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Uno de cada cuatro yihadistas que salió de España a Oriente Próximo ha muerto
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estimación basada en testimonios

Uno de cada cuatro yihadistas que salió de España a Oriente Próximo ha muerto

En las cárceles españolas hay un total de 254 presos yihadistas o jóvenes radicalizados, según el Ministerio del Interior

Foto: Un miembro de las fuerzas especiales iraquíes abate a un suicida del Estado Islámico durante la batalla de Mosul, en marzo de 2017. (Reuters)
Un miembro de las fuerzas especiales iraquíes abate a un suicida del Estado Islámico durante la batalla de Mosul, en marzo de 2017. (Reuters)

Unos 65 españoles y residentes en España que se incorporaron a filas de las organizaciones terroristas, principalmente al llamado Estado Islámico o Daesh, que operaban en Siria e Irak, han muerto en el último lustro. Suponen un 27% de esos 240 Combatientes Terroristas Extranjeros (CTE) que salieron de España, una cifra que no incluye a los menores de edad inimputables que serían una veintena.

El porcentaje es una estimación basada en testimonios, informaciones proporcionadas a la Policía por familiares de los caídos y obituarios publicados en redes islamistas radicales. Es una cifra elevada con relación a una media de yihadistas europeos fallecidos que se situaba hace un par de años en el 14%, según el Centro Internacional para el Contra Terrorismo con sede en La Haya.

El Gobierno en funciones ha actualizado algunos datos sobre lo sucedido con los CTE y sobre los presos yihadistas en sendas respuestas parlamentaria al diputado Jon Iñarritu de Bildu. Su contestación deja, sin embargo, en el tintero algunas de las preguntas formuladas por el representante vasco. El Ministerio del Interior considera, por ejemplo, secreto el desglose por comunidades autónomas y provincias de los CTE, un dato publicado por la prensa de otros países europeos sobre sus propios combatientes extranjeros.

La Comisaría General de Información (CGI) de la policía, que es en realidad la que facilita los datos recogidos en la respuesta parlamentaria, calcula además que un 20% -unos 48 jóvenes- de los que se marcharon han regresado a España y, en algunos casos, a otros países europeos. El porcentaje en este caso es bajo con relación a la media europea (33%). La CGI ignora el paradero de algo más de la mitad de los que emigraron a Oriente Próximo para empuñar las armas. Lo más probable es que sigan en la región huidos o encarcelados.

La Comisaría General de Información de la policía calcula además que un 20% -unos 48 jóvenes- de los que se marcharon han regresado a España

Solo el 20% de los CTE que partieron de España son españoles, según la CGI, y el resto extranjeros. La respuesta no lo precisa, pero en su inmensa mayoría son marroquíes. El porcentaje de fallecidos y de retornados entre ese medio centenar de CTE con nacionalidad española es idéntico al del conjunto de los combatientes extranjeros. El número total de los que han salido de España es muy bajo comparado no ya con el de Francia, Reino Unidos o Alemania, países más poblados, sino con el de la pequeña Bélgica donde rondan los 500.

Interior revela además que en las cárceles española que dependen de Instituciones Penitenciarias –todas excepto las de Cataluña- había a finales de 2018, 129 condenados por yihadismo, una cifra que, por primera vez, ha bajado desde 2012 cuando tan solo eran 41. Había también 125 internos condenados por delitos comunes, pero que detrás de los barrotes mostraron síntomas de radicalización. Es la cifra más alta de la historia penitenciaria.

Estos presos comunes que corren el riesgo de convertirse en yihadistas fueron detectados gracias al Programa de prevención de la radicalización en establecimientos penitenciarios puesto en marcha en 2014. Es uno de las tres herramientas que utiliza Interior para intentar abortar los procesos de radicalización. Las otros dos son la vigilancia de las mezquitas y de su entorno y, sobre todo, Internet y sus redes sociales que patrullas agentes encubiertos de la Policía. Es ahí donde se producen hoy en día la mayor parte de los procesos de radicalización.

Desde 2017, cuando tuvieron lugar los atentados de Barcelona y Cambrils, el terrorismo yihadista está en declive en Europa. El principal factor que explica esta caída es la desaparición del Estado Islámico, derrotado en Siria e Irak. Su existencia movilizó a miles de jóvenes en el mundo árabe y en Europa y algunos de los que no emigraron a Oriente Próximo optaron por golpear a Occidente in situ perpetrando atentados en un buen número de grandes capitales europeas.

Unos 65 españoles y residentes en España que se incorporaron a filas de las organizaciones terroristas, principalmente al llamado Estado Islámico o Daesh, que operaban en Siria e Irak, han muerto en el último lustro. Suponen un 27% de esos 240 Combatientes Terroristas Extranjeros (CTE) que salieron de España, una cifra que no incluye a los menores de edad inimputables que serían una veintena.

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