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¿Es España el país más feminista del mundo?
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¿Es España el país más feminista del mundo?

Un estudio realizado por Ipsos dibuja una sociedad española feminista donde se extiende la creencia de que hombre y mujer son iguales. En cambio, el resto de indicadores deja bastante que desear

Foto: Manifestación del 8 de marzo de 2018. (EFE)
Manifestación del 8 de marzo de 2018. (EFE)

A pocos días de celebrar el 8 de marzo, un estudio situó a España como uno de los países donde la creencia de la igualdad está más extendida. Sin embargo, hace solo dos años que el Día Internacional de la Mujer se celebra con actos multitudinarios tras despertar las conciencias casos como el de la Manada o tras quedar evidenciada la existencia de un techo de cristal. También siguen escuchándose los términos 'feminazi' o 'feminista amargada' como recurso habitual para dirigirse a aquellas mujeres que expresan su disconformidad ante la realidad patriarcal. Sin ir más lejos, desde la semana pasada, la organización ultraconservadora de ultraderecha HazteOir fletaba un autobús con estos términos y con el lema: 'No es violencia de género, es violencia doméstica'. Pues bien, entre toda esta maraña de contradicciones, el último informe de Ipsos, empresa global que se dedica al estudio de mercados, personas y sociedad, señala que solo el 9% de los encuestados considera que los hombres son más capaces que las mujeres en el desempeño de tareas.

Foto: Un hombre se concentra unto a mujeres feministas en Santa Cruz de Tenerife. (EFE)

Aunque ese simple 9% sigue resultando preocupante en el siglo XXI, según esta misma encuesta, que ha realizado entrevistas 'online' a alrededor de 1.000 personas por cada territorio, en Estados Unidos el porcentaje se eleva hasta el 22%, obviando que en países como China, Rusia o India las cifras superan el 50%. No obstante, lejos de acomodarnos en esa gratificante leve cifra, no hay que dejar a un lado el resto del informe, en el que se evidencia que se está lejos de conseguir la igualdad real.

Ante la pregunta de si se consideran a sí mismos feministas, el 63% de los españoles cree que sí, quedando así por encima de la media, que supone el 58%. Este número se disgrega entre el concepto que tienen los hombres y el que tienen las mujeres, pero sorprende que es casi el mismo (entre el 58 y 65%). De esto se podría deducir que culturalmente es algo muy asentado gracias a las iniciativas por parte de los colectivos e instituciones. Sorprendentemente, India se convierte en el país con el concepto de feminismo más extendido (83%), mientras Alemania solo registra un 37%.

"Yo me inclinaría a pensar que responden eso porque es algo que está de moda, es lo 'mainstream'. Hoy en día, ser feminista es socialmente correcto, tanto entre hombres como entre mujeres", afirma Vicente Castellanos, director del departamento de estudios sociales y opinión de Ipsos. Además, también considera que el concepto "ha perdido el matiz de radicalidad" que tuvo en el pasado y que incluso ahora mismo opciones políticas de centro derecha "están apuntándose al apelativo de feminista".

Foto: Un grupo de mujeres se concentra durante la manifestación del 8M. (EFE)

En este mismo estudio, se evidencia que España es la nación, por detrás de Japón, Turquía e incluso Brasil, en que las mujeres sienten más evidente la lacra de la desigualdad (73%). Con respecto a otros países de la Unión Europea, esta cifra está muy por encima de Reino Unido, por ejemplo, con un 30%; o Suecia, con un 26%. "Yo creo que la sociedad española ha aumentado mucho su sensibilidad hacia la diferencia de género, pero esto es un estudio de opinión, no de hechos. El 8 de marzo de 2018 pudimos comprobar que España fue uno de los sitios con más impacto en la movilización social, la sociedad ha avanzado muchísimo. De ahí que ese dato sea tan alto", explica Castellanos.

