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Sánchez tantea un giro sobre Podemos en el Gobierno y ya "valora todos los escenarios"
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VETO A IGLESIAS Y SU DIRECCIÓN

Sánchez tantea un giro sobre Podemos en el Gobierno y ya "valora todos los escenarios"

El presidente podría aceptar a ministros de perfil técnico, no político, con carné del partido morado, alternativa no confirmada oficialmente ni por Moncloa ni por Ferraz. Podemos la rechaza

Foto: Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, antes del comienzo de su reunión en la Moncloa del pasado 7 de mayo. (Reuters)
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, antes del comienzo de su reunión en la Moncloa del pasado 7 de mayo. (Reuters)

La posición de Pedro Sánchez parecía inamovible. Eso decían Ferraz y él mismo. No a un Gobierno de coalición con ministros de Unidas Podemos y sanseacabó. Ahora, ese veto absoluto ya estaría diluyéndose. O no. Porque tras una jornada que comenzó pronto, con una entrevista del presidente en TVE, en la que dijo de soslayo que podía asumir a "militantes" morados con prestigio, pasó a un desencuentro total (otro más) con Pablo Iglesias vía telefónica, de ahí a abrirse a incorporar en su Gabinete a miembros de Unidas Podemos, pero de perfil técnico, para acabar el día con un "Sánchez valora todos los escenarios". El día concluyó con una confusión total en la que ya era difícil discernir qué había de oferta real en los mensajes del PSOE y de la Moncloa. Porque a fin de cuentas se juega otra partida, la del relato, crucial en caso de que haya que ir a nuevas elecciones el 10 de noviembre si la investidura naufraga por completo.

Las piezas seguían sin moverse significativamente este jueves. No había avances ni acercamientos que condujeran a desbloquear una votación que llega en apenas 12 días. Pero avanzada la tarde, 'eldiario.es' adelantó que el jefe del Ejecutivo en funciones está dispuesto a incorporar a su Consejo de Ministros a miembros de Unidas Podemos. No a cualquier militante, ojo. Podría aceptar en su Ejecutivo a aquellos con características más técnicas que políticas, que podría proponer Iglesias y que necesariamente habrían de contar con el plácet del candidato. Lo que bajo ningún concepto asumiría Sánchez es integrar a Iglesias y a su equipo de confianza. Es decir, que no querría ministros morados con peso político. No quiere a la dirección de Podemos en primera línea.

La razón estriba en esas "discrepancias de fondo" en cuestiones de Estado que separan a las dos fuerzas, y que se mitigarían si quienes entran en el Consejo de Ministros son hombres o mujeres que puedan ser inscritos de Podemos (o sus confluencias) pero con un perfil profesional y técnico y cuya opinión sobre el conflicto catalán, por ejemplo, sea irrelevante mediáticamente. Es decir, que el sello del "socio preferente" del PSOE se diluiría con esta fórmula. Sánchez podría asegurarse, como persigue, un Ejecutivo cohesionado internamente y que no produjera ruido ni fuera inestable. "Si Pablo asume que él y su gente no entran, será todo más fácil. Pero si se empeñan, no habrá acuerdo. Por ahí Pedro no va a pasar", señalaba este jueves por la tarde una fuente de Ferraz que indicaba cómo desde dentro de la cúpula sí había quienes entendían que había que ser algo más flexibles con sus aliados.

Sánchez no quiere perder la centralidad, ni que entre el ruido en su Gobierno, que aspira a que esté "cohesionado" también en cuestiones de Estado


En realidad, este sería un paso más respecto al dado hace una semana, cuando el presidente, en una entrevista en Telecinco, se abrió a incorporar a ministros independientes y de prestigio propuestos por Iglesias. Alternativa que fue rechazada por este porque no se ajusta a su demanda de un Gobierno de coalición.

