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Unidas Podemos culpa a Iván Redondo de secuestrar al PSOE y bloquear el acuerdo
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NEGOCIACIONES PARA LA INVESTIDURA

Unidas Podemos culpa a Iván Redondo de secuestrar al PSOE y bloquear el acuerdo

Los únicos interlocutores a los que pueden acudir los negociadores de Unidas Podemos son al presidente del Gobierno o al propio Redondo y la información, dicen, no fluye

Foto: El presidente del Gobierno y candidato del PSOE, Pedro Sánchez (c), junto a su jefe de gabinete,  (d), antes del comienzo del primer debate electoral. (EFE)
El presidente del Gobierno y candidato del PSOE, Pedro Sánchez (c), junto a su jefe de gabinete, (d), antes del comienzo del primer debate electoral. (EFE)

Cuando se cumplen casi diez semanas de la celebración de las elecciones generales del 28 de abril, las negociaciones formales para la formación de Gobierno entre PSOE y Unidas Podemos ni siquiera han empezado. Están bloqueadas y desde Unidas Podemos señalan un nombre para responsabilizarlo de esta situación de impase: Iván Redondo, el jefe de gabinete del presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez. "Desde Moncloa no están permitiendo que exista interlocución con ningún otro dirigente político del PSOE más allá del presidente", señalan fuentes conocedoras de las negociaciones, "y lo estamos respetando", añaden sin esconder su molestia por la parálisis. "A esto se llega cuando la estrategia no está liderada por dirigentes políticos", advierten en referencia al protagonismo de Redondo a la hora de prefigurar la hoja de ruta de los socialistas en las negociaciones para la investidura.

Este martes, la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, fijaba la fecha de la investidura para los próximos 22 y 23 de julio, pero el primer encuentro propuesto tras ello por Pedro Sánchez para reunirse con Pablo Iglesias, dentro de una segunda ronda de contactos con los principales partidos, no se producirá hasta el próximo martes. Un intervalo de una semana desde que se fija la fecha hasta que se inicia la nueva ronda de conversaciones, sin otras pretensiones más allá de las exploratorias, pues ni están constituidos los equipos negociadores ni se les esperan si ambos líderes no se mueven de sus actuales posiciones.

Foto: La portavoz de Unidas Podemos, Irene Montero, y el líder de la formación a su llegada este viernes a la reunión de la mesa política del grupo confederal. (EFE)

Desde Unidas Podemos descargan cada vez más su malestar sobre la estrategia pautada por Iván Redondo, quien estaría controlando este proceso hasta el punto de vetar cualquier contacto para abordar la investidura entre dirigentes de Podemos y del PSOE. Un veto a los contactos que les impediría tanto acercar posiciones como comenzar a aterrizar las negociaciones en el terreno programático. Los únicos interlocutores a los que pueden acudir los negociadores de Unidas Podemos son al presidente del Gobierno o al propio Redondo y la información, dicen, no fluye, al mismo tiempo que lamentan ver cómo se filtran a los medios las reuniones antes incluso de que se celebren incumpliendo el pacto no escrito de la discreción.

"A esto se llega cuando la estrategia no está liderada por dirigentes políticos"

El marketing se impone a la política y el relato a las negociaciones. Se ha pasado de la fase de los contactos exploratorios a la de la guerra por el relato. "Se va a utilizar la investidura de julio como instrumento para presionar al resto de partidos y sacar titulares que puedan beneficiar en la negociación de una segunda investidura en septiembre, y si no consiguen la abstención de PP o Ciudadanos, la estrategia de Redondo fracasará y no les quedará más remedio que negociar el gobierno de coalición con Unidas Podemos", señalan a El Confidencial estas mismas fuentes. "La estrategia de Redondo" que estaría dejando en un segundo plano el papel de la ejecutiva del PSOE a la hora definir la hoja de ruta negociadora y los pasos a dar para desbloquear la actual situación. De hecho, el protagonismo del gurú de Sánchez ya ha generado ciertos conflictos internos dentro del PSOE, principalmente con el secretario de Organización, José Luis Ábalos, y la portavoz parlamentaria, Adriana Lastra.

La orden interna en Podemos pasa por mantener la calma, trabajar con sosiego y esperar a un movimiento de Sánchez, que a la postre sería un movimiento de Redondo, con quien se comienzan a romper puentes. La confianza, elemento indispensable para avanzar en cualquier tipo de acuerdo, está desapareciendo. En público se intenta trasladar calma y optimismo, pero en privado está cundiendo ya el hartazgo, mezclado con cierto nerviosismo.

