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Una pelea en Polonia resuelve un crimen en Madrid: 25 años del CSI español
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POLICÍA CIENTÍFICA, 6.000 INFORMES EN 2018

Una pelea en Polonia resuelve un crimen en Madrid: 25 años del CSI español

La colaboración entre países, las huellas dactilares, la inteligencia científica, la rapidez en la gestión del ADN y la identificación por rostro y el olor se perfilan como el futuro de la investigación

Foto: Foto: Policía científica.
Foto: Policía científica.

Un hombre conoció a una mujer y la invitó a ir a su casa. Una vez en la vivienda, ella le pidió una bebida. El anfitrión se sirvió otra para él. En un momento de despiste, ella sacó unos polvos de su bolso y los vertió sobre el vaso de él. Quería que el hombre cayera dormido para poder robarle y marcharse para siempre. Sin embargo, el plan se le fue de las manos. El dueño del piso murió como consecuencia de la sustancia ingerida y ella huyó por patas. Agentes de la Policía Nacional aterrizaron horas más tarde en la escena del crimen.

Eran los miembros de la Policía Científica, los que hacen las primeras pesquisas. Los funcionarios tomaron muestras de ADN en las dos copas que encontraron. Eran las que habían utilizado la mujer y el hombre para beber, la primera, y para morir, el segundo. Los análisis desvelaron que el perfil genético de la última coincidía con el del propietario del inmueble. El de la copa de ella, por su parte, arrojaba una identidad anónima, que no se correspondía con la de individuo alguno fichado por la Policía Nacional o la Guardia Civil. En otros tiempos, este hubiera sido el final de la investigación, al menos por esta vía.

Foto: La investigación duró un año desde que el pederasta cometió la primera agresión conocida. (EFE)

Sin embargo, hoy la cosa es diferente. Los agentes introdujeron los resultados del análisis en las bases de datos que comparten con el resto de países de la Unión Europea y... bingo. El mismo perfil había sido encontrado por la Policía italiana en otro caso similar (mujer envenena a hombre) y en una tercera investigación de las fuerzas de seguridad alemanas con las mismas características. A los italianos les había pasado lo mismo que a los españoles, no habían podido identificar a la homicida; pero los alemanes sí tenían su nombre y apellidos e incluso la habían detenido. Las autoridades judiciales españolas reclamaron la extradición de la acusada y hoy está condenada y cumpliendo condena.

En 2015, durante una inspección ocular, los agentes de Policía Científica tomaron una muestra biológica en el escenario de un homicidio a agresión sexual. Era dubitada, como denominan en la jerga a las que no están identificadas, con lo que no había modo de localizar al agresor. Sin embargo, al meter los datos en la base de datos, saltó una coincidencia. En Francia había tomado tiempo atrás una muestra de ADN al mismo individuo y en esta ocasión sí tenían el nombre el sujeto. Ese mismo año, la Policía de Polonia detuvo a un hombre durante un altercado callejero. Al introducir sus datos en Sistema Automatizado de Identificación Dactilar (SAID), las fuerzas de seguridad españolas resolvieron otro crimen diferente, un homicidio que este arrestado había cometido en Madrid seis años antes.

placeholder De la primera inspección ocular depende el buen desarrollo de toda la investigación. (EFE)
De la primera inspección ocular depende el buen desarrollo de toda la investigación. (EFE)

"El intercambio de datos con los estados de la Unión Europea está automatizado; solo con meter la información saltan las posibles coincidencias", explica Pedro Sogo, jefe del Servicio de ADN de la Comisaría General de Policía Científica. "Con el resto de países es menos ágil, enviamos el perfil genético y ellos lo cotejan en sus bases de datos", explica Sogo, farmacéutico de formación y uno de los mayores especialistas del país en este "trabajo silencioso, poco visible", como él mismo lo denomina.

Sogo está detrás de la resolución de crímenes como el del que acabó con la vida de Denise Pikka Thiem, la peregrina norteamericana asesinada mientras hacía el Camino de Santiago en 2015. "Identificamos el cadáver", recuerda el inspector jefe, a pesar de que el asesino incluso le había cortado las manos para hacer más difícil la tarea. La Policía Judicial detuvo cinco meses después de la desaparición a Miguel Ángel Muñoz Blas. El hombre había agredido días atrás a otras dos peregrinas y cambió los más de mil dólares que había robado a Denise por euros en un banco de Astorga (León). Ambas pistas llevaron a la resolución del crimen y a que Muñoz Blas fuera condenado a 23 años de prisión.

Las "cañerías" de la investigación

El trabajo de la Policía Científica son "las cañerías" de la investigación, explica Lourdes Honorato, inspectora jefa de Calidad y veterinaria de formación, que recuerda la labor que tuvo que realizar el equipo en el caso de Antonio Ortiz, el conocido como pederasta de Ciudad Lineal, el barrio de Madrid en el que este atacó a cuatro niñas. "Los vestigios biológicos y dactilares que obtuvimos permitieron demostrar que Ortiz estuvo allí con las niñas", asegura Honorato, que resalta la labor de los expertos en realizar las inspecciones oculares. "Hicieron un trabajo muy sistemático, levantaron hasta los sumideros de la casa, donde encontraron muestras clave para luego demostrar ante el tribunal la culpabilidad", cuenta la inspectora jefe, que también destaca las herramientas informáticas como elemento para avanzar no solo en los análisis, sino también en humanidad.

placeholder Huellas dactilares.
Huellas dactilares.

