Los testigos "incómodos": del jefe de Mossos enemistado con Forn al 'indepe' con placa

Incómodo. Que resulta molesto y produce malestar o no proporciona descanso al cuerpo. El juicio del 'procés' se llenó este miércoles de testigos incómodos. De momentos incómodos. La palabra la lanzó uno de los convocados para referirse a sí mismo. Fue el jefe político de los Mossos d'Esquadra, Albert Batlle. Otro de los defenestrados pre-referéndum. "Cómodo no me sentía. Estaba incómodo por cómo podían evolucionar las cosas", dijo para explicar su salida del cargo en julio de 2017 cuando se veía ya venir el 1-O. Y la palabra dejó poso.

Batlle, que no se sintió a gusto con el nombramiento de Forn, se autodefinió como incómodo pero no fue el único 'molesto' de la jornada. La mañana traía en el cartel el nombre de un citado con 'morbo'. Albert Donaire, máximo exponente, por su visibilidad en redes sociales, del independentismo en el seno de la policía autonómica. Polemista profesional en Twitter, supo hace semanas que hoy le esperaban en el Tribunal Supremo. Y no desaprovechó la oportunidad para alardear sobre todas esas cosas que pensaba hacer ante la misma cara del juez Marchena. Defender el uso del catalán, denunciar el juicio-farsa, apoyar a los presos, abrazarlos incluso.

Le salió el tiro por la culata. Perro ladrador, no mordió. Se sentó e hizo un timidísimo intento de hablar en catalán. Tan tímido que nadie lo notó, salvo el abogado de la acusación que había pedido que viniera, Vox. Javier Ortega Smith le preguntó qué cargo ostentaba en los Mossos y él contestó que era "agent". Pese a que no era muy difícil deducir que con eso quería decir "agente" -—solo había que añadir una e al final—, el letrado le espetó: "¿Y eso? ¿Qué quiere decir?".

Se olía la gresca y Manuel Marchena intervino con un doble, casi un redoble, de sus 'vamos a ver'. En cosa de un minuto, sin elevar la voz siquiera, logró que el agitador tuitero e 'instagramer', que venía pertrechado con toda la parafernalia 'indepe' —esteladas y lazos por doquier—, se convirtiera en un 'agent' de verdad. Solo tuvo que recordarle que lo procedente era que "no confundiera el escenario". "Usted es un agente de la autoridad", le dijo, para acto seguido refrescarle, otra vez, la memoria: "Usted está ahora ante la autoridad judicial".

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Incómodo. Molesto para los procesados. También lo fue la expresidenta de la AMI, que relató el episodio en el que se solicitaba la adhesión de los ayuntamientos de la asociación al referéndum como un gesto simbólico (cuántas cosas simbólicas hubo en ese 'procés'). La responsabilidad de la petición expresa a los municipios de que abrieran los locales a las urnas fue del Govern.

La jornada trajo también un punto de inflexión. Comenzaron los testigos de las defensas y la ronda se estrenó con un eurodiputado y la jefa de Protocolo de vicepresidencia. Y, de nuevo, se oteó la incomodidad en el ambiente. En concreto, la del abogado de Sànchez, Rull y Turull ante el orden que el tribunal ha establecido para realizar el interrogatorio. Pina lo que quería era poder preguntar el último. Que primero otras defensas y después la acusación le dejaran la pelota colocada para despejarla. La cuestión quedó pendiente de la decisión de los siete magistrados.

Y una novedad. La última de los testigos anunció que el expresidente de la ANC propuso acompañar personalmente a la secretaria judicial que vivió el cerco de la Consellería de Economía. ¿Fue un gesto en busca de una solución o acaso necesitaba protección? Habrá que esperar a la evolución del dato para ver si esta revelación le resulta al acusado cómoda o incómoda.