Cunde también la idea de que, con las encuestas favorables en la mano, el PSOE quiera forzar una repetición de elecciones y construir un discurso con el que responsabilizar a Unidas Podemos y al resto de partidos del bloqueo. "Creo que Sánchez cometería un error si llevara a España a una repetición electoral", apuntaba Pablo Iglesias el pasado jueves, aún entendiendo que la encuesta del CIS —según la cual el PSOE revalidaría su victoria ampliando distancias con el resto de fuerzas— "puede ser atractiva para algunos de sus asesores para convocar nuevas elecciones". Asimismo, se asume que Sánchez, cuyos pasos solo confía a un núcleo cada vez más reducido de colaboradores, estaría buscando una "investidura fallida" en julio. Se trataría, según se desconfía desde Podemos, de una estrategia de presión para que, con la amenaza de la repetición de elecciones, en septiembre obtuviese los apoyos suficientes sin apenas tener que ceder nada a cambio y, menos todavía, ministerios. El líder de los populares, Pablo Casado, también ha acusado a Sánchez de intentar "forzar" nuevas elecciones y ha afeado que "lo que intenta es una estrategia partidista y personal".

"La investidura es algo muy serio, no se deben banalizar los instrumentos de los que se dotan las instituciones, porque entonces pierden credibilidad"

"La investidura es algo muy serio, no se deben banalizar los instrumentos de los que se dotan las instituciones, porque entonces pierden credibilidad", lamentan estas mismas fuentes de Unidas Podemos conocedoras de las negociaciones en referencia a que la estrategia diseñada por el PSOE se basaría únicamente en la batalla por el relato, en lugar de llevarla al campo de la política. Si la moción de censura salió adelante fue porque se trabajó con discreción, sin buscar titulares, concluyen para remarcar las diferencias entre uno y otro proceso negociador.

El propio Pablo Iglesias ha repetido en multitud de ocasiones que su cometido era llevar a cabo las negociaciones con discreción para evitar que cualquier filtración pudiese hacerlas descarrilar o perjudicar unas relaciones cuidadas a lo largo de los últimos meses de Sánchez al frente de la presidencia del Gobierno y con Unidas Podemos como socios parlamentarios prioritarios. "Hay bases sólidas para llegar a un acuerdo tal y como hemos demostrado en estos últimos 12 meses", conceden desde el PSOE en referencia a sus expectativas sobre el encuentro entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias del próximo martes, añadiendo que "España necesita un Gobierno progresista en plenitud de funciones en julio".

Hay bases sólidas para llegar a un acuerdo tal y como hemos demostrado en estos últimos 12 meses

Durante los últimos días, el líder de Podemos ha ido combinando ofertas o concesiones, desde ofrecer lealtad en cuestiones de Estado, también respecto a Cataluña, o que tanto Podemos como la confluencia catalana En Comú Podem renuncien a la petición de un referéndum pactado. Con todo, Iglesias subía el tono este jueves y dejaba entrever cierto hastío, al afirmar que "el PSOE tiene una cierta obsesión por los sillones, que no quiere soltar ni medio".

Antes de que se fijase la fecha para la nueva ronda de contactos, Iglesias pedía "calma" al mismo tiempo que las próximas semanas hasta la investidura "serán intensas". No se descarta que en el próximo encuentro se comiencen a aterrizar intercambios sobre propuestas programáticas. Sin embargo, desde Podemos señalan ya las supuestas reticencias del PSOE a la hora de derogar la reforma laboral, establecer mecanismos de intervención para bajar el precio de la factura de la luz y blindar en la Constitución la revalorización de las pensiones ligándolas al IPC. Tres puntos calientes de establecerse una mesa de negociación formal para la que todavía no hay visos.

Cuando se cumplen casi diez semanas de la celebración de las elecciones generales del 28 de abril, las negociaciones formales para la formación de Gobierno entre PSOE y Unidas Podemos ni siquiera han empezado. Están bloqueadas y desde Unidas Podemos señalan un nombre para responsabilizarlo de esta situación de impase: Iván Redondo, el jefe de gabinete del presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez. "Desde Moncloa no están permitiendo que exista interlocución con ningún otro dirigente político del PSOE más allá del presidente", señalan fuentes conocedoras de las negociaciones, "y lo estamos respetando", añaden sin esconder su molestia por la parálisis. "A esto se llega cuando la estrategia no está liderada por dirigentes políticos", advierten en referencia al protagonismo de Redondo a la hora de prefigurar la hoja de ruta de los socialistas en las negociaciones para la investidura.

Pedro Sánchez Moncloa
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