin embargo, el testimonio más importante es el del único testigo que presenció como Borja recuperó el bolso. Relató lo siguiente: "Vi a un grupito de dos chicas y un chico y los perdí de vista. De repente, por donde habían desaparecido, surgió otro individuo corriendo y detrás de él le seguía el joven del principio”, señala refiriéndose al ladrón y a Borja corriendo detrás de él. "Le alcanzó a la altura del Hospital Xamit. Los dos comenzaron a pelear. Todo acabó con el hombre perseguido en el suelo". Si fue una pelea, ¿es Borja un asesino despiadado o un joven altruista?

El relato del testigo continúa: "Al parecer el que estaba en el suelo le había robado el bolso a una mujer y el otro lo logró recuperar y se lo devolvió a la víctima. Luego el joven y sus dos amigas se fueron caminando. Y el otro hombre se quedó tirado en el suelo y fue atendido por su novia". Si el testigo no percibió gravedad en la forma y contundencia de los golpes ni en el estado del ladrón, ¿debería Borja haber llamado a una ambulancia y haber avisado a la policía? El debate seguro, sigue abierto, pero al menos ahora, conocemos los testimonios de los testigos y la víctima del robo.