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Rabia extrema y terror total: los guardias civiles hablan de violencia descontrolada
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guerra de guerrillas en el supremo

Rabia extrema y terror total: los guardias civiles hablan de violencia descontrolada

La sesión fue una permanente escamaruza de las defensas con los agentes que estuvieron en los escenarios clave del 'procés'. Y con el presidente del tribunal

Foto: Foto: EFE.
Foto: EFE.

Según la Wikipedia la guerrilla es una táctica militar que consiste en atacar sin ser visto, hostigar al enemigo en el propio terreno, que sus miembros conocen muy bien, con destacamentos irregulares y dispersos. Las guerrillas utilizan ataques rápidos y sorpresivos. Uno de los documentos que incautaron uno de los cuatro guardia civiles que declararon este martes en el juicio estaba inspirado en esta táctica de guerra. La jornada completa en el juicio del 'procés', también. La sesión fue una permanente escamaruza de las defensas con los agentes de la Guardia Civil que estuvieron en los escenarios clave del 'procés'. La reyerta no impidió que los del Instituto Armado hablaran de situaciones de violencia descontrolada.

El intercambio entre testigos y abogados defensores rozó en ocasiones casi lo físico. Uno de los testigos llegó a devolverle un interrogante al abogado. Se pidió varias veces a la presidencia que se dieran avisos por perjurio. Reproches, ataques, repreguntas. Manuel Marchena intervino más que en ninguna otra ocasión, acotando el durísimo interrogatorio y ganándose, una y otra vez, desde el banquillo de las defensas, un reproche por estas intervenciones, la queja de que coarta la acción de los letrados. "Ya consta en la protesta y en cuatro escritos", dijo en uno de sus numerosos intercambios con la representación de los procesados.

Cuando las cosas no van bien, las aguas se revuelven. Y las defensas lo hicieron con los que sentaban a declarar y con el presidente del tribunal. Se reprochó, por enésima vez la limitación de visionado de imágenes. Curiosamente, vídeo que no se muestra en la sala, vídeo que se proporciona al segundo a la prensa (la victoria por el titular en medios se vende cara). Se reprochó el alcance del interrogatorio, el límite al objeto de las preguntas, que se permitieran ahondar en determinadas cuestiones. Todo lo que se podía reprochar se reprochó. Cosas que no, como la presencia en sala de testigos no citados en instrucción, también se reprocharon. Marchena tuvo que rescatar a Alonso Martínez y su voz sentando la base de la Justicia moderna ya en 1882. También dijo que este criterio que domina el juicio no es "extravagancia" suya sino decisión unánime de siete magistrados. Todos los que se sientan en el tribunal.

Foto: El presidente del tribunal y ponente de la sentencia, Manuel Marchena (2d). (EFE)
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La mañana ya empezó con los primeros escarceos. Por la tarde empeoró. Pasaban las cuatro cuando uno de los agentes citados, el tercero de la jornada, hizo su aparición en la sala. Antes que él dos compañeros del Cuerpo se habían ya referido a escenas de tensión en los distintos registros en los que participaron: insultos, tractores, sentadas. Pero este, el de menor rango, el miembro casual del operativo que actuó el 20 de septiembre en la Consellería de Exteriores, logró describir en poco más de una hora cosas que se intuían en otros testimonios pero habían quedado desdibujadas.

El guardia sorpresa

Lo que hizo el guardia con el TIP P35979V, cuyo rostro no se vio fuera de las cuatro paredes de la sala, fue dar no ya una pincelada sino un brochazo de trazo grueso, a la teoría de la Fiscalía que defiende que los episodios violentos no fueron aislados, que Cataluña se convirtió en septiembre de 2017 en zona de insurrección sostenida. Lo describió, con asombro en unas ocasiones -"no había visto nunca una falta de respeto así a los agentes, hasta el punto de que la gente trató de sustraer al detenido de manos de los guardia civiles- y con horror en otras -"no olvido las caras, las caras de las personas que no insultaban y ni siquiera sabían quien era el detenido".

Dijo que en la puerta de Exteriores vio "rabia descontrolada". Un capítulo de "terror total". También vio a Carme Forcadell parando en su coche oficial para saludar a los manifestantes con la ventanilla bajada. A una secretaria judicial (otra diferente) temblando y llorando. Botellas volando, cristales rotos por los golpes, amenazas de muerte y a un arrestado, el cargo intermedio de la Generalitat Xavier Puig Farré, suplicando que le sacaran de allí.

placeholder Altercados que se produjeron cuando agentes de la Guardia Civil trataban de sacar cajas de de la conselleria de Exteriores el 20 de septiembre de 2017. (EFE)
Altercados que se produjeron cuando agentes de la Guardia Civil trataban de sacar cajas de de la conselleria de Exteriores el 20 de septiembre de 2017. (EFE)

Al ambiente de guerrilla generalizado contribuyó también otro de los testimonios. El segundo agente entró por sorpresa de lleno en la malversación y describió todo el hilo conductor en el que sustenta este delito, el hermano pequeño de la rebelión casi siempre tapado por el protagonismo del último: desde los intentos de cobro de Unipost y la facturación que se realizaba en nombre de una empleada que (oh, sorpresa) estaba de baja, hasta el anuncio de las vías sufragadas con dinero del fondo de contingencia, Diplocat y la partida abonada por la Consellería de Raül Romeva o la cartelería y la identificación del misterioso Toni, al que se encontró una tarjeta prepago para llamar de incógnito a proveedores, escondida en un jarrón del salón.

Para el último testigo, el primero de los guardias civiles que habló de los hechos del 1-O, ya no quedaba munición. "Casos de patadas en la cabeza" y "un intento de sustracción de arma", bolas de acero, la trampa del Fairy, intentos de atropello con motos o coches. Describió ataques a los agentes en distintos puntos del mapa de centros de votación. El circo romano en el que los gladiadores salen a morir o matar, seguirá abierto toda la semana. Da la sensación de que, aparcadas ya las alabanzas y buenas formas, la guerrilla abandona los matorrales para entrar en campo abierto.

Según la Wikipedia la guerrilla es una táctica militar que consiste en atacar sin ser visto, hostigar al enemigo en el propio terreno, que sus miembros conocen muy bien, con destacamentos irregulares y dispersos. Las guerrillas utilizan ataques rápidos y sorpresivos. Uno de los documentos que incautaron uno de los cuatro guardia civiles que declararon este martes en el juicio estaba inspirado en esta táctica de guerra. La jornada completa en el juicio del 'procés', también. La sesión fue una permanente escamaruza de las defensas con los agentes de la Guardia Civil que estuvieron en los escenarios clave del 'procés'. La reyerta no impidió que los del Instituto Armado hablaran de situaciones de violencia descontrolada.

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