Casado retrasa nombramientos mientras los barones avisan contra Álvarez de Toledo
En Génova prefieren ver primero cómo quedan los pactos autonómicos antes de hacer una demostración de fuerza o autonomía en los nombramientos de portavoces parlamentarios
La decisión de Pablo Casado de retrasar todos los nombramientos que tiene pendientes con el arranque de legislatura, incluso con prórroga de los equipos de la anterior, ha desconcertado en el PP por si esconde otra batalla interna. En la dirección del partido insisten en que prefieren ver primero cómo quedan los pactos autonómicos y locales para formar los equipos parlamentarios y recuerdan que para el Senado quieren contar con los designados por las asambleas elegidas el 26-M. En el caso del Congreso, se trata de llegar al momento de la designación de portavoz antes del verano, con el reparto del poder regional consolidado para hacer una demostración de fuerza o autonomía.
El nombre de Cayetana Álvarez de Toledo como posible 'delegada' de Casado en la Cámara Baja inquieta a los barones autonómicos que se consideran "de centro" y tampoco cae bien entre destacados miembros del Grupo Popular, casadistas de primera hora incluidos. Consideran que sería una portavoz dura y brillante, pero que no reúne las cualidades necesarias para "hacer equipo" ni para negociar con los demás partidos en una legislatura en la que el PP tendrá que hablar "con todo el mundo".
Las mismas fuentes reiteran que la diputada por Barcelona puede ser una magnífica representante de los populares en debates importantes o de fondo y aducen que para eso no tiene que ser la jefa e interlocutora con el resto de la Cámara. El equipo de Casado ya sondeó entre los diputados, también entre los más próximos, antes de los comicios autonómicos, y el resultado de las consultas enfrió el nombramiento más que el previsible desagrado de Alberto Núñez Feijóo o Juan Manuel Moreno.
La dirección del partido se siente reforzada después del 26-M y fuentes de Génova advierten de que el nombre de Álvarez de Toledo sigue sobre la mesa junto con el de otras diputadas llamadas a estar en el nuevo comité de dirección del grupo parlamentario, como Concepción Gamarra y Belén Hoyo.
"Si Casado propone en el comité ejecutivo a Álvarez de Toledo, ya habríamos tenido el titular del giro a la derecha y la vuelta del aznarismo", apuntan fuentes del Grupo Popular para justificar el retraso y pedir tiempo para que el presidente del partido acabe de encajar todas las piezas de su equipo para hacer oposición durante los próximos cuatro años. El mismo tiempo para consultas y reflexión que se tomaba Mariano Rajoy sin dar cuenta a nadie y agotando todos los plazos, aducen.
Durante las próximas semanas, Casado mantendrá al frente de los diputados del PP en el Congreso al secretario general saliente, José Antonio Bermúdez de Castro, mientras que en el Senado seguirá como portavoz 'en funciones' Ignacio Cosidó, a la espera de sus respectivos relevos efectivos. Pedro Sánchez también retrasa los trámites de su investidura, sesión que no piensa acometer hasta julio, ya en vacaciones parlamentarias.
En el Parlamento Europeo, la futura portavoz de los eurodiputados del PP, Dolors Montserrat, no toma posesión de su escaño hasta el próximo 2 de julio. El actual portavoz, Esteban González Pons, mantendrá el título de jefe de la delegación española durante ese mismo mes mientras se forman los grupos en la Eurocámara y se negocian los pactos para las instituciones, lo que le resultará de utilidad para sus planes de promoción en el seno de la organización de los populares europeos.
La decisión de Pablo Casado de retrasar todos los nombramientos que tiene pendientes con el arranque de legislatura, incluso con prórroga de los equipos de la anterior, ha desconcertado en el PP por si esconde otra batalla interna. En la dirección del partido insisten en que prefieren ver primero cómo quedan los pactos autonómicos y locales para formar los equipos parlamentarios y recuerdan que para el Senado quieren contar con los designados por las asambleas elegidas el 26-M. En el caso del Congreso, se trata de llegar al momento de la designación de portavoz antes del verano, con el reparto del poder regional consolidado para hacer una demostración de fuerza o autonomía.