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Los faroles se apagan en la negociación: el PSOE se abre a Podemos y Cs vota con Vox
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NEGOCIACIÓN MÚLTIPLE

Los faroles se apagan en la negociación: el PSOE se abre a Podemos y Cs vota con Vox

Sánchez e Iglesias negocian un "Gobierno de cooperación" mientras Ciudadanos hace equilibrios para alejarse de Vox. Los pactos cruzados empiezan a aclarar el panorama

Foto: La reunión de Sánchez con Iglesias para pedir apoyo a la investidura. (EFE)
La reunión de Sánchez con Iglesias para pedir apoyo a la investidura. (EFE)

Las cartas empiezan a estar sobre la mesa. El Gobierno monocolor de Sánchez, quizás aliñado con algunos independientes afines a Pablo Iglesias, ha pasado a ser un “Gobierno de cooperación” con Unidas Podemos. La realidad de gobernar con 123 escaños sin otro grupo empieza a resultar un puerto de montaña demasiado duro para uno, y la posibilidad de repetir elecciones, demasiado para otro. Al otro lado del puente, Ciudadanos se retrata con PP y Vox en las asambleas de Madrid y Murcia pese a insistir en que no tiene nada que ver con el partido de Abascal. Un mes y medio después de las generales, un mes y medio de declaraciones estridentes y de faroles, las caretas dejan entrever la realidad. Aún puede haber giros de guion, pero los dos bloques parece que solo pueden romperse bien lejos de Madrid, quizás en Canarias.

Foto: Ignacio Aguado, líder de Ciudadanos en Madrid

Durante mes y medio, el tiempo que ha pasado desde las elecciones generales hasta que realmente han comenzado las negociaciones para formar Gobierno, el PSOE ha repetido por tierra, mar y aire que su intención era gobernar en solitario. Como mucho, aceptaría un Gobierno con independientes afines a Unidas Podemos. Pablo Iglesias no era un socio cómodo para llegar a las elecciones municipales y autonómicas.

En privado, desde Unidas Podemos se daba por hecho que habría Gobierno de coalición y que jugarse una cena a ello era ganarse unas gambas. “La duda es cómo será la entrada, si nos engañarán con pocos puestos o no. Pero no imagino que no entremos”, señalaban en privado dirigentes de Unidas Podemos. Para estos, el PSOE no iba a arriesgarse a gobernar con 123 diputados, buscando más de 50 escaños para cada ley sabiendo que Ciudadanos ha dado un portazo a esa opción y con Iglesias en la oposición y muy débil internamente. El PSOE ha gobernado con solo 84 diputados, pero han sido 10 meses y a base de decretos leyes. No era, según los que apostaban por Gobierno PSOE-Podemos, una opción viable a medio plazo.

El PSOE pide a PP y Ciudadanos que se abstengan en su investidura

Por si acaso, Pablo Iglesias amagaba con repetir las elecciones —si hacía falta, convocando a las dóciles bases de Podemos para que refrendaran su suicida decisión— y lo mismo hacía el secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos. Se trataba de llegar embistiendo a la mesa de negociación. Tras la primera reunión entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias —poco más de una hora en el Congreso—, nadie habló de ir a nuevas elecciones. El acuerdo de ambos fue trabajar para crear un “Gobierno de cooperación”.

Para Iglesias es lo mismo que uno de coalición. “Tengo la impresión de que Pedro Sánchez no nos miente y que quiere un acuerdo con nosotros”

¿Qué significa eso? Pues para Iglesias es lo mismo que uno de coalición. “Tengo la impresión de que Pedro Sánchez no nos miente y que quiere un acuerdo con nosotros”. El líder de Unidas Podemos no hizo del nombre una batalla. Para la portavoz socialista, Adriana Lastra, “un Gobierno de cooperación no es algo cerrado, no es un Gobierno de coalición”. Nadie negó tajantemente lo fundamental: que puede haber ministros de Unidas Podemos en el Consejo de Ministros, que es lo que marca la diferencia. Sánchez no compareció. Lo hace poco.