Foto: Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, este 9 de julio en el Congreso. (EFE)

"Hablar de contenidos"

La nueva oferta con la que Sánchez tentaría a Unidas Podemos, la de ministros técnicos aunque con carné del partido, tampoco gustó a Iglesias. En la formación progresista, para empezar, negaron que el candidato socialista comentara este plan a su secretario general a lo largo de la conversación telefónica que mantuvieron por la tarde. Para Podemos, "sería una excelente noticia" que los dos partidos negociaran un "Gobierno de forma integral". "Pero tienen que levantar sus vetos a la gente que decida Unidas Podemos. Nosotros no vamos a empezar una negociación vetando a nadie del PSOE y entendemos que ellos tampoco deben vetar a nadie de Unidas Podemos. No es forma de empezar una negociación y no es respetuoso con el aliado", protestaron fuentes del partido, expresando así su rechazo a esta teórica propuesta del presidente.

Podemos subraya que no puede haber vetos en la negociación y que los ministerios deben estar dirigidos por aquellos elegidos por los ciudadanos

Además, en la formación morada califican de "absurdo" que al frente de los departamentos gubernamentales no puedan estar diputados elegidos en unas elecciones. "Técnicos tiene que haber en todos los ministerios, pero los españoles cuando votan es para elegir a sus representantes y eso tiene que verse reflejado en el Gobierno", subrayaban.

Tras la información publicada por 'eldiario.es', Ferraz lanzó un mensaje críptico a los periodistas: la propuesta de Sánchez es "volver al punto de partida: hablar de contenidos", de programa. Y añadía ese wasap oficial: "El presidente está valorando todos los escenarios posibles". Una afirmación abierta que ninguna fuente ni de la cúpula del partido ni de la Moncloa quiso concretar. ¿Qué son "todos los escenarios"? Silencio. Ahí podría caber esa idea de ministros técnicos inscritos en Podemos, o incluso un plan que pudiera seducir más a los morados. Ninguno de los cargos con más información sobre el estado de las conversaciones para la investidura quería dar un paso más allá. Algo que era por sí mismo muy llamativo. Contrastaba, por ejemplo, con lo ocurrido apenas dos días atrás. Entonces, tanto el PSOE como el Gobierno se prestaron a subrayar que Iglesias, durante su fracasada reunión con Sánchez en el Congreso, había pedido una vicepresidencia, dato que Podemos negó.

Ya desde primera hora de la mañana, en 'Los desayunos de TVE', el presidente lanzó algunas señales de apertura. Tímidas, eso sí. Adelantó que intentaría reiniciar las negociaciones con Iglesias porque era evidente que "el método" empleado con él no había funcionado. Había que "rebobinar", regresar al punto de partida, así que lo llamaría a lo largo del día. Fundamentó su rechazo a un Gobierno de coalición en la necesidad de armar un Gabinete "cohesionado", y las discrepancias "de fondo" que el PSOE mantiene con Podemos en cuestiones como Cataluña harían al final a ese Ejecutivo estar "paralizado" por sus "propias contradicciones internas".

Foto: Pedro Sánchez, el pasado 2 de julio a su llegada al Consejo Europeo extraordinario de Bruselas. (Reuters)

Se abre la puerta en TVE

Sánchez puso un caso hipotético: si tras la sentencia del Tribunal Supremo sobre el 'procés' los independentistas volvieran a la vía unilateral, ¿estaría dispuesta la formación morada a apoyar la aplicación del 155, que ya recurrió ante el Constitucional? ¿Y dejará hablar Iglesias de "presos políticos" en lugar de políticos presos? Los socialistas han ido girando en estos últimos meses hacia el centro, de manera muy visible, y endureciendo su discurso hacia los soberanistas. Quizá necesite su abstención en la investidura, pero de entrada no quiere negociar nada con ellos y sí mostrar severidad desde la Moncloa.