Las alarmas también saltan cuando se tratar de hablar públicamente sobre los derechos de la mujer. Hasta un 21% afirma tener miedo de expresarse, mientras que en Alemania, Canadá o Reino Unido el número se encuentra entre el 13 o 14%. Aun así, Castellanos concluye que el recorrido que ha hecho España en comparación con el resto de países es mucho mayor.

"Yo diría que venimos de una situación de desigualdad crítica entre hombres y mujeres, en que las mujeres no podían tomar ni sus propias decisiones sin contar con el hombre. Pero para conseguir ese cambio radical, ha hecho falta que cale en la sociedad como una moda y que todo el mundo abrace eso como una especie de síntoma de modernidad y progresión", señala, y aclara que siguen quedando escollos graves que abordar en cuanto a la desigualdad, "como el acoso laboral, el acoso sexual y la violencia de género".

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La mujer en la política

¿Y el peso de la mujer en política? Según la base de datos de la Unión Interparlamentaria, la organización internacional de los parlamentos, actualizada el 1 de enero de 2019, España tiene en la Cámara Baja 144 mujeres, sobre un total de 350 asientos, lo que supone un 41%. Mientras, en el Senado, la diferencia se amplía levemente: de un total de 266 asientos, solo hay 98 mujeres (37%).

En otras naciones con un sistema democrático semejante, las cifras incluso llegan a empeorar. En Reino Unido, el Parlamento y el Senado cuentan con un 31% y un 26% de mujeres, respectivamente. Suecia vuelve a colocarse como el país más igualitario, al conseguir casi paridad (47,3%) en la Cámara.

Quedó en la retina de todos aquella imagen de Theresa May, ataviada en un traje de chaqueta rojo, rodeada por el resto de líderes europeos en la cumbre celebrada en Salzburgo en septiembre de 2018. Si finalmente el Brexit tiene lugar el 29 de marzo, la presencia femenina en el Consejo Europeo pasará a correr entonces únicamente a cargo de Angela Merkel, canciller alemana, y de la presidenta lituana, Dalia Grybauskaité.

Estando la canciller alemana en el poder, se consiguió registrar el dato de paro más bajo desde la reunificación alemana (no llega ni al 6%), además de convertirse en la artífice de la era del bienestar germano. Merkel venció el techo de cristal en su propio partido, al ser la primera mujer, ciudadana de Alemania del Este y de religión luterana que lo presidió.

placeholder Theresa May, frente a sus socios europeos, en la cumbre de Salzburgo (Reuters)
Theresa May, frente a sus socios europeos, en la cumbre de Salzburgo (Reuters)

Pero no está sola. Hace algo más de un año, la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Arden, se convertía en la segunda mujer en dar a luz estando en el cargo (la primera fue la jefa de Gobierno de Pakistán Benazir Bhutto) y se ausentaba durante las seis semanas de baja de maternidad. Al acceder al cargo tras cerrar un acuerdo de gobierno con los verdes y un partido nacionalista, se convertía en la mujer más joven en ostentar el poder. Rompía así con nueve años de gobierno (y pensamiento) conservador.

Tomando como referencia el último estudio publicado por el Instituto Europeo para la Igualdad con fecha de 5 de marzo, la paridad entre hombres y mujeres en Europa está aún lejos de conseguirse, dada la baja representación femenina en la toma de decisiones. En los puestos de relevancia del ámbito político, económico y social, las mujeres suponen un 48,5 si el objetivo es alcanzar el índice 100 al respecto.

Foto: La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, con su bebé en la Asamblea General de la ONU. (Reuters)

Las cifras se reducen alarmantemente cuando se trata de su representación en parlamentos nacionales de los países miembros (30%). Pero los porcentajes caen aún más en cuanto a líderes femeninas entre socios comunitarios, llegando a solo el 18%. “La participación de la mujer en el debate político es imprescindible y con su infravaloración se está desaprovechando un potencial enorme”, declara Virginija Langbakk, directora del estudio ‘El poder de la mujer en la política’.