Cuántos, en qué carteras, si con carné o sin él, si los puestos estarán en primera línea o en segundos niveles de la Administración, es decir, la verdadera negociación, empieza ahora y será, según anunciaron, opaca. Evidentemente, el PSOE preferiría los menos posibles y sin el logo de Podemos marcado, e Iglesias cuenta con sentarse él en el Consejo de Ministros. Entre otras cosas, la investidura soñada por Sánchez aún depende de que Navarra Suma consiga el Gobierno de Navarra para que sus dos diputados se puedan abstener en Madrid. Faltan semanas de cortejo. Eso la soñada porque la no soñada la tiene a tiro con la abstención de ERC.

Foto: Pedro Sánchez, con José Luis Ábalos, Cristina Narbona, Adriana Lastra y Carmen Calvo, este 10 de junio en la ejecutiva del PSOE. (EFE)

Pablo Casado dio por hecho que el Ejecutivo saldrá del acuerdo entre Sánchez e Iglesias. "Sería lo lógico, ya que tanto el Gobierno socialista como Podemos han llegado a acuerdos donde han podido hacerlo y lo hicieron con los Presupuestos", señaló el líder del PP. "Si no salen en primera vuelta, estoy convencido de que saldrán en segunda. Si Podemos ya se abre a que no haya personas de carné o que no sean ministerios de Estado y sí sociales...". Casado ironizó sobre el neologismo "Gobierno de cooperación": "Vamos iniciando nuevos géneros parlamentarios y administrativos".

Hay una frase atribuida a Harry S. Truman que dice que “si no puedes convencerlos, confúndelos”. Y ese fue un poco el espíritu del día. No fue solo Lastra. Ciudadanos niega cualquier relación con Vox. Lo hace desde que en diciembre accedió al Gobierno andaluz de coalición con el PP gracias a los votos del partido de Santigo Abascal. Entonces, Vox apoyó el Ejecutivo andaluz desde el Parlamento sin hacerse la foto y Rivera aspiraba a repetir aquella jugada. Pero esta vez iba a ser más difícil.

Llegada la primera votación, Ciudadanos se repartió con PP y Vox las mesas de los parlamentos de Madrid y Murcia. Aunque Albert Rivera insistió en desligar esos pactos de los futuros gobiernos autonómicos, estos parecen ya inevitables salvo giro imprevisto de última hora. Los socialistas asumen que solo una abrupta ruptura con el PP -¿quizá a cuenta de la alcaldía de Madrid?- puede hacer descarrilar los pactos entre PP y Ciudadanos con apoyo de Vox.

En Madrid, Vox anunció que no era solo un acuerdo para la Mesa sino que había pactado un documento con el PP para entrar en el Ejecutivo regional. En Murcia, el PSOE había ofrecido a Ciudadanos su apoyo la alcaldía de la capital, la séptima ciudad de España por población y para lo que aún necesitarían los votos de Podemos, a cambio de una coalición en el Gobierno regional. PSOE y Ciudadanos suman en la comunidad, pero la mayoría no llega con PP y Ciudadanos y necesitan a Vox. Pero el partido de Albert Rivera dio largas a los socialistas. "No lo dicen, pero los veo embalados a pactar con el PP", señalaban fuentes del PSOE. Ciudadanos sigue negando que Vox vaya a entrar en los gobiernos, pero desde el partido de Abascal lo dan por hecho. La disyuntiva ya no es si Ciudadanos se sentará con Vox sino hasta dónde entrarán estos en los ejecutivos regionales.

Las cartas empiezan a estar sobre la mesa. El Gobierno monocolor de Sánchez, quizás aliñado con algunos independientes afines a Pablo Iglesias, ha pasado a ser un “Gobierno de cooperación” con Unidas Podemos. La realidad de gobernar con 123 escaños sin otro grupo empieza a resultar un puerto de montaña demasiado duro para uno, y la posibilidad de repetir elecciones, demasiado para otro. Al otro lado del puente, Ciudadanos se retrata con PP y Vox en las asambleas de Madrid y Murcia pese a insistir en que no tiene nada que ver con el partido de Abascal. Un mes y medio después de las generales, un mes y medio de declaraciones estridentes y de faroles, las caretas dejan entrever la realidad. Aún puede haber giros de guion, pero los dos bloques parece que solo pueden romperse bien lejos de Madrid, quizás en Canarias.

Pablo Casado
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