El presidente esgrime la eventual aplicación del 155 tras la sentencia del 'procés' para alegar que no es conveniente un Gobierno de coalición puro

El candidato también fue preguntado por la posibilidad de que militantes de Podemos o diputados de las confluencias como Equo o de las mareas pudieran entrar en ese cajón de ministros independientes de la órbita morada. El presidente contestó que 'a priori' no tiene "ningún prejuicio ni con militantes ni con compañeros de Unidas Podemos o de sus confluencias". Y agregó: "Yo hice un Gobierno hace 12 meses donde más de un tercio son personas independientes de reconocido prestigio, que nada tienen que ver con filiación política al PSOE, y creo que eso fue premiado por la ciudadanía, porque planteé un Gobierno abierto a la sociedad y no cerrado a las lógicas partidistas, que de alguna forma es lo que puede plantearse a través de un Gobierno de coalición. Si Unidas Podemos tiene un planteamiento semejante a este, estaría dispuesto a abrirlo, porque podemos hacer muchas cosas juntos, pero hay elementos centrales de la política de Estado que exigen de una cohesión interna que ahora mismo, como consecuencia de las discrepancias que tenemos con Unidas Podemos, no podemos garantizar, y esto es algo que he dicho en muchas ocasiones al señor Iglesias".

A primera hora de la tarde, se produjo la charla entre Iglesias y Sánchez. Nuevo choque total de trenes. No hubo acuerdo ni acercamiento. Los morados volvieron a denunciar la posición "inamovible" del presidente e insistieron en su demanda de un acuerdo integral de coalición, en el que se discutieran programas y equipos. El jefe del Ejecutivo habló a través de su cuenta de Twitter, en la que manifestó que había planteado a su socio preferente "negociar primero el programa y después la composición del Gobierno". "Debemos hablar de contenidos y conocer el grado de consenso. Lamentablemente, ha rechazado la propuesta. Seguiremos intentándolo", escribió.

Iglesias y Sánchez hablan vía telefónica sin lograr acuerdo

El jefe del Ejecutivo mantenía su apuesta por un Gobierno "de cooperación", de estrecha colaboración parlamentaria, programática e institucional —con miembros de Podemos en cargos intermedios— entre las dos fuerzas, que se complementaría con una comisión de seguimiento de los acuerdos. Plan que es retocado ahora para admitir a ministros morados, pero solo de perfil técnico y sin peso político marcado. Idea que, desde luego, en la noche de este jueves no recibió una confirmación oficial.

La duda es si el nuevo pasito al frente dado por Sánchez es un tanteo o bien una apuesta real. Y si habrá más. Si las líneas rojas van diluyéndose. O bien si se trata de ir armando el relato. Porque el PSOE es consciente de que esta propuesta no gusta a Podemos, así que podría ser una herramienta más para luego cargar las tintas contra Iglesias, y acusarle a él de anteponer su interés personal antes que el del país, de ser él el verdadero obstáculo para el entendimiento. Que es él, y no el presidente, quien tiene la culpa del bloqueo y de ir a elecciones. La construcción de los argumentos, la definición de las estrategias, es un personaje fundamental, protagonista, en esta compleja trama. Más cuando quedan apenas 10 días para que arranque el debate de investidura en el Congreso. Este jueves, a última hora, como pudo saber este diario, el presidente mantuvo una reunión con su núcleo duro para perfilar la recta final. En horas, se sabrá en qué se concreta.

La posición de Pedro Sánchez parecía inamovible. Eso decían Ferraz y él mismo. No a un Gobierno de coalición con ministros de Unidas Podemos y sanseacabó. Ahora, ese veto absoluto ya estaría diluyéndose. O no. Porque tras una jornada que comenzó pronto, con una entrevista del presidente en TVE, en la que dijo de soslayo que podía asumir a "militantes" morados con prestigio, pasó a un desencuentro total (otro más) con Pablo Iglesias vía telefónica, de ahí a abrirse a incorporar en su Gabinete a miembros de Unidas Podemos, pero de perfil técnico, para acabar el día con un "Sánchez valora todos los escenarios". El día concluyó con una confusión total en la que ya era difícil discernir qué había de oferta real en los mensajes del PSOE y de la Moncloa. Porque a fin de cuentas se juega otra partida, la del relato, crucial en caso de que haya que ir a nuevas elecciones el 10 de noviembre si la investidura naufraga por completo.

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