Cuarto encierro de San Fermín: los temidos Jandilla, rápidos y sin peligro

La ganadería pacense de Jandilla ha protagonizado un encierro rápido, de dos minutos y 19 segundos, y con escasos momentos de peligro. La manada ha recorrido hermanada las calles pamplonicas, encabezada por varios cabestros, y sin dejar espacios, por lo que apenas ha habido buenas oportunidades de lucimiento para los mozos.

A lo largo del recorrido, el grupo de reses ha ido estirándose ligeramente y uno de los toros ha perdido las manos antes de la entrada al albero -y ha vuelto a hacerlo ya sobre la arena-, lo que ha retrasado unos segundos la entrada de todos los bóvidos a los corrales.

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El primer parte médico ha descartado heridos por asta de toro y ha informado de cuatro solicitudes de traslado al hospital por contusiones. Minutos después, el portavoz del Hospital de Navarra ha indicado que uno de los corredores, que ha sufrido una caída al final del recorrido, ha sido atendido en la enfermería de la Plaza al sufrir "un estado de semiinconsciencia".

A pesar de la limpieza de esta carrera, los Jandilla, con merecida fama de bravos y peligrosos, ostentan dos récords sanfermineros: el del mayor número de corneados en un mismo encierro -ocho, en el año 2004- y la mayor cantidad de reses desorejadas en el coso pamplonica en lo que va de siglo.

Las astados serán lidiados a partir de las seis y media por los matadores Diego Urdiales, Sebastián Castella y Andrés Roca Rey, en una de las tardes más esperadas de esta edición de la Feria del Toro.