"Recreamos la casa por ordenador tal y como estaba cuando el pederasta llevó a las niñas; mediante infografía forense, hicimos tours virtuales que permitieron que las pequeñas visitaran la casa sin necesidad de desplazarse hasta ella e identificaran los lugares en los que estuvieron; esto es muy importante para no generar nuevos traumas en las víctimas", sostiene la funcionaria. Ortiz fue condenado a 70 años de prisión por la Audiencia Provincial, pena que posteriormente ratificó el Tribunal Supremo. "Lógicamente, siento mucho lo que les ha pasado; me parece terrible y una barbaridad", dijo el hombre en la última palabra que pronunció en la sala.

Pero hay casos menos mediáticos y más sorprendentes desde el punto de vista policial. El jefe de Identificación de la Policía Científica, Miguel Ángel Fernández Peire, recuerda con orgullo cómo su equipo ayudó a pillar a un narcotraficante que se había sometido a una minuciosa intervención quirúrgica para cambiar sus huellas dactilares. "Había sustituido la piel de las falanges de sus manos por las de sus pies", afirma Fernández Peire aún sorprendido. El delincuente llevaba 15 años fugado, no era detectado por los controles de los aviones, porque también había transformado su rostro y se había puesto pelo, pero los investigadores de la Policía Judicial que llevaban el caso sospechaban que era él por con quién se relacionaba y el papel que ostentaba en la trama de traficantes.

Foto: Funcionario de la Policía Nacional, durante un estudio de ADN. (Ministerio del Interior)

El hombre viajaba con documentación falsa, con lo que en apariencia era otra persona completamente. Además, las bases de datos no contaban con ADN del sujeto. La labor no era fácil, pero los CSI españoles lograron arrebatarle la careta. "Comprobamos que los dedos estaban manipulados; tenían unas muy pequeñas cicatrices; analizamos entonces la segunda falange de los dedos, que ahora también se registra, y le desenmascaramos", cuenta Fernández Peire, que recuerda que el individuo —buscado por la Audiencia Nacional— había sido funcionario de prisiones antes que narco y que por eso sabía mucho sobre huellas. El caso aún se dirime en los tribunales. La defensa insiste en que su cliente no es quien la Policía dice porque la huella no coincide con la de su DNI. Sin embargo, una pericial analizará los dedos de sus pies y comprobará, como vaticina el inspector jefe de Identificación, que ahí en realidad están los de sus manos.

placeholder Dedo con la huella dactilar manipulada.
Dedo con la huella dactilar manipulada.

"Esto ya lo habíamos visto antes, en un delincuente colombiano, pero aquello fue más burdo; está claro que los criminales van mejorando sus técnicas; lo del narcotraficante que cambió sus huellas de las manos por las de los pies era cirugía fina, una labor muy meticulosa; realizada probablemente por un cirujano extranjero", entiende Fernández Peire, que destaca también el trabajo de la Policía Científica en grandes catástrofes como el terremoto de Nepal, el tsunami de Indonesia, el accidente del metro de Valencia, el de Germanwings o el del tren Alvia de Santiago. En este último, batieron el récord de rapidez en identificaciones. Según el comisario jefe de la Unidad Central de Identificación de la Policía Científica, Juan Antonio Rodríguez, tan solo dos días después del accidente, los especialistas ya habían identificado a 72 de los 78 cadáveres gracias a las huellas dactilares. Al día siguiente, no quedaba ninguno por ponerle nombre y apellidos. Los seis últimos fueron localizados gracias al ADN.

placeholder Un incendio en Madrid en 2017 dejó una mujer muerta y 25 heridos. La Policía Científica, en el lugar de los hechos. (EFE)
Un incendio en Madrid en 2017 dejó una mujer muerta y 25 heridos. La Policía Científica, en el lugar de los hechos. (EFE)

En 2018, el departamento firmó más de 6.000 informes relativos a personas identificadas con huellas dactilares. "Son asuntos detenidos y delincuentes detenidos", apunta Fernández Peire. Con ADN, 3.000, añade el inspector jefe, que recuerda que estos procedimientos incorporan continuamente nuevas técnicas. Ahora la tendencia es la huella de toda la palma de la mano y el reconocimiento facial. Este último es menos invasivo que el ADN o las huellas, según explican desde la Policía Científica, que auguran que en un futuro no será necesario pasar por controles en los aeropuertos porque toda la identificación la harán las cámaras. En Francia, explica Lourdes Honorato, ya existe la disciplina odorología forense, centrada en la identificación de cadáveres a través del olor. "Ahora mismo tenemos perros que detectan acelerantes en un incendio", asegura.

La inspectora jefa destaca también la inteligencia científica como disciplina del futuro. La información que aportan las bases de datos compartidas con países de la Unión Europa permite, explica, establecer relaciones entre delitos cometidos a uno y otro lado de las fronteras, quién trabaja con quién, en qué momento estaba en tal sitio, con qué perfil genético desconocido actúa cuando roba joyerías, etc. Las herramientas informáticas de inteligencia permiten extraer conclusiones que, en asuntos científicos, se tornan plenamente objetivas y, por lo tanto, susceptibles de ser utilizadas en un juicio.

Un hombre conoció a una mujer y la invitó a ir a su casa. Una vez en la vivienda, ella le pidió una bebida. El anfitrión se sirvió otra para él. En un momento de despiste, ella sacó unos polvos de su bolso y los vertió sobre el vaso de él. Quería que el hombre cayera dormido para poder robarle y marcharse para siempre. Sin embargo, el plan se le fue de las manos. El dueño del piso murió como consecuencia de la sustancia ingerida y ella huyó por patas. Agentes de la Policía Nacional aterrizaron horas más tarde en la escena del crimen.

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