Investigadoras sin referentes

En paralelo, la Unesco señala que menos del 30% de los investigadores científicos en el mundo son mujeres. En España, la cifra se sitúa entre las más altas, ya que aumenta hasta el 40%, quedando por encima de países como Francia (27%) o Alemania (28%). Sin embargo, el número de catedráticas de universidad y profesoras de investigación no llega al 25%, según datos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Aunque el porcentaje de mujeres con estudios universitarios es mayor que el de los hombres, la Unesco explica en las conclusiones de dicho informe que el número es "muy reducido" en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas debido a los "estereotipos" a los que se enfrentan y a la "falta de referentes" en estos ámbitos.

Solo un 7% de las niñas se ve como científicas en el futuro, porque la "escasa visibilidad" de la mujer en áreas científicas "provoca poco interés por parte de las jóvenes", en palabras de la iniciativa 11 de febrero, plataforma que se dedica a la promoción de niñas y mujeres en la ciencia.

Foto: Una científica sostiene una píldora desarrollada en el laboratorio. (iStock)

La falta de referentes se ha producido no solo por la falta de interés por transmitir a las niñas la vocación, sino porque la Historia ha ensombrecido las labores de muchas científicas que vivieron eclipsadas por sus compañeros. Es el caso, por ejemplo, de Mileva Maric, la primera mujer de Albert Einstein. Fue una brillante matemática que le procuró la base matemática sobre la que se sustentan sus teorías.

Brecha salarial

En base al informe de 2016 de Eurostat, la oficina estadística de la Comisión Europea, los ingresos por hora brutos de las mujeres estuvieron de promedio un 16,2% por debajo de los de los hombres en la UE. En el caso de España, la diferencia es algo mayor al 14%. Sin embargo, los datos cambian cuando se divide entre empleo público o privado, llegando este último a casi un 20% por debajo de los trabajadores masculinos.

De estos mismos datos se deduce un mínimo de esperanza de cambio, ya que los trabajadores más jóvenes registran menos diferencias salariales entre géneros (solo del 7%), pudiendo significar así que esa tendencia permanecerá estable a medida que adquieran puestos de responsabilidad las personas que ya hayan heredado una educación más igualitaria.

En el caso concreto de España, según los últimos datos de empleo publicados el 4 de marzo, el 52% de las mujeres de 25 a 29 años ha finalizado estudios superiores, 11 puntos por encima de los varones, que no llegan al 41%. No obstante, las tasas de empleabilidad son peores en el primer caso, llegando a acumular un 59% del paro.

Poniendo en valor lo desglosado, España se sitúa, a nivel europeo, pero también mundial, como una de las naciones que más han avanzado en materia de igualdad. Teniendo en cuenta que la primera vez que votaron las mujeres en Reino Unido data de 1918, casi 20 años antes que en nuestro país y que tras ello se produjeron 40 años de dictadura en que se retrocedió en todos los derechos sociales obtenidos, estamos en el buen camino. Eso sí, los cambios solo se producirán de manera permanente si es a través de una educación igualitaria desde la infancia.

A pocos días de celebrar el 8 de marzo, un estudio situó a España como uno de los países donde la creencia de la igualdad está más extendida. Sin embargo, hace solo dos años que el Día Internacional de la Mujer se celebra con actos multitudinarios tras despertar las conciencias casos como el de la Manada o tras quedar evidenciada la existencia de un techo de cristal. También siguen escuchándose los términos 'feminazi' o 'feminista amargada' como recurso habitual para dirigirse a aquellas mujeres que expresan su disconformidad ante la realidad patriarcal. Sin ir más lejos, desde la semana pasada, la organización ultraconservadora de ultraderecha HazteOir fletaba un autobús con estos términos y con el lema: 'No es violencia de género, es violencia doméstica'. Pues bien, entre toda esta maraña de contradicciones, el último informe de Ipsos, empresa global que se dedica al estudio de mercados, personas y sociedad, señala que solo el 9% de los encuestados considera que los hombres son más capaces que las mujeres en el desempeño de tareas.

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