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El 'caso Salvini' o los "dos gobiernos en uno" como foco de la disputa Sánchez-Iglesias
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NEGOCIACIONES PARA LA INVESTIDURA

El 'caso Salvini' o los "dos gobiernos en uno" como foco de la disputa Sánchez-Iglesias

Cuando la política se centra más en el relato y en el 'marketing' que en la gestión, compartir cuota de pantalla puede ser un problema insalvable. Moncloa mira a Italia para justificar sus recelos

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i), y el líder de Podemos, Pablo Iglesias, durante su última reunión en el Congreso. (EFE)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i), y el líder de Podemos, Pablo Iglesias, durante su última reunión en el Congreso. (EFE)

Uno de los argumentos en los que más hincapié ha hecho el PSOE para justificar su negativa a formar un ejecutivo de coalición con Unidas Podemos es que ni daría estabilidad ni sería factible tener lo que aventuran como "dos gobiernos en uno". No se fían del papel que puedan desempeñar dirigentes morados en el Consejo de Ministros, ni mucho menos de su líder Pablo Iglesias, por el "ruido" que podrían generar a lo largo de la legislatura, creando discursos disonantes por sus posiciones diferentes en cuestiones clave como Cataluña. Un recelo que desde Ferraz se ha tratado de ejemplificar recurriendo a lo que denominan "caso Salvini", en referencia al ministro de Interior italiano de La Lega que con sus discursos polarizadores y populismo de derechas ha dejado en un segundo plano a sus socios de gobierno. El que fue el candidato de la fuerza que ganó las elecciones, el vicepresidente y ministro de Economía Luigi Di Maio, ha quedado opacado en pocos meses por el líder de la tercera fuerza electoral, por no decir ya el primer ministro, el independiente Giuseppe Conte.

En Unidas Podemos, fuentes conocedoras de las negociaciones apuntan también como una de las principales causas del desacuerdo al temor de los socialistas a que ministros morados les hagan "sombra". Cuando la política se centra más en el relato y el 'marketing' que en la gestión pública, compartir cuota de pantalla puede ser un problema de primer orden. Máxime, si quien acapararía visibilidad es un animal político que ha llegado a su posición actual por su capacidad para manejarse a través de los medios de comunicación y saber tocar sus teclas a través de golpes de efecto.

No se trata tanto de un choque de egos, sino de un cálculo de las posibilidades de que el "socio prioritario" sea subsidiario del gobierno o no, así como de evitar sobresaltos. Una de las grandes diferencias con los pactos autonómicos, donde las fuerzas minoritarias tradicionalmente acaban sucumbiendo electoralmente frente a quien los lidera. No parece estar nada claro que ocurriese en este caso concreto, de ahí que se recuerde la disfunción o el riesgo que supone el "caso Salvini".

Se propuso que si una vicepresidencia recaía en un miembro de Unidas Podemos, se creasen otras tres más para diluir su protagonismo

Conscientes de este temor, desde Unidas Podemos han tratado de ofrecer alternativas. Al rechazo a ocupar ministerios de Estado, que se expresó antes incluso de comenzar a negociar, se sumaron las propuestas de pactar los desacuerdos en cuestiones clave u ofrecer "lealtad" institucional, empezando por rechazar la demanda de un referéndum y que su confluencia catalana así lo explicitase por escrito. Asimismo, se propuso que si una de las vicepresidencias del Gobierno recaía en un miembro de Unidas Podemos, se creasen otras tres vicepresidencias más para diluir el protagonismo que supuestamente asustaba a Moncloa, asegurando que la idea de Iglesias es ser "copresidente".

La confianza escasea, más por el protagonismo que por la acción de Gobierno. Para Podemos son solo "excusas" que Pedro Sánchez ponga en duda la coalición porque en el caso de tener que aplicar el artículo 155 en Cataluña no contarían con su apoyo. El mismo temor a la posibilidad de que los morados pidan un indulto para los presos del 'procés' si se produce una sentencia condenatoria. En cualquier caso, las diferencias serían solo retóricas, mediáticas, y ahí parece estribar el foco del desacuerdo, ya que el 155 lo aplica el Senado, donde los socialistas tienen mayoría, mientras que los indultos son una propuesta del Ministerio de Justicia, una cartera de Estado a la que no aspiran los de Iglesias.

Podemos ha insistido durante los últimos días en los "vetos" del Gobierno a incorporar a sus dirigentes en el gobierno, hasta el punto de que aquí se deja por escrito en la consulta realizada a las bases para decidir su voto en la investidura. La última propuesta de incorporar a miembros del partido con "perfil técnico" y no político se define también como un "veto" y se vincula asimismo a los recelos ante un posible efecto Salvini.

La oferta de incorporar a miembros de Podemos con "perfil técnico" se define como un "veto" y se asocia a los recelos ante un posible 'efecto Salvini'

Su respuesta, repetida este lunes por el diputado y responsable de la comisión negociadora de pactos electorales, Pablo Echenique, es que ellos no propondrán vetos a los nombres que proponga el PSOE por lo que esperan reciprocidad en este sentido. "El PSOE ha utilizado un montón de eufemismos en los últimos días para hablar de vetos. Primero independientes de reconocido prestigio y luego perfiles técnicos, que supongo que valoraría el PSOE, lo que significa que es quien diseña el Gobierno", concluía.

Pedro Sánchez ha cultivado su perfil como presidente y ahora como líder de la socialdemocracia europea desde Moncloa y la presencia de ministros de la cúpula de Podemos en el Consejo de Ministros no estaría exenta de contribuir a dinamitar su figura. Al menos eso es lo que se piensa, tanto por el desviar el foco como por la posibilidad de que ahonden en contradicciones y pongan en duda el liderazgo del presidente del Gobierno.

Otra vez Italia, que precisamente este lunes se despertaba con una bronca pública del primer ministro hacia Salvini por invadir sus competencias al negociar los presupuestos del país con sindicatos y patronal. Una anécdota quizá demasiado extrapolable al otro lado del Mediterráneo, después de que Pablo Iglesias mediase con las formaciones independentistas -incluyendo una visita a Oriol Junqueras a la cárcel y llamadas telefónicas con Carles Puigdemont- para sacar adelante los PGE. Una mediación que finalmente resultó infructuosa, pero que tenía su antecedente en las negociaciones para la moción de censura.

Uno de los argumentos en los que más hincapié ha hecho el PSOE para justificar su negativa a formar un ejecutivo de coalición con Unidas Podemos es que ni daría estabilidad ni sería factible tener lo que aventuran como "dos gobiernos en uno". No se fían del papel que puedan desempeñar dirigentes morados en el Consejo de Ministros, ni mucho menos de su líder Pablo Iglesias, por el "ruido" que podrían generar a lo largo de la legislatura, creando discursos disonantes por sus posiciones diferentes en cuestiones clave como Cataluña. Un recelo que desde Ferraz se ha tratado de ejemplificar recurriendo a lo que denominan "caso Salvini", en referencia al ministro de Interior italiano de La Lega que con sus discursos polarizadores y populismo de derechas ha dejado en un segundo plano a sus socios de gobierno. El que fue el candidato de la fuerza que ganó las elecciones, el vicepresidente y ministro de Economía Luigi Di Maio, ha quedado opacado en pocos meses por el líder de la tercera fuerza electoral, por no decir ya el primer ministro, el independiente Giuseppe Conte.

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